Con más éxito que Varna para 2017, la ciudad búlgara de Plovdiv ha recibido el nombramiento de Capital Europea de la Cultura para 2019 y así lo celebra la ciudad con este enorme cartel colocado en una de sus calles y que vimos al llegar, dentro de nuestro viaje ferroviario por Bulgaria. Hemos venido desde Varna y Burgas, las ciudades costeras del Mar Negro y llegamos a Plovdiv para conocer la que es la segunda ciudad de Bulgaria en población (casi 350.000 habitantes). De paso, el ferrocarril en esa zona del país y el nudo ferroviario de Dimitrovgrad.
Plovdiv es una ciudad bellísima con un centro urbano lleno de restos arqueológicos, especialmente romanos, una zona moderna al norte y un río caudaloso, el Maritsa, atravesado por seis puentes, uno de los cuales es muy original, como veremos. Además cuenta con una gran estación ferroviaria y un notable tráfico de trenes de viajeros.
En todo este entorno, se está desarrollando un considerable número de obras de infraestructura ferroviaria que llegan hasta la frontera con Turquía y en las que participa la empresa española OHL, a través de su filial en la República Checa, junto con otras empresas más de diversos países. Además, la consultora de ingeniería española TYPSA forma parte del consorcio que supervisa los contratos.
Red ferroviaria de Bulgaria y situación de los nudos ferroviarios de Plovdiv y Dimitrovgrad en la transversal sur del país y en el eje norte-sur Rumanía-Turquía. El mapa global puede verse a tamaño grande en este enlace
La documentación sobre las citadas obras entre Plovdiv y Svilengrad, en la frontera con Turquía, que abarcan 150 km de vías, de las cuales 20 km son de doble vía, puede consultarse en este enlace, con croquis y detalle de las empresas adjudicatarias. Dentro de las numerosas obras de rehabilitación que se están llevando a cabo en toda la red de Bulgaria, quizá sea ésta la de mayor envergadura por su extensión. Estas obras cuentan con financiación de la Unión Europea ya que forman parte de los Corredores prioritarios IV y IX.
Al término de los trabajos, los trenes convencionales podrán circular a 160 km/h, lo mismo que en el resto de la red rehabilitada, y los trenes autopropulsados pendulares podrán hacerlo hasta 200 km/h. En este momento, los Ferrocarriles búlgaros carecen de locomotoras que puedan circular a más de 130 km/h y no han tomado aún la decisión de adquirir trenes autopropulsados eléctricos para esas velocidades, ya que los 25 trenes "Desiro" eléctricos con que cuentan sólo están homologados a 140 km/h.
Plovdiv tuvo ferrocarril muy tempranamente en Bulgaria. Tras la inauguración de la primera línea ferroviaria en el país, entre Russe y Varna, que conectaba Rumanía con esa ciudad del Mar Negro por el Este, se efectuó la conexión entre Constantinopla y Belovo por el Sur, lo que permitió que en 1874 Plovdiv tuviera ferrocarril al final de la dominación otomana de Bulgaria. En 1888 esa línea llegó hasta Sofia y se abrió al tráfico internacional.
En nuestro relato anterior, contábamos cómo para ir desde Burgas a Plovdiv tuvimos que tomar un autobús de sustitución entre Burgas y Cerkovski, la primera estación pasado Karnobat, al estar cerrada esa parte de la vía al tráfico de viajeros para acelerar las obras de rehabilitación.
En nuestro relato anterior, contábamos cómo para ir desde Burgas a Plovdiv tuvimos que tomar un autobús de sustitución entre Burgas y Cerkovski, la primera estación pasado Karnobat, al estar cerrada esa parte de la vía al tráfico de viajeros para acelerar las obras de rehabilitación.
Al hacer de nuevo el cambio al tren, la primera sorpresa fue encontrarnos este coche alemán de viajeros, algo distinto de los coches habituales de departamentos en todo el pasillo que usan los ferrocarriles búlgaros. Gran parte de los coches de viajeros de los ferrocarriles de Bulgaria son de origen alemán, comprados de segunda mano. Unos proceden de la antigua República Federal alemana y otros de los Ferrocarriles de Alemania del Este. En uno de nuestros viajes por Bulgaria debimos montarnos en un coche de literas que procedía precisamente de los extintos ferrocarriles de esa parte de Alemania. Tras una avería eléctrica que los literistas consiguieron arreglar con pericia, uno de ellos me comentó riendo: "Este coche lleva 35 años con nosotros y no sé cuantos llevaría en Alemania Oriental".
