Estamos en Hungría y esta foto de la Agencia Reuter es de hace justamente un mes, cuando el caos se apoderó de la estación Budapest-Keleti en la que miles de refugiados provenientes en su mayor parte de Siria, querían llegar a Alemania y otros países huyendo de los horrores de la guerra en aquel país. Este Blog, que está dedicado a los viajes ferroviarios en vivo y en directo, no podía sustraerse a este impresionante éxodo de cientos de miles de ciudadanos de países afectados por una guerra cruel y despiadada. Por eso nos hemos venimos al epicentro de este movimiento humano en el que el ferrocarril se ha transformado en el medio masivo de transporte para la huida. Hemos llegado a Hungría pero nuestro propósito es viajar más allá, atravesando Serbia y Bulgaria para ir a la Turquía asiática donde se reúnen los refugiados que dan el salto a Europa a través de Grecia y Macedonia. Tras varias semanas de viajes por todo ese corredor ferroviario volveremos hacia Occidente a través de Austria que sirve de puente, por medio de la estación central de Viena, para éste éxodo imprevisto, Veremos los problemas del desarraigo y aquellos con los que se han encontrado ya estos miles de personas tras el blindaje de las fronteras y las restricciones al tráfico ferroviario para dificultar sus movimientos.
Y esta otra foto es de hoy mismo y de ese mismo lugar, cuando la limpieza étnica parece haber borrado de Hungría cualquier rastro de esa masa humana para acabar desviando por otros países el éxodo a causa de la guerra.
Mientras recorría los solitarios andenes de Keleti esta mañana, mi cabeza ha retrocedido exactamente 50 años. Eran también los primeros días de octubre y quien les escribe -con apenas 21 años- estaba en 1965 siguiendo un curso en la Universidad de Colonia (Alemania), cuando un compañero alemán me habló de que llegaban trenes repletos de trabajadores españoles a la estación de Köln Messe/Deutz, una estación secundaria de esa ciudad alemana, situada en la margen derecha del Rhin. Lo que pude ver allí me sobrecogió ya que nada se hablaba en la prensa española de aquel entonces del flujo de la emigración económica española a la República Federal Alemana. Trenes franceses repletos de españoles llegaban directamente hasta allá desde la frontera de Irún. A su llegada, la Cruz Roja les daba bocadillos y vasos de leche. Tomé algunas fotos que no pude conservar ya que estaban en un carrete que días después me fue requisado por la policía comunista de la República Democrática Alemana (RDA) en un control en Berlín Este, al otro lado del muro. Pero he encontrado en internet este blog de un español emigrado a Alemana en aquellos años donde aparecen fotografías como ésta de la llegada de uno de esos trenes.
La fotografía tiene bastante similitud con la que abre estas líneas y creo que se trata de la misma estación de Colonia que visité entonces. Aquellos españoles iban ya con contrato de trabajo pero los refugiados que ahora llegan a Alemania lo hacen sin futuro a la vista, tratando de reconstruir sus vidas cuando los bombardeos han arruinado sus casas. Viajan con todo lo que poseen y los ahorros que han podido rescatar.
Cuando comenzó el éxodo masivo de refugiados el pasado mes de septiembre, el Gobierno húngaro tomó acciones rápidas. Ordenó construir una valla metálica en toda su frontera con Serbia, dificultando el acceso a pie de miles de personas. Bloqueó trenes e incluso valló las vías férreas. Mientras la valla tuvo huecos, miles de refugiados se agolparon en el Metro de Budapest y en sus estaciones ferroviarias, especialmente Keleti, para obtener billete en los trenes hacia Austria. Se suspendieron estos trenes a Viena y esos miles de personas comenzaron a acamparon en los bajos de la estación de Keleti y en sus inmediaciones, esperando la solución al problema. Mientras, desde Serbia los que allá quedaban buscaron una ruta alternativa a través de Croacia y Eslovenia, en trenes y autobuses.
Para evitar que volviesen a entrar de nuevo en Hungría el gobierno húngaro ha comenzado a extender la valla por la frontera con Croacia, blindando así toda sus fronteras sur, en una especie de nuevo telón de acero, que recuerda años de la división europea cuando todos esos países estaban al otro lado.
Valla de 175 km que separa Hungría con Serbia, tras su rápida construcción durante el mes de agosto
El blindaje de la frontera húngara es tan severo que las vías férreas también han sido valladas y sólo se abren cuando va a pasar un tren. En esta última foto, una composición avanza lentamente con un vagón verja para taponar la vía férrea en la frontera
Las imágenes de los refugiados tratando de obviar esos controles han dado la vuelta al mundo en prensa y TV por lo que no vamos a extendernos sobre ello.
Esta es una crónica de urgencia apenas llegados a Budapest, como inicio de esta serie de artículos en el Blog durante las próximas semanas.
Así de solitarios estaban también esta mañana el vestíbulo, los andenes y la zona subterránea de conexión con el Metro en Nyugati, la otra gran estación del centro de Budapest, que vio también llegar a miles de refugiados.
Y así de limpia también estaba la plaza ante la estación de Keleti, que vemos en la foto. donde hace menos de un mes miles de refugiados acampaban rodeados por la policía sin otra compañía que su desesperación. Una limpieza ciudadana que ha ido precedida de esa otra limpieza con tintes étnicos sobre la que la Unión Europea ha pasado casi de puntillas.
Mañana nos vamos en tren hacia la frontera con Serbia. Veremos cual es el panorama. (MAM)