Turquía: De Ankara a Konya, a 250 km/h en tren de alta velocidad español

17 de octubre de 2015

Estaba previsto que hiciéramos el viaje en la línea de alta velocidad turca Ankara-Konya en uno de los 17 trenes Velaro D, de Siemens, comprados por los Ferrocarriles turcos. Son trenes aptos para 320 km/h. La línea de alta velocidad de Ankara a Konya tiene 306 km y se puso en servicio el 23 de agosto de 2011. Pero un mes antes de nuestro viaje, el Velaro había sido retirado del servicio comercial a causa de problemas de interacción tren-catenaria, que deben ser resueltos antes de volver a la vía. En su lugar hemos viajado en un tren de CAF, de alta velocidad, de los que ya vienen realizando los servicios entre Estambul y Ankara. Y este viaje lo hemos hecho ayer de ida y vuelta en el día, porque estos trenes hacen el trayecto en 1h 40'. Esto es lo que ha dado de sí el viaje y la visita a Konya.

Al ser viernes, los trenes circulaban bastantes llenos e incluso completos. La ida ha sido a media mañana y la vuelta en el último tren de la jornada, ya noche cerrada.


El andén 1 de la estación central de Ankara unos minutos antes de la partida del tren, ya situado en la vía

Las medidas de seguridad que se aplican en los trenes de alta velocidad de Turquía son importantes, extremadas más aún tras el último atentado frente a esta estación, el pasado día 10 de octubre. Por este motivo, los viajeros son identificados junto a sus billetes nominativos y se les hace pasar por un arco detector de metales. Los equipaje son inspeccionados en un escáner. No obstante, el embarque es rápido porque se forman hasta tres filas. Como estos trenes tienen 6 coches, pueden acumularse en ellas hasta 409 viajeros.

Habíamos elegido la clase Business porque la diferencia de precio con la Economic era de sólo 8 € y se reparte una consumición durante el viaje (bocadillo, galletas, agua, bebidas, etc.)


Curiosamente, el envoltorio de las toallitas que se incluyen en la caja del bocadillo tienen la imagen del Velaro aunque de momento no circule.



Mapa de la red ferroviaria de Turquía donde puede verse el trazado de la línea de alta velocidad Ankara-Konya


La primera parada la realiza el tren en la estación de la ciudad dormitorio de Sincan, situada al oeste de Ankara y a escasa distancia de la estación central. Muchas personas suben y bajan del tren en ella. Además, Ankara y Sincan están unidas por una línea de cercanías paralela a la que utilizan los trenes de alta velocidad.


El acabado interior de los trenes de CAF en Turquía es muy bueno, en especial en la clase Business. Todo el tren está alfombrado con la misma calidad de material como si de una mezquita se tratase. Los asientos de Business tienen en el respaldo una pantalla en la que se proyectan películas a escoger por el viajero entre los canales disponibles. La pantalla está coordinada con los auriculares entregados en el asiento. Casualmente esta foto presenta una lectura incorrecta del GPS acerca de la velocidad a la que circulaba el tren. No alcanza los 255 km/h. Todo lo más 251.

A bordo hay locuciones de megafonía en turco e inglés y lo más llamativo es que se dirigen en ellas a los viajeros como "Queridos viajeros y sus hijos". Realmente en Turquía hay una veneración por los hijos y las familias numerosas. Abundan los parques infantiles por todos lados y a los niños muy pequeños, incluso en el tren, se les dispensa una gran atención.


En Turquía se ha resuelto algo que en España se lleva dando vueltas desde hace meses. Los espacios para equipajes en la parte superior de los asientos tienen el mismo sistema que los aviones, en todo el tren. Un amplio espacio para bultos medianos se cierra durante el viaje, una vez colocados en su interior, como podemos ver en esta foto.



A poca distancia de Sincan se está construyendo un área de mantenimiento para los trenes de alta velocidad. Estas fotos, tomadas desde el tren, pertenecen a las obras de ese área.



El paisaje durante todo el trayecto entre Ankara y Konya es notablemente árido. Las imágenes que insertamos se repiten a lo largo de 300 km, como si viajásemos por el disierto de Los Monegros, en España.

La otra parada que el tren realizó en el viaje de ida fue en la estación de Polatli, precisamente donde está situado el triángulo que conecta la vía de Konya con la Ankara-Estambul.


La estación de Polatli entra dentro del grupo de estaciones de alta velocidad en medio de la nada y en un terreno semidesértico. La población está lejos y en ella hay una céntrica estación de la línea convencional. Si el viajero desea tomar un tren de alta velocidad debe venir hasta acá, uno de cuyos andenes vemos en esta foto de nuestro compañero de viaje, el ingeniero Dusko Djuric.


