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Europa: el ocaso de los trenes nocturnos (III)

9 de junio de 2015

Mapa de Europa con la línea divisoria del Telón de Acero en rojo, que tanto ha marcado la historia ferroviaria del pasado siglo

Durante 46 años, desde que terminó la Segunda Guerra Mundial y hasta 1991, Europa padeció una división física que se materializó en la construcción de lo que, con el tiempo, vino en llamarse el "Telón de Acero". Nuestro Continente quedó partido en dos con muros infranqueables. Esta división, que comportó notables problemas de comunicación por la imposibilidad de atravesarlo salvo por puntos muy concretos, causó también la partición de los ferrocarriles. Escasos trenes estaban autorizados a pasar de un lado a otro. Piénsese, por ejemplo, que en Berlín, los trenes occidentales terminaban en la estación de Zoologischer Garten, tras haber pasado la Alemania Oriental por los corredores habilitados, y los trenes orientales lo hacían en Ostbahnhof (léase esta entrada del Blog). En el centro de Europa, Viena era el punto final de los trenes europeos occidentales. Más al Este, los ferrocarriles miraban hacia Moscú o a las capitales de los países que estaban en manos de la URSS. Veremos cómo hoy día aún no se ha superado totalmente esta división en los ferrocarriles, por lo que respecta a los trenes nocturnos. Y también veremos qué papel ferroviario jugó Yugoslavia con trenes nocturnos a uno y otro lado


Los silenciosos tranvías de Cracovia

28 de abril de 2015

Habíamos estado varios días en Ostrava (República Checa) y el ruido de sus tranvías al circular por las calles ponía de los nervios a cualquiera. Parecía que se fuesen desarmando por el camino. Para colmo, el hotel donde nos hospedábamos estaba junto a una calle con fuerte circulación de tranvías a todas horas del día y de la noche, sonido que se colaba por las ventanas. Por eso, cambiar de ciudad y trasladarnos a Cracovia fue un descanso para los oídos. Sus tranvías me parecieron silenciosos por contraste y aquí tenemos a uno de ellos pasando bajo las vías de salida de su estación ferroviaria. Quizá puede ser éste el motivo para hablar de esa bella ciudad, algo que deseaba hacer desde hace tiempo, precisamente cuando estamos a punto de tomar un tren con un destino del que en breve hablaremos.

Polonia-Lituania, sin conexión ferroviaria

1 de julio de 2014

El futuro de la relación ferroviaria entre Polonia y Lituania parece próspero, cuando se lleven a cabo totalmente las obras de la nueva línea de alta velocidad Rail Baltica que unirá Varsovia con Tallinn pero, mientras duran las obras, esos dos países han quedado aislados por ferrocarril, tanto para viajeros como para mercancías. Un único tren diario parte desde la estación Zachodnia de Varsovia y penetra unos kilómetros en territorio lituano, hasta Šeštokai, donde concluye la vía de ancho estándar. Desde allá en adelante todo son obras y las vías están desmanteladas hasta Kaunas. En la foto superior, la frontera entre Polonia y Lituania. En ese punto desolado concluye la vía de un país y comienza la del otro. Este es el panorama cuando me dirigí desde Varsovia a Vilna, la capital de Lituania.

Varsovia, modernidad y competencia ferroviaria

26 de junio de 2014

Hace un par de años, por estas fechas, estuve en Varsovia. Ya describí en el Blog la impresión de aquellos días. Hacía poco tiempo que había terminado la Eurocopa y la ciudad -con cierto retraso- empezaba a mostrar el resultado de la transformación que se pretendía. Junto a la parte moderna, la Ciudad Vieja -Stare Miasto- me cautivó por la impresionante tarea de reconstrucción llevada a cabo donde la Segunda Guerra Mundial dejó sólo ruinas. Ahora he vuelto para incidir en aspectos más ferroviarios dentro del proyecto de la futura línea de alta velocidad Varsovia-Tallinn, que recorrerá los países bálticos. Y lo primero que me ha saltado a la vista es el enorme despliegue de modernidad que se esparce por doquier en la capital de Polonia y, junto a ello, el despliegue de la competencia ferroviaria en torno a la ciudad.

Próxima estación: Wieliczka Rynek-Kopalnia

10 de julio de 2013
Los trenes mineros están en franca decadencia en muchos países porque también lo están las minas. Por eso cuando en la estación central de Cracovia se anuncian trenes a la estación de Wieliczka Rynek-Kopalnia (Mina de Wieliczka) y en el andén 2 está una unidad eléctrica de la clase EN77, de 4 coches, que sustituye a otras anteriores de dos coches de la clase SA133 para tráficos locales de la "Pequeña Polonia", se siente curiosidad por saber de qué mina se trata. Ya tratamos en otra entrada sobre una visita a las minas de Almadén donde se emergía de las entrañas de la tierra en un tren minero. Pero ahora va a ser un tren en el que nos lleve a la mina. Y no es cualquier mina sino una de sal, que ha merecido la declaración de Patrimonio Cultural por parte de la UNESCO.

Auschwitz-Birkenau: aquellos trenes de la muerte...

9 de julio de 2013
Estoy escribiendo desde un campo de concentración. Mejor dicho, desde el complejo de campos de concentración de Auschwitz (I y III) y Birkenau, en el corazón del Voivodato de la Pequeña Polonia, muy cerca de su capital, Cracovia. No me han deportado aquí porque ya no se deporta a nadie. Ni siquiera he podido entrar en tren por esa puerta porque las vías desde Oswiecim hasta aquí ya no transportan su carga mortal en vagones, con hasta 80 personas en cada uno de ellos y hasta 10 días de trayecto. He venido voluntariamente porque -en esta convulsa Europa que a veces parece que no sabe a dónde va- es preciso echar la mirada hacia atrás y ver lo que pasó cuando la maldad corría presurosa por sus paisajes y vías ferroviarias. Mi cámara sólo saca fotos desvaídas cuando retrata de alambradas para adentro. Pero esto es lo que me encuentro. Me convulsiono y la piel se pone sudorosa bajo el intenso sol de un mes de julio en tierras polacas. (Seleccionar las fotos para ampliarlas)

Varsovia, aparte de la Eurocopa

4 de julio de 2012

Finalizada ya la Eurocopa 2012 con el éxito que todo el mundo sabe, no ha habido posibilidad alguna de que la "Roja" jugase un partido en el "Stadion Narodowy" de Varsovia, porque los cruces nos situaron en otras ciudades. Por eso me parecía interesante trasladarnos ferroviariamente a la capital polaca para disfrute de los aficionados que no han ido allá y para aquellos que, no siéndolo, deseen algún día ir a Varsovia.