En España, lo mismo que en otros países, muchos antiguos trayectos ferroviarios, cerrados al tráfico, han sido convertidos en "vías verdes" para uso recreativo de viandantes y ciclistas. Pero lejos estaba de conocer una vía verde electrificada a 25 kV y con circulación de trenes internacionales. Y no cualquier tren sino el que une Belgrado, en Serbia, con Eslovenia, Austria y Suiza. Toda una maravilla de paisaje bajo nuestro tren que se bamboleaba como si de una barca se tratase, al compás de las traviesas hundidas y la vía desnivelada. Tres días antes había hecho el trayecto entre Budapest y Belgrado pero al haberse hecho de noche en territorio serbio no podía saber la causa de nuestra marcha lenta y ondulante. Este nuevo trayecto diurno lo explica todo. Así están las vías ferroviarias en Serbia, comidas por la vegetación y el abandono.
Pero nada más cruzar la frontera con Croacia, el tren aceleró y de unos 30 km/h se puso a tipo 160. Como viajaba en el último coche pude captar enseguida el estado de la vía. Y así estaba. Al fondo los postes de electrificación serbios y hacia adelante los croatas. La vía impecable y la única hierba está en los laterales. Pero volvamos atrás.
Había partido de Belgrado a las 10:30 en el Eurocity con un coche a Zürich y otros dos a Villach (Austria). La llegada estaba prevista a Zagreb a las 17:59.
Atravesamos el río Sava por el puente viejo del ferrocarril que, una vez cerrada la estación histórica, quedará sin servicio ferroviario.
Había partido de Belgrado a las 10:30 en el Eurocity con un coche a Zürich y otros dos a Villach (Austria). La llegada estaba prevista a Zagreb a las 17:59.
Atravesamos el río Sava por el puente viejo del ferrocarril que, una vez cerrada la estación histórica, quedará sin servicio ferroviario.
Su construcción data de 1882 y fue inaugurado el 1 de agosto de 1884. Permitió que los trenes llegaran a la estación central de Belgrado. Las sucesivas guerras motivaron que hasta 6 veces el puente fuese destruido y reconstruido. Ya el tren por él pasó muy lentamente pero esta velocidad se mantuvo durante todo el trayecto hasta la propia frontera.
Como el movimiento lateral del coche en el que iba era inquietante me asomé por la cola del tren y pude hacer esta foto en la que se ve cómo las vías son relativamente paralelas.
No era una sorpresa para mí porque lo había experimentado en el viaje de venida y, además, un amigo bosnio me había advertido de que las vías férreas en Serbia estaban en estado ruinoso. Dada la poca velocidad a la que íbamos, una salida de vía no hubiese supuesto más problema que el fin del viaje en medio del campo.
Sin embargo, el diseño de las vías, con rectas muy largas, curvas de amplísimo radio y generosa entrevía permitirían desarrollar velocidades muy elevadas si se arreglara todo esto.
Esta es la estación de Ruma ya en la línea hacia Croacia, una vez pasado el tronco común donde las vías son las mismas para Hungría y para Croacia.
Los andenes están a la misma cota de las vías y la subida y bajada de los coches es bastante dificultosa para las personas mayores o quienes llevan bultos.
Pasábamos por estaciones con amplias playas de vías pero sin apenas tráfico de trenes. Incluso había trenes mercantes estacionados con mercancía en plataforma pero que evidenciaban un largo tiempo de estacionamiento porque la hierba había llegado hasta ellos.
En la estación de Ruma pude ver esta rara y nueva unidad diésel autopropulsada que hace los servicios entre esta ciudad y Sabac. Es de fabricación rusa.
Es la última adquisición de los Ferrocarriles serbios para servicios regionales que deban cubrir trayectos parcialmente no electrificados. Es la clase 711 de la que ya se han incorporado 12 unidades y otras 25 están en fabricación.
Otras estaciones parecían abandonadas y las vías comidas por la hierba.
Finalmente llegamos a la estación serbia fronteriza de Sid, donde se produjo un exhaustivo control de documentación por parte de la policía de Serbia y una curiosa entrega del tren, con acta firmada incluida. Aunque desde ahí hasta la frontera hay todavía algunos kilómetros, la falta de estaciones ha llevado a la policía de fronteras a establecer aquí su cuartel.
Quise bajar a mirar por el entorno, mientras cambiaban la locomotora que nos había traído, pero la policía me invitó a volver al tren.
Esta es la locomotora de los Ferrocarriles serbios que nos había traído hasta aquí. También pude ver otra locomotora, en este caso de los Ferrocarriles croatas, que hacía maniobras para traccionar el mercante que está a la derecha.
Se trata de una diésel de la clase 2-062-0 construida por GM-EMD para los Ferrocarriles yugoslavos. Esas locomotoras tienen más de 40 años de eficaz funcionamiento.
