Finlandia es un país donde ha triunfado la ecología. Esto se nota ya en la contemplación de su paisaje desde el aire, antes de aterrizar, con un panorama dilatado de bosques y lagos, muchos lagos de todos los tamaños. Y la ecología también ha penetrado con firmeza en su mundo ferroviario. Lo más vistoso del ferrocarril son las estaciones y los trenes que recorren cada día sus redes. Y en Finlandia desde hace poco, la operadora estatal, única que existe aquí, está pintando todos sus trenes de alegres colores donde el verde suele ser el dominante. Pero no es eso todo. La alegría inunda también las estaciones con luz y color, comenzando por la de Helsinki a la que vamos a dedicar esta entrada.
Esta es la fachada de la estación central de la capital finlandesa en la que la ausencia de las estatuas a los lados de la entrada -por el motivo que ya he contado en la anterior entrada- ha sido suplida con esos telones decorados.
Y nada más superar los gruesos portalones de madera, para proteger el vestíbulo del frío invernal, se nota que la estación es muy distinta de otras del continente europeo.
El sobrio vestíbulo con su bóveda de cañón muestra el estilo modernista diseñado para toda la terminal por el arquitecto finlandés Eliel Saarinen, en 1909. Si no fuera porque el Metro de Moscú se comenzó a construir en 1935, el viajero creería que se haya en la antesala de una de sus estaciones, con esas lámparas colgando del techo. Pero no es así. Su autor inauguraba un estilo que luego continuó en algunas otras edificaciones de Helsinki e incluso en otras estaciones ferroviarias finlandesas, como la de Vyborg, e incluso en los Estados Unidos, porque Saarinen se trasladó allá en 1923 y llegó a ser profesor en la Universidad de Michigan, con numerosas obras arquitectónicas en su haber.
En la cafetería de la estación aparece ya este mural con un toque ecológico, en el que se representa el paisaje más repetido en Finlandia cuando el sol ha fundido ya los hielos y reverdecido los árboles.
Las máquinas de autoventa llevan todas ellas el color verde de la operadora ferroviaria VR, como preludio de lo que vendrá después, nada más se acceda a la playa de vías. Cuando uno llega allá se pregunta cómo en un país tan alegre y luminoso como el nuestro los trenes son de un blanco impoluto de etiqueta, con leve incursión de una línea morada que se envuelve hasta la saciedad las máquinas de autoventa. Demasiado formalismo visual. Lo único formal que había en esta estación finlandesa eran las grandes estatuas de la entrada y ya la gente se ha encargado de hacer con ellas todo tipo de bromas.
Las toperas quedan casi cubiertas a la vista por estos jardines ecológicos y entre medio de ellos un puesto de venta de frutas variadas que los viajeros se llevan con afán pues las frutas, muchas de ellas del bosque, u otras importadas, son un plato importante en la dieta finlandesa.
Toda la cubierta de la estación es de cristal y la luz y el sol entran a raudales por ella, como podemos ver en la foto inicial de la entrada. Quizá por la falta de luz que hay en estas tierras durante varios meses al año, en el diseño se pensó en capturarla al máximo posible y no dejar resquicio a la sombra que esa ya la pondrá inexorablemente el calendario.
No es la estación central de Helsinki un lugar de mucho ajetreo viajero como pueden serlo las grandes terminales francesas, españolas, alemanas o italianas, que a veces agobian con la cascada de mensajes de megafonía, el movimiento de las masas o el ajetreo de los trenes y sus frenos chirriantes e incluso el de las molestas carretillas de servicio. Si uno cierra los ojos en este lugar apenas percibirá ninguno de esos sonidos. Quizá las carreras de unos chavales, el goteo del agua que riega parcamente los arriates y algún pasajero con prisa que marca más sus talones en el pavimento. En esta estación se ha instaurado el silencio. Y eso, en el mundo ferroviario es muy de agradecer.
Además, sólo 67 pares de trenes de Larga Distancia utilizan diariamente esta estación, aunque son numerosos los de Cercanías y los Regionales. Entre los de Larga Distancia no hay más que 4 pares de trenes nocturnos: los de la línea de Kolari, los de Rovaniemi y Kemijärvi (el "Santa Claus Express"), desdoblados en verano, y los de San Petersburgo y Moscú, cuyo personal viste un curioso uniforme casi militar con gorra de plato ancha como la de los soldados rusos.
