Desde el comienzo de la integración de la países en la Unión Europea ha latido la idea de crear un espacio geográfico donde las personas, los bienes y los servicios pudieran moverse con libertad, sin fronteras nacionales que han sido fuente de conflictos muy sangrientos en el pasado: la Europa sin fronteras. Ese deseo está costando mucho llevarlo a la práctica y, cuando es una realidad, los que primero lo notan son los viajeros ferroviarios. Esta locomotora de la operadora ferroviaria austrohúngara GySEV quiere expresarlo con esa llamativa librea en la que Europa resurge de las cenizas de la guerra y brinda paz -a veces precaria- a sus ciudadanos. Contemplaba esa "Taurus" al frente de una composición de coches de Raaberbahn en la estación Keleti de Budapest, el día 7 de enero, la víspera de emprender desde la capital húngara un viaje a Rumania para contemplar sus atractivos y su ferrocarril y poder contarlo en el Blog.
Budapest tiene muchos atractivos y ya estuvimos aquí hace algún tiempo para contarlos. Los relatos pueden leerse en este enlace, entre ellos una detenida visita a dos de sus principales estaciones: Nyugati y Keleti. Desde esta última partíamos el 8 de enero en el IC "Traianus" con un primer destino: Timisoara. La elección no ha sido casual. Esta ciudad -la quinta en población de Rumanía- es la más occidental del país y estuvo ligada en el pasado al Imperio austrohúngaro. Además, en ella comenzó en 1989 el levantamiento popular que puso fin al régimen comunista del excéntrico dictador Nicolae Ceaucescu. Desde el punto de vista ferroviario, aunque Curtici y Arad están más próximas a la frontera con Hungría, concentra un importante número de servicios a gran parte de Rumanía y cierto número de trenes internacionales.
Esa misma noche y también en la estación Keleti estaba formado el expreso "Serdika" Budapest-Sofia, que vemos en la foto, en cuyo recorrido se encuentra Timisoara y al que dedicamos ya una entrada en el Blog. Nuestro tren "Traianus" haría el mismo recorrido hasta allí. Y bien temprano estábamos en la estación Keleti el día 8 para tomarlo, con una temperatura glacial que la noche anterior había llegado hasta los 13º bajo cero. Era aún noche cerrada.
En la composición de nuestra tren, parte de él eran coches húngaros que se desagregarían en la estación fronteriza de Lököháza, mientras que el resto eran coches rumanos de butacas que llegarían hasta Bucarest. Apenas cuatro personas estaban en cada uno de estos últimos coches.
Interior de uno de los coches rumanos del IC73 "Traianus" Budapest-Bucarest
Hay que decir que la parte rumana de la composición se trataba de coches modernizados aunque su limpieza dejaba bastante que desear.
El trayecto entre Budapest y la frontera con Rumanía tiene una primera parte en la que el tren circula por Nagykáta con un recorrido algo superior a la vía más directa por Cegléd. Esta última soporta un tráfico notable con los trenes a Debrecen y Szeged. Todo el recorrido por Hungría se hace por vía doble electrificada, excepto en la proximidades de Rumanía (unos 28 km) donde ya se ha tendido la segunda vía. Gran parte de la línea se encuentra en obras importantes de rehabilitación para subir la velocidad a 160 km/h.
A medida que clareaba podía contemplarse en la llanura húngara un paisaje con extensas manchas de hielo, aunque la nieve sólo estaba en las umbrías de las escasa zonas montañosas del recorrido.
La primera gran estación del trayecto es el importante central industrial y balneario termal de Szolnok, en cuya playa de vías estaba detenido este regional húngaro.
Al salir de la estación se cruza por el nuevo puente de doble vía sobre el río Tisza, que aquí vemos en estas fotos del Administrador húngaro de las Infraestructuras. El tren pasa a escasa velocidad pues está recién inaugurado. El primitivo ha quedado ya fuera de servicio.
Desde ahí hasta Békéscsaba el tren circulaba a baja velocidad por las obras de modernización.
Un gran despliegue de maquinaria se veía por todos partes y el tren cambió varias veces de vía al estar la paralela de baja por las obras.
También era cada vez más frecuente la presencia de nieve helada en las tierras aledañas a la vía, precursora de lo que luego íbamos a encontrar en Timisoara. Esta parte de Hungría es una zona escasamente poblada, excepto en las ciudades. Pequeños pueblos de campesinos motean al paisaje.
En Békéscsaba pudimos contemplar esta locomotora de la nueva operadora húngara de mercancías Fox Rail. Todas las locomotoras de esta empresa han sido adquiridas a los Ferrocarriles de Rumanía, por lo que es material de segunda mano. En este caso, es una diésel fabricada por Electroputere, de la clase 060DA. Han cambiado la librea azul y blanca rumana por la roja.