Desde este punto nos despedíamos ya de los Ferrocarriles serbios y su pésima infraestructura. En el paso por la frontera pude captar la foto que está al comienzo de esta entrada.
La siguiente estación, Tovarnik, ya en territorio de Croacia, muestra la bandera de la Unión Europea, porque ese país forma ya parte de ella desde el 1 de julio. Aquí subieron al tren policías croatas para el control de documentación en ruta hasta la siguiente estación. En Vinkovci se le agregaron al tren 3 coches más para los viajeros de Croacia, por lo que perdí mi ventana ferroviaria en cola.
El viaje ya transcurría sin sobresaltos técnicos y rodando con suavidad aunque no todo el trayecto está como al inicio. La doble vía que habíamos traído desde Belgrado concluyó en Novska y ya hubo vía única hasta las proximidades de Zagreb. En esta foto, la estación de Nova Gradiska.
Esta es la locomotora croata que nos había traído desde la frontera. Es una eléctrica de la clase 1142 que son las que remolcan los trenes de viajeros a tipo 160.
Finalmente la estación de Zagreb, cuya ciudad encierra muchas cosas de interés, pero esto lo dejaremos para otro día.
Como el movimiento lateral del coche en el que iba era inquietante me asomé por la cola del tren y pude hacer esta foto en la que se ve cómo las vías son relativamente paralelas.
No era una sorpresa para mí porque lo había experimentado en el viaje de venida y, además, un amigo bosnio me había advertido de que las vías férreas en Serbia estaban en estado ruinoso. Dada la poca velocidad a la que íbamos, una salida de vía no hubiese supuesto más problema que el fin del viaje en medio del campo.
Sin embargo, el diseño de las vías, con rectas muy largas, curvas de amplísimo radio y generosa entrevía permitirían desarrollar velocidades muy elevadas si se arreglara todo esto.
Esta es la estación de Ruma ya en la línea hacia Croacia, una vez pasado el tronco común donde las vías son las mismas para Hungría y para Croacia.
Los andenes están a la misma cota de las vías y la subida y bajada de los coches es bastante dificultosa para las personas mayores o quienes llevan bultos.
Pasábamos por estaciones con amplias playas de vías pero sin apenas tráfico de trenes. Incluso había trenes mercantes estacionados con mercancía en plataforma pero que evidenciaban un largo tiempo de estacionamiento porque la hierba había llegado hasta ellos.
En la estación de Ruma pude ver esta rara y nueva unidad diésel autopropulsada que hace los servicios entre esta ciudad y Sabac. Es de fabricación rusa.
Es la última adquisición de los Ferrocarriles serbios para servicios regionales que deban cubrir trayectos parcialmente no electrificados. Es la clase 711 de la que ya se han incorporado 12 unidades y otras 25 están en fabricación.
Otras estaciones parecían abandonadas y las vías comidas por la hierba.
Finalmente llegamos a la estación serbia fronteriza de Sid, donde se produjo un exhaustivo control de documentación por parte de la policía de Serbia y una curiosa entrega del tren, con acta firmada incluida. Aunque desde ahí hasta la frontera hay todavía algunos kilómetros, la falta de estaciones ha llevado a la policía de fronteras a establecer aquí su cuartel.
Quise bajar a mirar por el entorno, mientras cambiaban la locomotora que nos había traído, pero la policía me invitó a volver al tren.
Esta es la locomotora de los Ferrocarriles serbios que nos había traído hasta aquí. También pude ver otra locomotora, en este caso de los Ferrocarriles croatas, que hacía maniobras para traccionar el mercante que está a la derecha.
Se trata de una diésel de la clase 2-062-0 construida por GM-EMD para los Ferrocarriles yugoslavos. Esas locomotoras tienen más de 40 años de eficaz funcionamiento.
Desde este punto nos despedíamos ya de los Ferrocarriles serbios y su pésima infraestructura. En el paso por la frontera pude captar la foto que está al comienzo de esta entrada.
La siguiente estación, Tovarnik, ya en territorio de Croacia, muestra la bandera de la Unión Europea, porque ese país forma ya parte de ella desde el 1 de julio. Aquí subieron al tren policías croatas para el control de documentación en ruta hasta la siguiente estación. En Vinkovci se le agregaron al tren 3 coches más para los viajeros de Croacia, por lo que perdí mi ventana ferroviaria en cola.
El viaje ya transcurría sin sobresaltos técnicos y rodando con suavidad aunque no todo el trayecto está como al inicio. La doble vía que habíamos traído desde Belgrado concluyó en Novska y ya hubo vía única hasta las proximidades de Zagreb. En esta foto, la estación de Nova Gradiska.
Esta es la locomotora croata que nos había traído desde la frontera. Es una eléctrica de la clase 1142 que son las que remolcan los trenes de viajeros a tipo 160.
Finalmente la estación de Zagreb, cuya ciudad encierra muchas cosas de interés, pero esto lo dejaremos para otro día.