Pero el coche que tomamos estaba impecable en su interior. Incluso tenía enchufes para los móviles. Lo que ya no se cuida tanto en Bulgaria es el exterior de los coches de viajeros, que aparecen frecuentemente grafiteados sin que se borre la actuación de los vándalos.
Pero el coche que tomamos estaba impecable en su interior. Incluso tenía enchufes para los móviles. Lo que ya no se cuida tanto en Bulgaria es el exterior de los coches de viajeros, que aparecen frecuentemente grafiteados sin que se borre la actuación de los vándalos.
Y sin más, partimos hacia Plovdiv en la seguridad de que ya nuestro viaje iba a ser muy rápido por una doble vía totalmente renovada hasta en la electrificación.
Una de las primeras y escasas paradas que hizo nuestro tren fue en Jambol donde había esta muchedumbre esperándolo en el andén. Finalmente todo el mundo cupo porque no éramos tantos en el bus.
Daba gusto circular por estas vías donde nuestro tren podía ir perfectamente a 200 km/h pero que estaba lastrado por una locomotora con tope a 130.
En el resto del viaje cruce con mercantes apartados para dejarnos paso como éstos con tolvas de transporte de carbón.
Y también con otro tren de viajeros en sentido contrario. Aquí vemos a este coche bastante limpio por fuera lo que no era así en algunos otros de los coches del mismo tren. Por este detalle no publicamos algunas fotos, salvo que sea totalmente indispensable para el relato.
En la estación de Nova Zagora nos cruzamos con este tren de plataformas portacoches vacías remolcado por una "Taurus" de los Ferrocarriles austriacos (ÖBB), que realizan tráficos en Bulgaria y otros países del Este de Europa. Este modelo de "Taurus" es bitensión ya que en Austria se circula a 15 kV y en Bulgaria a 25 kV.
También en esa estación estaba esta locomotora diésel de segunda mano de DB Schenker Rail Bulgaria, subsidiaria de la operadora alemana, que realiza transportes de mercancías para el transitario rumano Logistic Center Danubius. Esta variedad de operadoras y locomotoras de mercancías da una idea de la liberalización efectuada en los Ferrocarriles de Bulgaria
En la estación de Stara Zagora pudimos ver el morro de este "Desiro" de Siemens, que hacen servicios regionales en la zona de Plovdiv y que tomaremos en otro día para ir a Dimitrovgrad.
Faltaba aún una hora para llegar a Plovdiv y nuestro tren paró en Chirpan, cuando ya había poca luz en el cielo para hacer fotos. Pero ahí está esa estación con poca gracia arquitectónica. Y llegariamos a Plovdiv casi oscurecido.
Hubo que esperar a otro día para poder hacer fotos de su estación ferroviaria, de estilo barroco, inaugurada en 1908 y diseñada por el arquitecto italiano Mariano Pernigoni, aunque Plovdiv contó ya anteriormente con estación cuando llegó aquí el ferrocarril en 1874.
Hay que recurrir a fotos antiguas, como la de esta postal de 1916, de la colección privada de Wolfgang Sauber, para apreciar la especial belleza de ese gran edificio. Por cierto que a la derecha vemos obras y éstas no parecían haber terminado aún porque a nuestra llegada a la estación y en los días sucesivos que allá estuvimos, estaba rodeada en la fachada que da a la ciudad por una enorme cantidad de vallas, de tal forma que había que saltar por encima de los trabajos para llegar hasta el vestíbulo. Sus once vías dan idea del tráfico que aquí hubo en épocas pasadas cuando los trenes eran remolcados por locomotoras de vapor y en Plovdiv hubo una extensa colección de ellas.
En la parte superior de la postal vemos que aparece el nombre de "Philippopoli" (Ciudad de Filipo) para referirse a la ciudad. Pues bien, ese es el nombre griego de Plovdiv, lo que evidencia que por aquí pasaron también los macedonios. Este nombre se le puso el año 340 a.C. y tuvo tanto éxito que llegó hasta el s. XX.
Cada época de la vida de Plovdiv dejó su impronta en el callejero y así quedó también en el larguísimo boulevard que desde la estación llega hasta más al norte del río Maritsa, con una longitud de unos 3 km.