Y los trenes internacionales se reducen a los "Allegro" diurnos de San Petersburgo (4 diarios por sentido) y el mencionado expreso de Moscú, cuyo nombre es "Tolstoi".
Finlandía, con su situación geográfica y su ancho de vía ruso, está aislada de su vecina Suecia -ancho de vía estándar- porque la conexión entre Tornio (Finlandia) y Haparanda (Suecia), en el Golfo de Botnia, quedó clausurada en 1992 porque ese diferente ancho de vía imponía transbordos de viajeros y mercancías que encarecían notablemente el servicio. Tampoco está en servicio el ramal por el nordeste desde Kemijärvi hasta la frontera con Rusia. De momento, la única conexión internacional con este país es a través de Vainikkala.
Un detallado mapa de la red ferroviaria finlandesa y sus características podemos verlo en este enlace. Son 5.741 kilómetros, todos ellos en ancho ruso, con un nivel de líneas electrificadas cercano al 50%, a 25 kV 50 Hz. En 2012 los trenes de VR transportaron a 95,5 millones de viajeros. Teniendo en cuenta que el país, cuya superficie es de 338.000 km cuadrados, tiene sólo 5,3 millones de habitantes, se deduce el alto porcentaje de viajeros ferroviarios.
Y ahora vamos a repasar los silenciosos trenes de la estación central, casi todos ellos con colores alegres y dibujos ecologistas.
Quizá el que se salga de esa línea visual sea el expreso "Tolstoi" de Moscú, con coches convencionales de antiguo diseño, aunque muy cuidados y bien mantenidos.
Hoy le habían cambiado la locomotora por otra de la misma serie pero con la librea antigua de VR. Quizá combine mejor con los colores grises y rojos de los coches rusos. Al fin y al cabo esa locomotora es de fabricación rusa también. También llevaba un coche más, hasta 15, aunque el número de viajeros parecía más bien escaso. A ese tren suben ya bastantes en territorio ruso, en especial en San Petersburgo.
Mucho más alegres son los trenes "Allegro" de día que unen Helsinki y San Petersburgo. Son trenes eléctricos basculantes de Alstom, los "Pendolino", de 7 coches, cuya velocidad máxima es de 220 km/h. A partir del día 27 de octubre de 2013, estos trenes cambian sus horarios de acuerdo con este esquema.
Lo que se ve en segundo plano es un curioso tren nocturno cuyo nombre es el "Santa Claus Express" que lleva coches cama de dos pisos. El destino de ese tren es Rovaniemi y Kemijärvi, cuyo último tramo no está electrificado por lo que el tren lleva también en cola un vagón generador diésel para dar servicio a los coches.
En esta otra foto vemos mejor uno de esos coches cama de dos pisos de los que está compuesto casi todo el tren. Creo que sólo Alemania, en Europa, los usa también. Están fabricados por la empresa finlandesa Transtech, que estuvo relacionada con la española Talgo.
A medida que se va implantando la nueva librea colorista en todo el material ferroviario aparecen coches, como éste de dos pisos de plazas sentadas para servicios diurnos de Larga Distancia, no sólo con colores alegres sino con divertidos dibujos.
En otros trenes del modelo "Pendolino" para servicios interiores de Larga y Media Distancia aparecen también dibujos relacionados con el paisaje y la fauna finlandesa. Es interesdante saber que la operadora estatal VR , al tiempo que está cambiando la librea de todos sus trenes al verde, ha adoptado un lema que aparece inserto en todo su material y en su publicidad y dice así en finlandés: "Vihrein valinta" que traducido al castellano sería "la opción más verde".
La combinación de colores y de coches de diversas alturas en los mismos trenes ofrece esta curiosa perspectiva ferroviaria en las vías de la estación central.
Todavía hay unidades que no han recibido los nuevos colores, como éstos que vemos aquí. En la primera foto, unidad eléctrica de cercanías de Alstom, "Pupu" (conejito, en castellano), y en la segunda los antiguos trenes "Sami", construidos en 1975 pero modernizados posteriores y que también son de cercanías. "Sami" es el nombre de los habitantes de Laponia.
Precisamente la vía posterior al último de esos trenes, la que lleva el número 13, es en la que el 4 de enero de 2010 una composición vacía de viajeros rebasó la topera e irrumpió en las oficinas de una empresa auditora contigua al hotel que vemos en esta foto.
El accidente se saldó sin víctimas aunque con bastantes daños en los bajos del edificio situado justamente al final de las vías.