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El ferrocarril europeo se llena de controles y vallas

30 de abril de 2016

El 14 de junio de 1985 se firmó en la localidad luxemburguesa de Schengen un acuerdo para la supresión de los controles fronterizos en la Unión Europea. Los firmantes iniciales fueron 5 estados miembros de la Unión Europea. El Espacio Schengen -que así ha pasado a denominarse la zona sin controles creado por el Acuerdo- está compuesta actualmente por 26 estados, de los cuales cuatro no son miembros de la Unión Europea. Ese acuerdo ha contribuido durante muchos años al impulso de los viajes entre los países firmantes, convirtiendo los desplazamientos en toda el área como si se hiciera dentro de cualquiera de los países. Los trenes, aviones, barcos, automóviles que se mueven entre países Schengen han multiplicado sus desplazamientos sin las trabas y controles que se padecen cuando se viaja fuera de ellos. Esto ha sido así durante años, pero las cosas empezaron a torcerse, primero con los actos terroristas y, más recientemente, con la crisis de los refugiados hasta el punto de casi hacer saltar por los aires el espíritu de ese Acuerdo. Y el ferrocarril ha sido una de sus víctimas. Europa no había conocido una situación así desde que en agosto de 1989 comenzaron a caer las vallas del Telón de Acero que dividió durante décadas nuestro Continente desde el Ártico hasta los Balcanes.

El ferrocarril protagonista de una huida desesperada (II): De Budapest a Belgrado, atravesando una férrea frontera

4 de octubre de 2015

Frontera ferroviaria entre Hungría y Serbia, al sur de la localidad de Kelebia. La barrera metálica de 175 km tiene aquí una puerta. El tren se detiene. Se abre la puerta, bajo la atenta mirada de un grupo de militares húngaros, colocados en el camión que se ve a la izquierda. Pasado el tren, la puerta vuelve a cerrarse y entramos en territorio serbio. He podido vivir hoy en directo lo que tantas veces hemos leído estas semanas atrás en los periódicos y visto en las cadenas de televisión. Pero por mucha información previa que se tenga, verlo en el propio lugar impresiona mucho más. Esa valla metálica tiene concertinas de púas a ras de suelo y en la parte superior, Es infranqueable. Además, por el lado de Hungría, hay un ancho pasillo en el que se ha despejado toda la vegetación y por donde transitan unidades militares. No estamos en los años del Telón de acero que dividió a Europa durante décadas. Esta frontera es de la Unión Europea. No he podido por menos que recordar aquel otro muro divisorio que crucé varias veces en los años 60 del pasado siglo. Aquél sólo tenía un añadido más: la franja de terreno estaba también minada. De momento aquí no hemos llegado a tanto. Pero antes de pasar por ese punto hemos recorrido bastantes kilómetros en tren pues el viaje ha comenzado en la estación de Budapest-Keleti a las 10 de la mañana.

Barcelona-Zürich, de tren directo a cuatro transbordos

26 de junio de 2013
Estación de Figueres-Vilafant. Cuando ya los TGV deberían llegar y salir de Barcelona-Sants aún es preciso transbordar en esta estación sin que se sepa hasta cuando

En el día de hoy he hecho el trayecto Barcelona-Ginebra-Zurich de una forma muy distinta a como solía realizarlo anteriormente. El 28 de mayo de 1989 se puso en servicio el Tren Hotel "Pau Casals", con material Talgo, que hacía el trayecto durante la noche entre Barcelona y Zurich sin que los viajeros debieran efectuar transbordo alguno. Ese tren -que estuvo en servicio hasta el 7 de diciembre de 2012- era de alta ocupación y buena calidad, incluyendo coche de Gran Clase con ducha incluida en el departamento. Cuando lo utilicé, me llamó también la atención la calidad de la restauración a bordo. Por si faltara poco, desde el 1 de junio de 1969 hasta el 18 de diciembre de 2010 circuló un tren diurno directo entre Barcelona y Ginebra: el "Catalán Talgo". Todo eso pasó a la historia y el viaje actual es una tortura para los viajeros, excepto para los amantes del ferrocarril.

Problemas en las fronteras ferroviarias europeas

17 de junio de 2013

Maniobra de acoplamiento de una locomotora eléctrica checa al tren directo Villach (Austria) - Varsovia en la estación de Breclav

Dentro de muy pocos días emprenderé un viaje ferroviario por diversos países de Europa Central en el que deberé pasar por 10 fronteras ferroviarias. A lo largo de ese recorrido -del que daré cuenta detallada en varias entradas del Blog- atravesaré casi toda España, pues el viaje se inicia en Cádiz, Francia, Suiza, sur de Alemania, sur de Polonia, Eslovenia, Hungría, Serbia y Croacia. Aunque ya he pasado por muchas fronteras en ferrocarril, varias de las que se incluyen en este periplo son inéditas para mí, lo que aumenta el interés del viaje. Con este motivo me ha parecido interesante hacer un resumen de algunos de los problemas existentes en las fronteras ferroviarias entre los países, porque éstos se acumulan mientras las fronteras políticas, en cambio, van desapareciendo.