Quizá porque muchos trenes pasan de largo por ella, es poco conocida esta simpática y concurrida estación sevillana, inaugurada el 1 de mayo de 1860, cuando se puso en servicio la línea Sevilla-Jerez de la Frontera, primer paso para llevar el tren hasta Cádiz.
Como la estación de Utrera ha perdido su antiguo oficio de lugar de transbordo de los viajeros que iban de Cádiz a Granada, al haberse invertido el diseño del enlace entre la línea de Cádiz y el Eje ferroviario transversal de Andalucía, ha sido Dos Hermanas la que ha asumido ese papel. A diario y varias veces en el día, coinciden allí con separación de escasos minutos los trenes en una y otra dirección y los viajeros corren por el paso subterráneo para pasar de una a otra vía y continuar viaje en un tren distinto del que venían.
Además, Dos Hermanas es una estación importante del Núcleo de Cercanías de Sevilla, pues la ciudad donde se encuentra ha alcanzado ya la cifra de 130.000 habitantes.
Tanto ajetreo tal vez impide a los viajeros saborear un poema de Juan Ramón Jiménez vertido en azulejos, que se encuentra en la fachada de la estación, del lado de los andenes. Por eso me pareció interesante fotografiarlo para mostrarlo en el Blog.
Por si acaso no es fácil leerlo, transcribo el texto del poema.
¡DOS HERMANAS!
Cielo azul y naranjas:
¡Do Jermaaaaana!
... El tren no va hacia el mar, va hacia el verano
Verde de oro y blanco.
Una niña pregona: "¡Violeeeetaa!"
Un niño: "¡Aguiiiitaa frejca!"
Yo, en un escalofrío sin salida,
sonrío en mi tristeza y lloro de alegría.
- Dos cables: "Madre, Novia: Moguer,
Long-Island; Flushing: Naufragué, en tierra; en mar de amor."
Juan Ramón Jiménez
20-enero-1.912
Y es que Juan Ramón Jiménez era un profundo conocedor de esta tierra, por sus viajes. Y retrata muy bien la costumbre tan extendida de la venta ambulante pregonada en las estaciones, que fue muy corriente en España durante muchas décadas.
Poco ha variado la estación de Dos Hermanas desde su construcción como no haya sido el lavado de cara y la mejora de sus accesos. Por eso, en el vestíbulo se conserva el artesonado original y su arquitectura de estilo neomudéjar, con paredes esgrafiadas.
Los andenes están debidamente protegidos con marquesinas para hacer más llevaderos los rigores de la canícula, ya que el sol en esta tierra cae de forma inmisericorde.
Y ya sólo falta esperar al tren que a uno le lleve a cualquier parte que no son pocos los lugares a donde se puede ir desde Dos Hermanas.