Viena, entre valses, polkas, palacios y estaciones

6 de noviembre de 2012
Esta es la maqueta de la gran estación central del Viena, cuyas obras en su primera fase -la ferroviaria- están a punto de terminar, para dotar a esa gran ciudad de la estación central que nunca tuvo.

Me sentí traído por la capital austriaca desde muy joven, cuando asistí a la proyección de la famosa película "El tercer hombre", con Orson Welles y Joseph Cotten, sobre un intrigante guión del escritor británico Graham Greene, en el que nada es lo que parece, excepto el marco urbano de una ciudad dividida por la Segunda Guerra Mundial, en la que todos recelan de todos y nadie se fía de su vecino.

En la memoria me quedó grabada la escena en la que se ve a Joseph Cotten en el "Prater" con la noria del parque de atracciones como fondo de la escena, mientras la cítara de Anton Karas toca de forma machacona el "tema de Harry Lime".



Cuando pude lanzarme a conocer mundo, aprovechando las vacaciones universitarias, Austria incluyendo a Viena estaban entre mis destinos preferidos. Muchas sensaciones y experiencias extraje de aquel primer viaje a Austria a mediados de los años 60, aunque ningún recuerdo gráfico conservo porque mi escaso presupuesto no me daba para máquina de fotos. Recuerdo especialmente como final de esa estancia, el viaje interminable en un expreso desde Viena hasta Colonia, en Alemania, recorriendo todo el país austriaco por el valle del Inn y el de Alemania por el del Rhin, uno de cuyos alicientes era traspasar el Arlbergtunnel de más de 10 km, entre St Anton y Langen. El hecho de que estuviera electrificado quitaba romanticismo al paso del tren por su interior aunque eliminaba la peligrosidad que tuvo durante los muchos años en los que los trenes eran arrastrados en su interior por locomotoras de vapor.

En fecha reciente decidí hacer una inmersión prolongada en la vida vienesa. Palpar sus calles, asistir a conciertos para empaparme de la música que cada año la televisión nos ofrece con la retransmisión del Concierto de Año Nuevo, visitar sus estaciones, palacios, jardines, etc., todo lo que contribuyera a darme el pálpito auténtico de una ciudad que está en Europa a caballo entre el Oriente y el Occidente y que es algo más que la música de sus valses.

Hace unos meses ya escribí sobre la estación ferroviaria y de metro de la Karlsplatz, cuya singular arquitectura rivaliza con su entorno en el que se encuentra lo más granado de la música vienesa. Pero ahora quería ampliar esa visión a muchos más aspectos cuando están a punto de culminar las obras de la gran estación central situada en los terrenos donde antaño estuvo la Südbahnhof, construida en 1840 cerca del Palacio de Belvedere y cerrada en 2009 para ser demolida poco después, ya que su solar se necesitaba para el barrio financiero que se quiere construir junto a la nueva estación central.

Fachada principal de la desaparecida Südbahnhof hacia finales del siglo XIX. Aunque luego fue modernizada -prácticamente rehecha- en los años 50 del pasado siglo, su configuración en fondo de saco no permitía una explotación ágil de las circulaciones. Mientras concluyen las obras de la estación central, Westbahnhof y la provisional Südbahnhof (Ost) -ambas en fondo de saco- junto a otras de menor importancia, como Meidlinggestionan las numerosas conexiones ferroviarias de Viena.

Vista aérea del enorme solar donde se está levantando la estación central pasante. Esta fotografía forma parte de los paneles de la exposición montada en un edificio aledaño a las obras. La parte sin construir es el solar que ha quedado tras el derribo de la Südbahnhof. A la derecha se ven los andenes de la estación provisional desde la que parten numerosas circulaciones, entre otras a Bratislava, tal como conté en la entrada enlazada del Blog.

Y este es el montaje de las grandes piezas que cubren los andenes de la nueva estación, cuyo vestíbulo estará en la parte inferior con un centro comercial añadido.

Esta pabellón provisional es lo que queda del nombre de la Südbahnhof construido donde estaba la terminal de Ostbahn y que ahora gestiona las circulaciones hacia el Este.


Esta es la famosa noria del Prater, cuya imagen en la película "El tercer hombre" se me quedó muy grabada y que me incitó a conocer esa ciudad. No lejos de la entrada del parque está esta moderna estación ferroviaria pasante por donde se canalizan los trenes que enlazan Viena con la República Checa y Polonia.

Junto a la estación ferroviaria se encuentra la de metro (Praterstern) de acceso al parque. Y bajo estas líneas el vestíbulo de la Westbahnhof que canaliza la mayor parte de las circulaciones hacia el Oeste de Viena y las conexiones internacionales con Alemania y Austria.

Que el ferrocarril tuvo una gran importancia en la vida vienesa imperial -el Imperio Austro-húngaro- desde sus inicios, lo resume el hecho de que pronto traspasó las fronteras técnicas para aterrizar en los pentagramas musicales. Eduard, uno de los miembros de la prolífica familia de compositores Strauss, le dedicó ya en 1863 su famosa polka rápida Bahn frei! (lo traduciríamos como "vía libre"), que podemos oír en esta grabación, con Zubin Mehta dirigiendo la orquesta y tocado con gorra de jefe de estación y silbato. Aunque el sonido no entra en el vídeo hasta el comienzo de la polka, éste no tiene desperdicio.

 

Como una selección de fotografías de todos ellos haría interminable esta entrada del Blog, con un sabor feroviario más que turístico, he querido poner sólo una foto, tomada en los enormes Jardines del Palacio de Schónbrunn en el que al fondo, sobre la colina, se ve el pabellón de la Gloriette, desde el cual se tiene una espectacular vista de toda la ciudad.

Apeado de tan excepcional atalaya, volvemos de nuevo a las calles de Viena en la que lo primero que llama la atención es la excepcional red tranviaria, algunos de cuyos vehículos respiran modernidad, como el de la foto, con aspecto de gusano.


Lo intrincado de su red, hace que a veces ocupen más espacio las vías para el tranvía que el espacio destinado a la circulación rodada. Así me llamó la atención, en las inmediaciones de la nueva estación central, este entramado en el que se trataba de crear nuevas conexiones para atender la intermodalidad de esa estación.


Como en casi todas las grandes ciudades europeas, el centro de la ciudad vieja lo ocupa la catedral, que en Viena es de agujas puntiagudas, que los nuevos desarrollos urbanos a su alrededor apenas dejan sitio para fotografiarla.



Para terminar esta entrada voy a destacar dos edificios que tienen en Viena una especial importancia. Por este orden, uno es el de la Ópera y otro el del Musikverein, más conocido por ser el lugar donde cada 1 de enero se celebra el famoso concierto de Año Nuevo retransmitido a todo el mundo. Su interior se ha hecho clásico y también tuvimos ocasión de asistir a un concierto en él.


Más información sobre Viena: 

Guía turística en español.

Ferrocarril austriaco

Web oficial del transporte público de Viena

Web oficial de las obras de la nueva estación central