Escasos viajeros subían a nuestro tren en las diversas estaciones del recorrido. Si acaso algunos lo hacían en los coches húngaros por viajar en el tramo nacional. El intenso frío tampoco invitaba a hacer más viajes que los estrictamente necesarios.
En la estación fronteriza húngara de Lököshaza se produjo una parada justo en el punto en el que se secciona la catenaria, de la que vemos las señales en la fotografía.
Un nutrido grupo de policías húngaros subieron al tren ya que aquí también concluye el Espacio Schengen. Rumanía no forma parte aún de ese Espacio de libre movimiento. El control de la documentación fue minucioso.
Ya en territorio de Rumanía pudimos contemplar las importantes obras de modernización. En la foto, la playa de vías de la estación de Curtici, totalmente renovada, obras que han concluido hace escasos días. Aquí se efectuó un nuevo control por parte de la policía rumana, dotada de equipos electrónicos de lectura de documentos.
La siguiente estación con parada fue la de la ciudad de Arad en la que se está construyendo una nueva estación sobre los andenes para sustituir a los edificios de 1858, cuando el ferrocarril llegó a esta ciudad de la mano del Imperio Austrohúngaro.
Desde el tren resultaba imposible ver su edificio histórico, pero podemos contemplarlo en esta foto del alemán Sven Techske. Fue diseñada por el arquitecto húngaro Ferenc Pfaff, autor de un considerable número de estaciones, entre las que destaca la de Zagreb, a la que habíamos ya dedicado una entrada en el Blog.
Sin embargo, con posterioridad a este viaje, durante la estancia en Timisoara, pudimos acercarnos a la estación de Arad. El día estaba muy lluvioso pero no tanto como para no poder hacer algunas fotografías del edificio.
Tras este paréntesis en Arad volvemos a nuestro viaje pues, tras 6 horas, el tren hizo puntualmente su entrada en la estación de Timisoara, remolcado por una locomotora húngara TRAXX que aquí vemos en la foto.
La ciudad multicultural de Timisoara
Con sus 320.000 habitantes y su importante población internacional, la ciudad milenaria de Timisoara es quizá la más multicultural de Rumanía: húngaros, serbios, alemanes, italianos, griegos, etc., junto con los rumanos, pueblan sus calles diseminadas entre enormes parques, que ocupan casi tanta extensión como la parte habitada.
En el esquema de líneas ferroviarias de Rumania, Timisoara ocupa una posición muy al Oeste, cerca de la frontera húngara, como podemos ver en este gráfico donde hemos señalado también los trazados de los proyectos de líneas de alta velocidad.
El esquema gráfico de la ciudad lo podemos ver también en este grabado en el que hemos señalado con un círculo rojo la posición de la Estación del Norte (Gara de Nord), que es la central, ya que en la del Este, situada en la parte superior derecha sólo paran algunos trenes, que también lo hacen en la del Norte.
Más de un centenar de trenes de viajeros circulan por ella durante las 24 horas del día. El edificio actual es de 1976 ya que la anterior estación fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y su reconstrucción se hizo en otro estilo modificado en ese año al actual, que vemos en la siguiente foto.
Sin embargo, un recuerdo arquitectónico de la primitiva estación de 1897 lo tenemos en la parte derecha, con una pequeña edificación destinada hoy a la revisión de los coches de viajeros.
Históricamente, el ferrocarril llegó a Timisoara en 1858 con la línea que unía esta ciudad con Báziás, puerto fluvial en el Danubio.
Este es el aspecto que presentaba la estación de Timisoara cuando llegábamos a ella procedentes de Budapest. La nieve helada cubría las vías y el frío era intenso. En la última de las fotos, podemos ver una locomotora diésel de los Ferrocarriles rumanos, originalmente construida en 1960 y modernizada en 1999 con nuevo carenado, motor de General Motors y suministro de calefacción a los trenes. El tren que remolcaba había venido de Iasi, en la parte noroeste de Rumanía, junto a la frontera de Moldavia, cruzando todo el país.
Tendremos ocasión más adelante de volver a esta estación del Norte (Gara de Nord) pero ahora nos adentraremos en la ciudad.
Esta foto del Parque Regina Maria, aledaño al hotel, es la mejor muestra visual de cómo estaba Timisoara el día 8 de enero. La nieve caída con profusión los días anteriores había cubierto parques y calles, pero el intenso frío de unos 13 grados bajo cero de la noche previa la había helado hasta el punto de hacer difícil circular por las zonas que no habían sido limpiadas. No obstante, eso no nos impidió el paseo nocturno a muy baja temperatura para poder contemplar la ciudad con la iluminación navideña aún encendida.
