Ayer, 17 de junio, tuve ocasión de hacer un viaje ferroviario ciertamente peculiar: circular en tren por las galerías de una mina. Los inicios del ferrocarril, especialmente en Gran Bretaña, estuvieron íntimamente ligados a los trenes mineros, que fueron su origen. En España hubo muchas líneas ferroviarias asociadas a la exportación de los productos de las minas desde la zona de producción hasta los lugares de embarque. Así sucedió en Asturias, cuyo despliegue puede leerse en este documentado trabajo de García Quirós, Pero igualmente sucedió en otras zonas de España: Huelva, Teruel, Murcia, Almería, etc. La mayor parte de esas líneas son hoy día Vias Verdes o simplemente fueron desmanteladas. Menos conocida todavía es la actividad ferroviaria en el entorno empresarial minero, con multitud de trenes de transporte del personal e incluso de mineral hasta la superficie o por el interior de las galerías. Mi conocimiento de esto último era prácticamente nulo.
Pues bien, ayer entre las actividades de una reunión de aficionados y expertos en ferrocarril, miembros de la Plataforma Internauta de Amigos del Ferrocarril, celebrada en Ciudad Real, surgió como sorpresa en el programa un desplazamiento a las Minas de Almadén para visitar detenidamente su Parque Minero, cuyo desarrollo de galerías puede verse en este documento. Y allí nos dirigimos algunos que todavía quedábamos en Ciudad Real, con la experta organización de nuestros compañeros de esa ciudad.
De esas minas se extrajo durante siglos el cinabrio, de donde se obtiene el mercurio (azogue) que se utilizaba para obtener a su vez en América el oro y la plata. Una vez obtenido el azogue se llevaba en carretas al puerto de Sevilla y desde allí, pasando por el de Bonanza, en Sanlúcar de Barrameda, llegaba a América en galeones. Esos mismos galeones traían oro y plata en el viaje de vuelta que ayudaba a financiar las numerosas contiendas que los reyes españoles tenían por todas partes.
Desde 2011 existe la absoluta prohibición del uso del mercurio, pero las minas de Almadén se habían cerrado ya en 2002 y los mineros reconvertidos a otros oficios, entre ellos a la construcción de los túneles ferroviarios, tareas que ya habían llevado a cabo en distintas zonas de España, cuando se construyó el ferrocarril. Era tanto el patrimonio minero de Almadén que en 2006 se convirtieron sus minas en un parque visitable, con enormes sorpresas.
Nuestra visita a las entrañas de la mina -que tiene una profundidad total de más de 700 metros- comenzó con la bajada en este ascensor, ante el cual nos hicimos una foto de conjunto.
Previamente habíamos visitado una zona explicativa.
Ya armados con casco y acompañados por un guía -antiguo minero- nos hundimos en el terreno a bastante profundidad, tanto en la zona visitable para los grupos generales como en otras galerías no abiertas de ordinario pero a donde nos llevaron como visita especial, detalle que agradecimos a los guías.
No voy a escribir la detalladísima visita que hicimos por varios kilómetros de galerías porque no es la finalidad de este blog. En esta foto, el guía (con camiseta amarilla) en un momento de la explicación. Detalles de lo que se puede ver están en uno de los documentos enlazados del Parque Minero. Y recomiendo vivamente llegarse hasta allá.
En un momento dado, en el recodo de una galería, nos topamos con este tren minero que nos devolvió a la superficie desde las entrañas de la mina.
La diferencia de cota en la superficie permite que el tren pueda desplazarse en horizontal desde bastante profundidad hasta el exterior de la mina.
La velocidad del tren en el recorrido fue más que notable y la estrechez de la galería, que amplificaba el ruido del desplazamiento, aumentaba también la sensación de velocidad.
Una vez en la superficie, pude fotografiar más cómodamente el tren utilizado y esta foto es la que encabeza esta entrada.
Aunque por motivos profesionales uno estaba acostumbrado a llevar casco, es la primera vez que lo he llevado para descender a una mina y para viajar en tren, aunque sea en este tipo de trenes. Por eso me llevé el recuerdo de disparar la cámara en sentido inverso para fotografiarme durante el viaje y aquí estoy, casi entonando el "Soy minero" como en la canción de Antonio Molina.
La vuelta a mi ciudad habitual la hice en un tren pero no tan pequeño, como se puede ver en la siguiente foto, tomada en la estación de Ciudad Real.
Paradójicamente, Almadén no cuenta con estación ferroviaria propia ya que la que lleva su nombre (Almadén-Almadenejos), en la línea de Ciudad Real a Badajoz, está a 13 km del pueblo minero. Sin embargo, cuenta con servicio de autobuses desde distintas poblaciones, entre otras, con Madrid. Por último, no hay que confundir Almadén, provincia de Ciudad Real, con Almadén de la Plata, en la provincia de Sevilla, situada en la Sierra Norte sevillana.
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P.S.: El 30 de junio Almadén ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.