Hemos recorrido ese boulevard en toda su longitud y en varias ocasiones ya que es la vía más rápida para llegar hasta el centro, que queda a su derecha si vamos hacia el norte. Es muy agradable pasear bajo esos árboles, dejando de lado las estrechas aceras con coches aparcados y el intenso tráfico de los dos sentidos de la calle. El boulevard lleva por nombre "Ruski" y ya podemos adivinar a qué parte de la historia de Bulgaria nos estamos refiriendo. Para mayor precisión, la mayor parte de los edificios a ambos lados de la calle tienen la impronta de la arquitectura de la época socialista. Edificios altos, con viviendas pequeñas, paredes muy sobrias algo destartaladas y pésimo mantenimiento, nada comparable con el centro histórico de la ciudad o los parques que aparecen diseminados por toda ella.
Las calles centrales muestran una ciudad muy viva culturalmente, que ha aflorado en su principal calle del centro las ruinas de un antiguo teatro, cuyas gradas pueden contemplarse mientras se toma café.
Un teatro romano muy bien conservado, situado en pleno centro de la ciudad, es otra de las joyas visitables.
La multiculturalidad de Plovdiv abarca también a lo religioso. A poca distancia la una de la otra podemos ver una mezquita y una iglesia ortodoxa, dedicada a la Virgen María.
Por el norte de la parte céntrica de la ciudad corre el río Maritsa, muy caudaloso y bien atravesado por diversos puentes entre los que destaca uno muy original, cubierto, lleno de establecimientos comerciales y por el que sólo transitan los peatones.
Plovdiv es una ciudad que requiere varios días para contemplar todo su pasado histórico y su presente industrial ligado a la transformación de su rica agricultura, entre cuyos productos destaca la de una conocida marca de cerveza muy popular en Bulgaria.
Dimitrovgrad, nudo ferroviario
Era nuestro interés acercarnos a ver una pequeña población denominada Dimitrovgrad, que no llega a los 40.000 habitantes pero que es un importante nudo ferroviario, como hemos explicado al comienzo.
Poco más de una hora se tarda en llegar en tren hasta ella, pero no es posible hacerlo sin transbordar ya que hay que cambiar de tren eléctrico a diésel, ambos unidades "Desiro" de Siemens. Las obras de electrificación aún no permiten conectar la catenaria en una parte del trayecto pues no están concluidas.
La estación de conexión es Parvomaj y sólo hay que cambiar de tren en el mismo andén.
La modernidad que se respira en el entorno de la estación de Dimitrovgrad contrasta con la realidad de la población en la que está enclavada, con los feos edificios de viviendas de la época socialista de Bulgaria que están diseminados por doquier, aunque algunos han sido decorados para evitar los eternos tonos grisáceos que suelen tener.
Al salir de Plovdiv en el "Desiro" pudimos ver la curiosidad que recoge la siguiente foto.
Se trata de una locomotora diésel de fabricación rumana (Electroputere 1971) y que ha sido alquilada por la operadora ferroviaria privada búlgara de mercancías BZK, la primera privada que puso material de tracción en las vías de Bulgaria tras la liberalización del tráfico ferroviario de mercancías en este país, en 2005. Actualmente BZK es una subsidiaria de la operadora rumana GFR. Como puede verse, conserva los colores de la librea rumana y sólo le han puesto encima una pegatina tapando el rótulo de la operadora rumana.
Rumbo a Turquía
La primera parte de nuestro viaje acababa en Plovdiv desde donde debíamos ir a Turquía para recorrer gran parte del país en tren. Inicialmente habíamos previsto ir desde Plovdiv a Estambul en el tren nocturno pero ante la expectativa de tener que recorrer en bus la parte turca del trayecto con llegada de madrugada a Kapikule, en la frontera, y sufrir dos controles de policía a tan temprana hora, nos hizo desistir y optamos por el bus diurno.
El autobús avanzaba rápido primero por las carreteras de Bulgaria y luego por la autopista hacia Turquía. Nuestra idea era pasar por Estambul sólo para tomar el tren de alta velocidad a Ankara y ya a la vuelta, tras recorrer ampliamente Turquía, detenernos en Estambul y visitar a fondo la ciudad, además de ver sus sistemas de transporte.
Mientras estábamos en la última parte de nuestro recorrido por Bulgaria, nos sorprendió la inquietante noticia del atentado en la estación de Ankara con el resultado final de 128 muertos y más de 800 heridos. Por eso, al llegar a la frontera de Bulgaria con Turquía pudimos ver la bandera turca a media asta, con la búlgara y la de la Unión Europea en primer plano.
