A mediados de los años 60 del pasado siglo tuve ocasión de hacer un curso en la Universidad de Colonia (Alemana). En el deambular por la ciudad fuera de las horas lectivas, -aparte de las cervecerías de la zona centro- tres cosas llamaron mi atención: el majestuoso puente sobre el Rhin, la catedral gótica y la estación ferroviaria. Esta última, construida a finales del siglo XIX en hierro forjado, había resultado seriamente dañada en la Segunda Guerra Mundial por los bombardeos sobre el contiguo puente ferroviario del Rhin para tratar de hundirlo y cortar así las comunicaciones por tren.
Poco a poco se fue reconstruyendo la estación de tal forma que en 1957 había recuperado su aspecto original pero con el añadido de un nuevo vestíbulo de acceso.
Siempre que he ido a Alemania he procurado trazar una ruta por tren que me llevara a ese particular rincón ferroviario. Como estoy seguro de que vais a sorprenderos por la majestuosidad de las líneas de su edificio, pongo algunas fotos que tomé recientemente. En una de ellas se vislumbra la catedral a través de la estructura de la estación.
La estación cuenta con 11 vías y su tráfico diario es superior a los 1.250 trenes. Cada día da servicio a casi 300.000 viajeros entre los Cercanías, Regionales, trenes de Larga Distancia en territorio alemán e internacionales, entre los que destacan los Thalys, uno de los cuales aparece en la primera fotografía.
Como no podía ser menos, en una de las fachadas de cristal de la estación hay un enorme anuncio de la "4711, auténtica agua de colonia" (última foto).
La plaza de la estación, que la comparte con la catedral, es un ir y venir de viajeros. En ella no faltan los músicos callejeros, a veces con interpretaciones magistrales de música clásica, o los figurantes vestidos con los más extraños disfraces.