Entre Suecia y Noruega, en el invierno polar (I)

28 de febrero de 2012
Durante todo el mes de enero de este año 2012 había estado siguiendo las temperaturas en el trayecto ferroviario entre Suecia y Noruega, por encima del Círculo Polar Ártico a donde debía dirigirme en este mes de febrero, así como las incidencias en el tráfico de trenes. La temperatura más baja había llegado a -31º cerca de Kiruna pero esto no me asustó: si circulaban los trenes podría ir en ellos e incluso echar pie a tierra donde fuese necesario para obtener la información precisa.



La playa de vías a la salida de la estación de Copenhague en la gélida mañana del día de San Valentín. Al fondo un tren de Cercanías de esta ciudad, con sus logos bien visibles de que se pueden subir bicicletas y de que hay conexión wifi a internet en él. Ésta y las restantes fotos pueden verse completas haciendo click sobre ellas con el puntero del ratón.

Llegué a Estocolmo el 14 de febrero en un SJ2000 de los ferrocarriles suecos procedente de Copenhague, después de haber atravesado las aguas semiheladas del estrecho del Øresund, apenas visibles en el amanecer desde las ventanillas del tren al cruzar por el espectacular puente que une Dinamarca y Suecia. Ya la visión en los alrededores de la estación de Estocolmo hacía presagiar que más al norte del Círculo Polar Ártico el espectáculo de los trenes atravesando un paisaje totalmente helado sería sobrecogedor.


Dejé el equipaje en consigna y me dispuse a recorrer un poco el centro de Estocolmo ya que tendría toda la tarde para ello, pero tampoco dispondría de mucha luz ya que a estas alturas del calendario se hace de noche en esa ciudad no más tarde de las 5. Así que me fui caminando por uno de los puentes de la bahía de Riddarfjärden hacia la ciudad antigua. Los barcos anclados en el hielo y el silencio que rodeaba todo el paisaje apenas se rompía por el sonido del paso de los trenes por el Centralbron, el puente de acceso a la estación central de Estocolomo, que se ve en la foto sobre estas líneas. Por allí pasan todos los trenes y los metros en dos puentes muy próximos.

Me volví de nuevo a la estación dando un gran rodeo por la zona portuaria del Strömmen, menos afectada por el hielo, gracias al constante movimiento de los buques. Las horas que faltaban para la salida del tren nocturno hacia Narvik (21:05) las pasaría en la "Lounge" (sala VIP) en la que había buena calefacción, conexión a internet y bebidas gratuitas. Además el personal que la atiende es muy amable y resulta muy grato conversar con ellos.

Ya cerca de las 20:30 me marché de allí hacia el andén fijado. Pero no era un sitio muy grato para esperar la composición así que me quedé en el paso inferior donde iban llegando los pocos viajeros. Como parecíamos estar casi en familia empezamos a conversar acerca de los motivos del viaje de cada uno. Casi ninguno iba a llegar hasta el final de la línea, en Narvik. Los más se quedarían por el camino y otros iban hasta Luleå, que era el destino de ese tren. Los que continuábamos más hacia el norte, ya en Noruega, debíamos transbordar a un Intercity en Boden cuya llegada a Narvik estaba prevista a las 17:12 del día siguiente.

La partida del tren se fue demorando poco a poco porque no terminaba de llegar a la estación. Al fin, con casi una hora hora de retraso, partimos hacia las tierras polares.

Nada más salir de Estocolmo comenzó una intensa nevada cuyos copos se veían a través de la ventanilla a la luz de las farolas de las calles paralelas.


Cerca de Uppsala (foto que encabeza esta entrada) la nieve tenía ya bastante espesor, tapaba completamente los andenes y estaba amontonada, señal de que habían pasado las quitanieves por la vía y que los andenes también había sido limpiados en la medida de lo posible.

En todo el recorrido hasta que amaneciera no iba a poder hacer fotografías, salvo en algunas estaciones, como en ésta -con el tren parado y un tiempo de exposición prolongado-, así que me iría a dormir, algo que resulta muy sencillo en los cómodos coches-cama de los ferrocarriles suecos, altamente insonorizados y de marcha muy suave.


Cuando ya comenzó a amanecer se empezaba a vislumbrar el paisaje de lagos helados y mucha nieve en los abetos. Así que después de una buena ducha caliente (hay duchas en cada departamento) me dispuse a hacer fotografías desde dentro y también fuera del tren, aprovechando las paradas.

Lago totalmente helado en las proximidades de la vía. En el viaje de vuelta pude ver a plena luz a pescadores sentados en un banquito sobre el hielo, que pescaban en esas aguas a través de un orificio practicado en el hielo.