Hemos anticipado en el Blog parte de nuestro viaje ferroviario por Turquía por lo que ahora queda por detenernos en aspectos más urbanos algo que abordaremos en las próximas entradas del Blog. (MAM)
Una de las primeras y escasas paradas que hizo nuestro tren fue en Jambol donde había esta muchedumbre esperándolo en el andén. Finalmente todo el mundo cupo porque no éramos tantos en el bus.
Daba gusto circular por estas vías donde nuestro tren podía ir perfectamente a 200 km/h pero que estaba lastrado por una locomotora con tope a 130.
En el resto del viaje cruce con mercantes apartados para dejarnos paso como éstos con tolvas de transporte de carbón.
Y también con otro tren de viajeros en sentido contrario. Aquí vemos a este coche bastante limpio por fuera lo que no era así en algunos otros de los coches del mismo tren. Por este detalle no publicamos algunas fotos, salvo que sea totalmente indispensable para el relato.
En la estación de Nova Zagora nos cruzamos con este tren de plataformas portacoches vacías remolcado por una "Taurus" de los Ferrocarriles austriacos (ÖBB), que realizan tráficos en Bulgaria y otros países del Este de Europa. Este modelo de "Taurus" es bitensión ya que en Austria se circula a 15 kV y en Bulgaria a 25 kV.
También en esa estación estaba esta locomotora diésel de segunda mano de DB Schenker Rail Bulgaria, subsidiaria de la operadora alemana, que realiza transportes de mercancías para el transitario rumano Logistic Center Danubius. Esta variedad de operadoras y locomotoras de mercancías da una idea de la liberalización efectuada en los Ferrocarriles de Bulgaria
En la estación de Stara Zagora pudimos ver el morro de este "Desiro" de Siemens, que hacen servicios regionales en la zona de Plovdiv y que tomaremos en otro día para ir a Dimitrovgrad.
Faltaba aún una hora para llegar a Plovdiv y nuestro tren paró en Chirpan, cuando ya había poca luz en el cielo para hacer fotos. Pero ahí está esa estación con poca gracia arquitectónica. Y llegariamos a Plovdiv casi oscurecido.
Hubo que esperar a otro día para poder hacer fotos de su estación ferroviaria, de estilo barroco, inaugurada en 1908 y diseñada por el arquitecto italiano Mariano Pernigoni, aunque Plovdiv contó ya anteriormente con estación cuando llegó aquí el ferrocarril en 1874.
Hay que recurrir a fotos antiguas, como la de esta postal de 1916, de la colección privada de Wolfgang Sauber, para apreciar la especial belleza de ese gran edificio. Por cierto que a la derecha vemos obras y éstas no parecían haber terminado aún porque a nuestra llegada a la estación y en los días sucesivos que allá estuvimos, estaba rodeada en la fachada que da a la ciudad por una enorme cantidad de vallas, de tal forma que había que saltar por encima de los trabajos para llegar hasta el vestíbulo. Sus once vías dan idea del tráfico que aquí hubo en épocas pasadas cuando los trenes eran remolcados por locomotoras de vapor y en Plovdiv hubo una extensa colección de ellas.
En la parte superior de la postal vemos que aparece el nombre de "Philippopoli" (Ciudad de Filipo) para referirse a la ciudad. Pues bien, ese es el nombre griego de Plovdiv, lo que evidencia que por aquí pasaron también los macedonios. Este nombre se le puso el año 340 a.C. y tuvo tanto éxito que llegó hasta el s. XX.
Cada época de la vida de Plovdiv dejó su impronta en el callejero y así quedó también en el larguísimo boulevard que desde la estación llega hasta más al norte del río Maritsa, con una longitud de unos 3 km.
Hemos recorrido ese boulevard en toda su longitud y en varias ocasiones ya que es la vía más rápida para llegar hasta el centro, que queda a su derecha si vamos hacia el norte. Es muy agradable pasear bajo esos árboles, dejando de lado las estrechas aceras con coches aparcados y el intenso tráfico de los dos sentidos de la calle. El boulevard lleva por nombre "Ruski" y ya podemos adivinar a qué parte de la historia de Bulgaria nos estamos refiriendo. Para mayor precisión, la mayor parte de los edificios a ambos lados de la calle tienen la impronta de la arquitectura de la época socialista. Edificios altos, con viviendas pequeñas, paredes muy sobrias algo destartaladas y pésimo mantenimiento, nada comparable con el centro histórico de la ciudad o los parques que aparecen diseminados por toda ella.
Las calles centrales muestran una ciudad muy viva culturalmente, que ha aflorado en su principal calle del centro las ruinas de un antiguo teatro, cuyas gradas pueden contemplarse mientras se toma café.
