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Bulgaria: Más de 1.000 km viajando en su ferrocarril (III). Varna y Burgas, las perlas búlgaras del Mar Negro

4 de noviembre de 2015

Estación de ferrocarril de Varna (Bulgaria) en la costa del Mar Negro

Recorrer Bulgaria en tren no es algo difícil. El no gran tamaño del país y la disposición de su red ferroviaria permite viajar en el día desde Sofia, que está en la parte más occidental, hasta la costa del Mar Negro, donde se encuentran las dos más bellas ciudades de Bulgaria: Varna y Burgas, con una gran tradición turística y rebosantes de historia desde la época romana. Y eso es lo que hemos hecho partiendo desde Sofia. La primera parte de este viaje es el trayecto hacia Varna desde donde luego nos dirigimos a Burgas, también en tren, aunque debimos realizar una pequeña parte en autobús a causa de las obras en las vías.

Estación de Estambul-Sirkeci: una joya perdida

23 de octubre de 2015

El café "Orient Express" fundado en 1890, en el edificio terminal de Sirkeci, viene prestando servicio desde entonces y conserva en su interior joyas fotográficas únicas

El 1 de junio de 1889 fue un día grande en Estambul. Llegó por vez primera el "Orient Express" procedente de París a la estación Sirkeci. El 19 de mayo fue un día triste en Estambul: llegó por última vez a la estación Sirkeci el "Orient Express". Pero la desdicha de la estación Sirkeci de Estambul no terminó ahí. En mayo de 2013 llegó a ella el último tren internacional. Y el 29 de octubre de 2013, con la inauguración del enlace ferroviario submarino Marmaray, la mítica estación que vio pasar por ella a personalidades importantes de toda Europa, pasó a ser únicamente un depósito de trenes de dudoso futuro, toda vez que ya no hay vías en servicio internacional que lleguen a ella y el trazado de parte de las vías ferroviarias que aún se conservan en superficie en Estambul, va a ser utilizado para la ampliación del Marmaray en la parte europea. Pero ayer, en el contexto de nuestros recorridos por Estambul y gran parte de Turquía, hemos querido acercarnos a Sirkeci para recordar lo que fue aquello en la ciudad y el asombro que debieron experimentar los viajeros nada más bajar del tren.

Europa: el ocaso de los trenes nocturnos (y IV)

19 de junio de 2015

Así de solitario estaba el 7 de enero de 2015 uno de los andenes de la estación Keleti de Budapest con el expreso nocturno Serdica Budapest-Sofia estacionado antes de su salida, ya noche cerrada. Un frío pavoroso recorría toda la estación. Apenas una docena de viajeros tomaron el tren ante mis ojos. Con esa foto y este texto queríamos abrir la última entrega de la serie sobre los trenes nocturnos en Europa. Muchos son los trenes de este tipo que salen cada día de Budapest hacia destinos principalmente del Este de Europa, pero con escasos viajeros. Alguno de esos trenes, como el D 341 Beograd Expres, sale de la estación Keleti para, a continuación, detenerse en la de Ferencváros, una estación secundaria, mal comunicada, con un minúsculo vestíbulo, bastante al sur del centro urbano. Tras abordar la situación de los trenes nocturnos en el resto de Europa, toca ahora ver cuales son los que quedan en la parte meridional del Este y en los Balcanes, donde aún subsisten bastantes. Y Budapest es nuestro punto de partida.


Victoria Station: tradición y modernidad en el corazón de la City londinense

21 de marzo de 2015

Londres es una ciudad que atrae por más que las modernas edificaciones, incluso en la City, están cambiando drásticamente el perfil tradicional de la ciudad. Y dentro de Londres, la belleza de sus estaciones emblemáticas, vestigio del pasado pero modernizadas para dar cabida en ellas a las necesidades del tráfico actual de trenes y a la atención de los viajeros. Con ocasión de nuestro viaje actual a Londres, hemos querido detenernos de forma especial en Victoria Station, la segunda estación londinense por número de viajeros, con 81.356.330 personas que pasaron por ella en el último año, según los datos oficiales.

Bucarest, la megalópolis de Rumanía

30 de enero de 2015

Ninguna imagen da una mejor idea de lo que el dictador Ceausescu quiso hacer de Bucarest que la vista del edificio del Parlamento desde la Plaza Unirii con el Boulevard del mismo nombre entre ambos puntos. Deliberadamente hemos dejado para el final de este viaje ferroviario por Rumanía, en el que hemos recorrido en tren más de 2.000 kilómetros por su red, hablar de su capital y de la megalomanía que presidió la vida política de ese personaje. En diciembre de 1989 terminó de forma violenta su mandato de 24 años que, si bien comportó mucho sufrimiento para ese país, contribuyó a hacer de la capital una megalópolis de grandes avenidas a base de demoler su casco histórico. Superada esa etapa de la vida política rumana, hoy Bucarest se ha convertido en una ciudad moderna, con zonas de negocios de altos edificios acristalados, parques bellísimos y una creciente red de comunicaciones en la ciudad y desde ella hacia todo el país, transformado profundamente desde su ingreso en la Unión Europea el 1 de enero de 2007.

En el tren "Hyperion" a Brasov, en Transilvania

16 de enero de 2015

Una de las más curiosas costumbres del ferrocarril de Rumanía es la larga fanfarria que suena por los altavoces de las estaciones precediendo a los avisos de megafonía. A fuerza de oírla ya la habíamos asimilado como algo normal pero ayer, de buena mañana, cuando nos disponíamos a tomar en Gara de Nord un tren para Brasov, en la Transilvania, la fanfarria cobró un matiz distinto. Había una espesa niebla en Bucarest y al ritmo de esa curiosa música emergió de la niebla esta unidad de Softrans, con morro de pescado y profusamente decorada. El nombre de este curioso tren -el único que posee esa operadora privada- es Hyperion. Rápidamente me vino a la memoria la tetralogía de Dan Simmons cuyo nombre es "Los cantos de Hyperion" basada en los poemas épicos del romántico inglés John Keats. La fanfarria, con la entrada casi triunfal de la unidad en el andén, nos llevaba a la procesión de los elefantes de la ópera Aida de Verdi, pero con forma de besugo. Y ese Hyperion nos iba a trasladar a la Transilvania, aunque sin llegar a la casa de Drácula, que habida cuenta del frío reinante debía estar hivernando.