Por fin llegábamos a Bastuträsk, a las 8:34 de la mañana. Aunque la estación estaba completamente llena de nieve, la sensación térmica no impedía deambular por el andén, bien abrigado, al no correr aire. Aún quedaban unos 200 km hasta Boden y la  cada vez más intensa luz permitía hacer buenas fotografías y a eso me dediqué, además de desayunar en el coche restaurante. A continuación algunas de las fotos del trayecto.

El jefe de tren, un ferroviario muy acostumbrado a este clima, andaba en mangas de camisa por el andén en cada parada, a bastantes grados bajo cero.

Montones de nieve en los laterales de la vía. Las máquinas quitanieves la lanzan lejos de la plataforma y otras máquinas pasan por los laterales y hacen montones como los de la foto que perdurarán hasta muy avanzado el año.

En las primeras paradas de la mañana, el personal del tren tuvo que deshelar algunas puertas de los coches para que pudieran salir los viajeros, porque la nevada nocturna y el frío glacial las había dejado soldadas.

Así había quedado la zona de unión entre los coches de la composición. Incluso la nieve había entrado en la plataforma interior entre los coches helándose con las bajas temperaturas lo que hacía muy peligroso ir camino del restaurante. Unos letreros avisan a los viajeros del peligro de resbalar al pasar de uno a otro coche.

A continuación algunas fotografías más del trayecto hasta Boden.










 Una larga parada en la estación de Älvsbyn para dar paso a un mercante de Green Cargo, la filial de mercancías de la operadora sueca SJ. Debajo el edificio en madera de esa pequeña estación


Al fin llegamos a Boden con una media hora de retraso, algo normal tras un viaje con nieve e hielo de más de 1.000 km. Aquí hay que cambiar de tren porque no todos los días en invierno sube el tren nocturno desde Estocolmo a Narvik. La estación presentaba este concurrido y gélido aspecto.



A partir de aquí y a medida de que nos acercábamos al Círculo Polar Ártico, la abundancia de nieve es aún mayor y apenas deja ver ya las estaciones.


La primera localidad importante al norte de ese límite geográfico (100 km al norte del Círculo Polar) es Gällivare, a donde llegamos a las 12:59.

A pesar de la hora, en Gällivare, en pleno corazón de Laponia, el sol apenas se levanta del horizonte en las pocas horas en la que se ve durante el invierno ártico. Suerte hemos tenido porque un mes y medio antes la noche ártica se extiende durante las 24 horas.

Y por fin llegamos a Kiruna, a 145 km al norte del Círculo Polar. El aspecto de su estación en esta época es muy distinto del que vimos en otro viaje durante el verano, pero siempre muy animado, con su pujante industria minera en la que se trabaja las 24 horas del día.



Al otro lado del andén principal, una larga composición de un mercante aguarda nuestra llegada para iniciar la marcha hacia el sur, ya que al ser vía única los trenes deben cruzarse en las estaciones o zonas de adelantamiento y estacionamiento de trenes (PAET). El siempre presente cartel de "Cuidado con los trenes" ahora en sueco, aparece por todas partes y más en este lugar donde hay un paso a nivel en la propia estación.




Los talleres de mantenimiento de locomotoras de la compañía minera LKAB aparecen ahora cubiertos por la nieve.

A medida que el tren se va acercando a la frontera entre Suecia y Noruega el paisaje se vuelve más montañoso. Son las estribaciones del Parque Nacional Vadvetjåkka, al norte de las cuales está Noruega y algo más al este Finlandia. Los lagos continúan helados con un tono azulado reflejo del color del cielo. Estas aguas son las del lago Torneträsk.

La nieve lo cubre todo en las escasas estaciones del recorrido en esta latitud norte.

Pasada la estación de Vassijaure, el tren se detiene ante la boca de un túnel. Me bajo y miro el reloj en el móvil. Son las 16:14. Apenas hay ya luz y con el intenso frío (debemos estar a unos 20 grados bajo cero) tengo dificultades con la cámara de fotos, cuya operación por debajo de 0 grados no es demasiado buena. Desciendo a los laterales de la vía ya que debemos parar un largo rato para dar paso a dos trenes que vienen en sentido contrario. El primero es un tren de viajeros y el segundo un larguísimo mercante de 750 metros de longitud, que va hacia Kiruna desde Narvik a cargar mineral de hierro.




La próxima parada será ya en Riksgränsen (68º 25' 40" de latitud norte), la estación fronteriza entre Suecia y Noruega, a la que llegamos a las 16:37, con algo de retraso. Con ella termino el primer capítulo de este relato. El tráfico de trenes ha sido muy intenso en esta línea -Malmbanan. Estamos a 397 km de Boden y a unos 1400 km de Estocolmo, recorridos en tren desde anoche.