Y la Piata Victoriei (Plaza de la Victoria) lucía de esta forma, con la catedral ortodoxa al fondo. En esta plaza comenzó en 1989 el movimiento popular contra el dictador Ceausescu
Bastaba girar la cámara en ese punto para ver la fachada del Teatro Nacional, también iluminado.
El siguiente día permitió contemplar mejor la ciudad y sus parques, con más luz aunque con una temperatura de varios grados bajo cero.
El río Bega canalizado, que recorre la ciudad desde el nordeste hasta el suroeste, estaba parcialmente congelado.
Ante la dificultad de andar por calles con nieve helada en las aceras, la opción mejor para los habitantes de la ciudad es usar su amplia red de tranvías, con 38 km de longitud y 10 líneas, que data inicialmente de 1869 con tranvías de sangre, sustituidos en 1889 por tranvías eléctricos. Bastantes de los tranvías que circularon o ahora circulan fueron construidos por la propia empresa que los explota. Timisoara había sido también en 1884 la primera ciudad europea en utilizar la luz eléctrica para el alumbrado público.
Tras ese tranvía podemos ver la silueta de la catedral ortodoxa que vemos entera en estas otras fotos. Es quizá el principal monumento de Timisoara.
Otra plaza histórica de Timisoara es la de la Libertad (Piata Libertatii). Aquí se torturó y ejecutó al líder de la revolución campesina de 1514, Gheirge Doja. En el centro de la plaza hay actualmente un monumento a San Juan Nepomuceno y la Virgen María.
Una considerable obra de renovación de calles y plazas que se está llevando a cabo en estos meses, mantiene acotada la plaza así como otras importantes del centro histórico de Timisoara.
Y una de las más perjudicadas por las obras es la Piata Unirii, con la catedral católica romana al fondo y bellos edificios a los costados, convertida en una especie de campo de batalla con trincheras de envases de losas de acerado. En la parte derecha de la última foto podemos ver el ábside de la iglesia ortodoxa de Serbia.
Uno de los monumentos que jalonan los parques de la ciudad es el dedicado al Soldado Desconocido (en la foto), situado junto a la catedral ortodoxa. Los paseos interiores de este parque están bordeados de estatuas de prohombres rumanos con sus cabezas sobre pedestales de basalto.
En la siguiente entrada del Blog desarrollaremos más en detalle aspectos ferroviarios de la ciudad y su entorno sólo esbozados ahora. (MAM)
Al salir de la estación se cruza por el nuevo puente de doble vía sobre el río Tisza, que aquí vemos en estas fotos del Administrador húngaro de las Infraestructuras. El tren pasa a escasa velocidad pues está recién inaugurado. El primitivo ha quedado ya fuera de servicio.
Desde ahí hasta Békéscsaba el tren circulaba a baja velocidad por las obras de modernización.
Un gran despliegue de maquinaria se veía por todos partes y el tren cambió varias veces de vía al estar la paralela de baja por las obras.
También era cada vez más frecuente la presencia de nieve helada en las tierras aledañas a la vía, precursora de lo que luego íbamos a encontrar en Timisoara. Esta parte de Hungría es una zona escasamente poblada, excepto en las ciudades. Pequeños pueblos de campesinos motean al paisaje.
En Békéscsaba pudimos contemplar esta locomotora de la nueva operadora húngara de mercancías Fox Rail. Todas las locomotoras de esta empresa han sido adquiridas a los Ferrocarriles de Rumanía, por lo que es material de segunda mano. En este caso, es una diésel fabricada por Electroputere, de la clase 060DA. Han cambiado la librea azul y blanca rumana por la roja.
Escasos viajeros subían a nuestro tren en las diversas estaciones del recorrido. Si acaso algunos lo hacían en los coches húngaros por viajar en el tramo nacional. El intenso frío tampoco invitaba a hacer más viajes que los estrictamente necesarios.
En la estación fronteriza húngara de Lököshaza se produjo una parada justo en el punto en el que se secciona la catenaria, de la que vemos las señales en la fotografía.
Un nutrido grupo de policías húngaros subieron al tren ya que aquí también concluye el Espacio Schengen. Rumanía no forma parte aún de ese Espacio de libre movimiento. El control de la documentación fue minucioso.
Ya en territorio de Rumanía pudimos contemplar las importantes obras de modernización. En la foto, la playa de vías de la estación de Curtici, totalmente renovada, obras que han concluido hace escasos días. Aquí se efectuó un nuevo control por parte de la policía rumana, dotada de equipos electrónicos de lectura de documentos.