Un teatro romano muy bien conservado, situado en pleno centro de la ciudad, es otra de las joyas visitables.
La multiculturalidad de Plovdiv abarca también a lo religioso. A poca distancia la una de la otra podemos ver una mezquita y una iglesia ortodoxa, dedicada a la Virgen María.
Por el norte de la parte céntrica de la ciudad corre el río Maritsa, muy caudaloso y bien atravesado por diversos puentes entre los que destaca uno muy original, cubierto, lleno de establecimientos comerciales y por el que sólo transitan los peatones.
El puente peatonal cubierto de Plovdiv con su galería comercial y su colorista aspecto exterior sobre el verde de la vegetación fluvial
Plovdiv es una ciudad que requiere varios días para contemplar todo su pasado histórico y su presente industrial ligado a la transformación de su rica agricultura, entre cuyos productos destaca la de una conocida marca de cerveza muy popular en Bulgaria.
Dimitrovgrad, nudo ferroviario
Era nuestro interés acercarnos a ver una pequeña población denominada Dimitrovgrad, que no llega a los 40.000 habitantes pero que es un importante nudo ferroviario, como hemos explicado al comienzo.
Poco más de una hora se tarda en llegar en tren hasta ella, pero no es posible hacerlo sin transbordar ya que hay que cambiar de tren eléctrico a diésel, ambos unidades "Desiro" de Siemens. Las obras de electrificación aún no permiten conectar la catenaria en una parte del trayecto pues no están concluidas.
La estación de conexión es Parvomaj y sólo hay que cambiar de tren en el mismo andén.
El intercambio de los viajeros entre dos trenes "Desiro", uno eléctrico y otro diésel en la estación de Parvomaj
Interior de uno de los "Desiro" que tomamos en este corto viaje de un día
Estación de Dimitrovgrad con sus vías ya modernizadas y la catenaria instalada pero aún sin tensión. El "Desiro" diésel en el que vinimos reposa en el andén para el viaje de vuelta
La modernidad que se respira en el entorno de la estación de Dimitrovgrad contrasta con la realidad de la población en la que está enclavada, con los feos edificios de viviendas de la época socialista de Bulgaria que están diseminados por doquier, aunque algunos han sido decorados para evitar los eternos tonos grisáceos que suelen tener.
Al salir de Plovdiv en el "Desiro" pudimos ver la curiosidad que recoge la siguiente foto.
Se trata de una locomotora diésel de fabricación rumana (Electroputere 1971) y que ha sido alquilada por la operadora ferroviaria privada búlgara de mercancías BZK, la primera privada que puso material de tracción en las vías de Bulgaria tras la liberalización del tráfico ferroviario de mercancías en este país, en 2005. Actualmente BZK es una subsidiaria de la operadora rumana GFR. Como puede verse, conserva los colores de la librea rumana y sólo le han puesto encima una pegatina tapando el rótulo de la operadora rumana.
Rumbo a Turquía
La primera parte de nuestro viaje acababa en Plovdiv desde donde debíamos ir a Turquía para recorrer gran parte del país en tren. Inicialmente habíamos previsto ir desde Plovdiv a Estambul en el tren nocturno pero ante la expectativa de tener que recorrer en bus la parte turca del trayecto con llegada de madrugada a Kapikule, en la frontera, y sufrir dos controles de policía a tan temprana hora, nos hizo desistir y optamos por el bus diurno.
Autobús directo a Estambul desde la estación de autobuses de Plovdiv a media mañana para llegar a la ciudad turca a última hora de la tarde
El autobús avanzaba rápido primero por las carreteras de Bulgaria y luego por la autopista hacia Turquía. Nuestra idea era pasar por Estambul sólo para tomar el tren de alta velocidad a Ankara y ya a la vuelta, tras recorrer ampliamente Turquía, detenernos en Estambul y visitar a fondo la ciudad, además de ver sus sistemas de transporte.
Mientras estábamos en la última parte de nuestro recorrido por Bulgaria, nos sorprendió la inquietante noticia del atentado en la estación de Ankara con el resultado final de 128 muertos y más de 800 heridos. Por eso, al llegar a la frontera de Bulgaria con Turquía pudimos ver la bandera turca a media asta, con la búlgara y la de la Unión Europea en primer plano.
Hemos anticipado en el Blog parte de nuestro viaje ferroviario por Turquía por lo que ahora queda por detenernos en aspectos más urbanos algo que abordaremos en las próximas entradas del Blog. (MAM)