El nacimiento del ferrocarril en Europa produjo una revolución en los medios de transporte y en el envío de las mercancías.
Viajeros ilustres nos han legado interesantes crónicas de viaje donde se mezcla el asombro ante ese nuevo medio de transporte con la alegría que les producía el poder desplazarse a una velocidad anteriormente nunca alcanzada.
Muchos son los cronistas que nos han legado sus impresiones sobre aquel ferrocarril de los primeros años, pero en lengua castellana tenemos este capítulo del libro "Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica en 1840 y 1841".
Ese libro se publicó en Madrid en 1841, cuando aún faltaban siete años para que se pusiese en servicio el Barcelona-Mataró, primer ferrocarril en territorio de la España peninsular.
Mesonero Romanos firma ese libro con su seudónimo habitual "El curioso parlante". Su viaje comenzó en Madrid y no era su primer viaje fuera de España, porque de agosto de 1833 a mayo de 1834 viajó por Francia, aunque en este caso sólo en diligencia.
Su segundo viaje se realizó en diligencia desde Madrid a París, por la frontera de Irún. De París se desplazó a Bruselas, donde conocía el ferrocarril ya desarrollado en el país belga.
Una de las notas interesantes de esta crónica es la de ofrecer una relación de las líneas abiertas entonces no sólo en Bélgica sino en otros países europeos, alguna de las cuales el autor conoció personalmente.
Reproduzco el capítulo completo dedicado a los "Caminos de hierro" en la seguridad de que se trata de un joya que entusiasmará a los aficionados al ferrocarril y a los amantes de los libros de viaje.