Llegar a las inmediaciones de Konya y transformarse el árido paisaje en un vergel fue como por ensalmo. La hierba crecía como si en esa tierra lloviese cada mañana. Pero esa magia la ejercían los numerosos aspersores diseminados para el riego por goteo.

A los parques sucedieron polígonos industriales y comerciales, muestra del ímpetu económico de Turquía, más parecida a un país europeo muy avanzado que a sus vecinos árabes.




Con gran puntualidad llegamos a Konya, cuya estación vemos en la foto. Había allí otra unidad de CAF y una composición de coches convencionales, que pudimos fotografiar antes de hacer una visita a la ciudad.


Los coches convencionales de los Ferrocarriles turcos presentan un inmejorable aspecto. Están cuidados y bien mantenidos. Junto a coches de butacas los hay también de literas y de camas. Precisamente en uno de estos últimos viajaremos hoy de Ankara a Izmir (Esmirna).


También pudimos ver esta locomotora fabricada por Hyundai-Rotem, cuya velocidad máxima es de 140 km/h y que se dedica a remolcar trenes bajo catenaria. Los Ferrocarriles turcos cuentan con 80 unidades iguales.

La visita a Konya nos mostró un ciudad dinámica, llena de parques muy verdes, edificios modernos, mucha gente en las calles, gran parte de ellos jóvenes. Turquía tiene 75 millones de habitantes, con una elevada proporción de menores de 30 años.


Edificio del ayuntamiento de Konya. La bandera de Turquía está por todas partes y a veces en tamaño muy notable. No podía faltar en esta fachada


En uno de los parques está esta estatua dedicada a los danzantes denominados "derviches", que giran y giran a gran velocidad sin perder la compostura.

Paseando por la ciudad no debemos dejar de referirnos a su red de tranvías, que cuenta actualmente con 25,5 km de extensión en la que circulan 60 tranvías de Skoda de piso bajo (Duewag GT8) y curioso diseño. La red está en expansión con una nueva línea donde habrá 1,8 km sin toma aérea de corriente. Para ella se han encargado 14 tranvías adicionales.







Los tranvías de Konya

La trama urbana está basada en grandes avenidas que cruzan la ciudad de un lado a otro. No faltan tampoco las pequeñas calles en la zona más antigua ni tampoco amplias travesías peatonalizadas con multitud de comercios, bares, teterías y restaurantes, en los que ayer viernes había tal cúmulo de personas disfrutando de las delicias culinarias de la cocina turca que evidencian el buen nivel económico de muchas familias.



Pero la gran atracción de Konya es su torre de 167 metros de altura denominada Kule Site que emerge entre el arbolado de los parques y es bien visible desde cualquier punto. Allá nos dirigimos a visitarla porque es el emblema de la ciudad.



Las vistas desde la cafetería en la parte superior son espectaculares y abarcan también la contemplación de varios kilómetros de la línea de alta velocidad en su acceso a Konya. La cafetería tiene un pasillo circular en torno a la torre y sobre ella hay aún un restaurante giratorio cuyos precios hacen honor a la altura en el que está situado.









Diversas vistas desde lo alto de la torre. En la foto inferior se ven muy bien la entrada en Konya de la línea de alta velocidad de la que la torre no está muy lejos

Tras degustar un menú turco a precio más ajustado en el Centro Comercial que está bajo la torre, desandamos el camino ya hacia la estación. El sol estaba en el horizonte y la torre presentaba un nuevo aspecto.



Nuestro camino de vuelta coincidió con los dos últimos rezos del día en las numerosas mezquitas de la ciudad. El atronador sonido de los altavoces llamando a la oración se esparcía por calles y plazas.



No lejos de nuestro camino se alzaban las torres de una de las más importantes mezquitas de Konya, que vemos aquí entre los árboles y un poste de la catenaria del tranvía.






La mezquita iluminada profusamente destacaba en la luz del ocaso

Llegamos a la estación para tomar el tren de alta velocidad a Ankara y nos sorprendió encontrar a la misma tripulación que nos había invitado a viajar en cabina desde Pendik a la capital turca. En este caso, ya de noche, el paisaje carecía de interés y la concentración del maquinista debía ser mayor, por lo que ni siquiera el segundo maquinista se quedó en ella.



Además de nuestro tren, estaba allí otro con material convencional, formado por coches cama y coches de butaca con destino a Izmir remolcado por esta flamante locomotora diésel de General Motors (Clase G26CW).

Este tren, cuya velocidad es mucho más reducida que la de los de CAF de Turq, nos recordó que con este viaje de vuelta concluían nuestros paseos por la alta velocidad turca y que ahora nos quedan varios días de viaje por su red convencional. De ellos daremos cuenta en otras entradas. (MAM)