Llegar a Sofia en el tren rápido "Nusic" procedente de Belgrado, que aquí vemos, puede causar una gran decepción al viajero. Aparte del pequeño tamaño del tren -sólo tenía dos coches-, la estación se encontraba en obras de tal calado que casi todo estaba a medio construir. En realidad la estación ya estaba allí y los andenes eran de excepcional longitud anteriormente, pero su reforma ha acrecentado la espectacularidad del entorno ferroviario para tan escaso tráfico. Por otra parte, la zona aledaña a la estación es la parte menos vistosa de la ciudad, con aceras intransitables, baches por todos lados, escasa iluminación y bastante caos organizativo. Bulgaria es un país pobre, el más pobre de la Unión Europea. Pero la decepción en la llegada no durará mucho si nos desplazamos hacia la parte moderna de Sofia.
Sofia tiene 1,3 millones de habitantes y su extensión es notable. Ha heredado de la época comunista un urbanismo a base de grandes avenidas arboladas en las que se ubican bloques destartalados de viviendas, casi infraviviendas ya por la falta de mantenimiento de los edificios.
Obras en la estación central de Sofia
Sobre estos mimbres, lo mismo que está sucediendo con el ferrocarril búlgaro, se está construyendo a marchas forzadas una ciudad moderna, con edificios espectaculares y bellos parques. Por todas partes se anuncian inversiones en carteles donde no falta la bandera de la Unión Europea. Y es que Bulgaria es un importante receptor de las ayudas comunitarias para reconstruir sus viejas infraestructuras y su tejido urbano.
En otra entrada anterior hemos destacado algunos aspectos generales de Bulgaria y de su ferrocarril. Como hemos estado un par de días en Sofia, antes de dirigirnos a una de las ciudades búlgaras del Mar Negro, hemos podido hacernos una idea de lo que la capital de ese país puede hoy ofrecer a sus visitantes con su nueva y moderna cara.
Por esa misma necesidad de desplazarse en la gran extensión de la ciudad, lo primero que desde nuestro propósito ferroviario nos interesa es la red de Metro de que se ha dotado Sofia. Actualmente sólo tiene construidos 36,1 km en dos líneas, pero los planes de expansión permitirán que lleguen hasta 52 km, con 47 estaciones. El número de viajeros diarios fue, en 2014, de 320.000. 52 trenes circulan habitualmente por esas dos líneas, una de cuyas estaciones está en el aeropuerto de la ciudad. Todo el material rodante es de fabricación rusa. La ayuda de la Unión Europa para la construcción de la red ha sido generosa y en agradecimiento, una de las estaciones se llama "Unión Europea", uno de cuyos andenes vemos en la foto de arriba. Los accesos a las estaciones a nivel de calle, cuentan con unas marquesinas acristaladas de sencillo diseño. Algunas estaciones tienen un diseño interior tan futurista que sorprende al visitante.
Salir por la boca de una de esas estaciones nos puede trasladar a avenidas como la que vemos en la foto. Si el origen de nuestro viaje ha sido el barrio de la estación del ferrocarril puede parecernos que nos hemos trasladado de país. El contraste es espectacular.
Las nuevas avenidas y los edificios singulares, dedicados a hoteles y grandes empresas, se esparcen en medio de grandes zonas ajardinadas, con pasos elevados peatonales que se aprovechan para exposiciones al aire libre sobre el pasado arqueológico de la ciudad. Sofia tiene una gran historia y ésta aparece en cada lugar donde se escarbe un poco.
Y excavar en el subsuelo de Sofia es lo que aparece por doquier a poco que se dé uno paseos por la zona centro. Ruinas de su pasado griego, romano u otomano se muestran con poco orden en calles y plazas.
La vida ciudadana discurre por la elegante calle Vitosha, totalmente peatonalizada, llena de franquicias de modas y de buenos restaurantes de comida búlgara a precios irrisorios. Está siempre muy animada y, si el tiempo acompaña, una buena opción es sentarse en alguna de las muchas terrazas a tomar la especialidad de la casa.
La calle Vitosha de la capital búlgara
Esta calle es ajena al ajetreo del tráfico urbano y a la de los numerosos tranvías que circulan por la ciudad en sus 15 líneas. Como curiosidad, hay dos anchos de vías para esos tranvías: el estándar y el métrico. La red inicia su explotación al inicio del siglo XIX y cuenta hoy con más de 300 km de líneas.
Algunas de las unidades tranviarias en circulación son de reciente diseño, pero otras -como los dos primeros tranvías de estas fotos- tienen ya muchos años de prestar servicio en Sofia. El primero de ellos es de ancho métrico y los segundos de ancho estándar.
No lejos de Vitosha se encuentran los principales edificios representativos de Sofia: la mezquita de Banya bashi, el Museo de Historia de la Ciudad, el Arqueológico y el edificio de la Presidencia de la República, que vemos todos ellos en estas fotos. Además, están el Parlamento o el Tribunal Supremo de Justicia, que tienen un corte arquitectónico más ecléctico, en consonancia con el anterior periodo de la historia de Bulgaria.
Quizá merecía Sofia algunos días más para penetrar en detalles interesantes de la ciudad, pero nos aguardaban viajes ferroviarios a las dos grandes ciudades turísticas de Varna y Burgas, en la costa del Mar Negro. Interesantes viajes y ciudades que describiremos en el siguiente capítulo. (MAM)