La siguiente estación con parada fue la de la ciudad de Arad en la que se está construyendo una nueva estación sobre los andenes para sustituir a los edificios de 1858, cuando el ferrocarril llegó a esta ciudad de la mano del Imperio Austrohúngaro.
Desde el tren resultaba imposible ver su edificio histórico, pero podemos contemplarlo en esta foto del alemán Sven Techske. Fue diseñada por el arquitecto húngaro Ferenc Pfaff, autor de un considerable número de estaciones, entre las que destaca la de Zagreb, a la que habíamos ya dedicado una entrada en el Blog.
Sin embargo, con posterioridad a este viaje, durante la estancia en Timisoara, pudimos acercarnos a la estación de Arad. El día estaba muy lluvioso pero no tanto como para no poder hacer algunas fotografías del edificio.
Cuerpo central de la estación de Arad y un detalle del vestíbulo interior con bajorrelieves metálicos, varios de los cuales representan oficios marineros algo curioso por estar Arad muy lejos del mar. Esta estación fue construida entre 1905 y 1911 y bombardeada en 1944 por las tropas alemanas. Entre 1950 y 1953 fue reconstruido el edificio histórico, siendo una de las más bellas de Rumanía
Tras este paréntesis en Arad volvemos a nuestro viaje pues, tras 6 horas, el tren hizo puntualmente su entrada en la estación de Timisoara, remolcado por una locomotora húngara TRAXX que aquí vemos en la foto.
La ciudad multicultural de Timisoara
Con sus 320.000 habitantes y su importante población internacional, la ciudad milenaria de Timisoara es quizá la más multicultural de Rumanía: húngaros, serbios, alemanes, italianos, griegos, etc., junto con los rumanos, pueblan sus calles diseminadas entre enormes parques, que ocupan casi tanta extensión como la parte habitada.
En el esquema de líneas ferroviarias de Rumania, Timisoara ocupa una posición muy al Oeste, cerca de la frontera húngara, como podemos ver en este gráfico donde hemos señalado también los trazados de los proyectos de líneas de alta velocidad.
El esquema gráfico de la ciudad lo podemos ver también en este grabado en el que hemos señalado con un círculo rojo la posición de la Estación del Norte (Gara de Nord), que es la central, ya que en la del Este, situada en la parte superior derecha sólo paran algunos trenes, que también lo hacen en la del Norte.
Más de un centenar de trenes de viajeros circulan por ella durante las 24 horas del día. El edificio actual es de 1976 ya que la anterior estación fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial y su reconstrucción se hizo en otro estilo modificado en ese año al actual, que vemos en la siguiente foto.
Sin embargo, un recuerdo arquitectónico de la primitiva estación de 1897 lo tenemos en la parte derecha, con una pequeña edificación destinada hoy a la revisión de los coches de viajeros.
Históricamente, el ferrocarril llegó a Timisoara en 1858 con la línea que unía esta ciudad con Báziás, puerto fluvial en el Danubio.
Este es el aspecto que presentaba la estación de Timisoara cuando llegábamos a ella procedentes de Budapest. La nieve helada cubría las vías y el frío era intenso. En la última de las fotos, podemos ver una locomotora diésel de los Ferrocarriles rumanos, originalmente construida en 1960 y modernizada en 1999 con nuevo carenado, motor de General Motors y suministro de calefacción a los trenes. El tren que remolcaba había venido de Iasi, en la parte noroeste de Rumanía, junto a la frontera de Moldavia, cruzando todo el país.
Tendremos ocasión más adelante de volver a esta estación del Norte (Gara de Nord) pero ahora nos adentraremos en la ciudad.
Esta foto del Parque Regina Maria, aledaño al hotel, es la mejor muestra visual de cómo estaba Timisoara el día 8 de enero. La nieve caída con profusión los días anteriores había cubierto parques y calles, pero el intenso frío de unos 13 grados bajo cero de la noche previa la había helado hasta el punto de hacer difícil circular por las zonas que no habían sido limpiadas. No obstante, eso no nos impidió el paseo nocturno a muy baja temperatura para poder contemplar la ciudad con la iluminación navideña aún encendida.
Y la Piata Victoriei (Plaza de la Victoria) lucía de esta forma, con la catedral ortodoxa al fondo. En esta plaza comenzó en 1989 el movimiento popular contra el dictador Ceausescu
Bastaba girar la cámara en ese punto para ver la fachada del Teatro Nacional, también iluminado.
El siguiente día permitió contemplar mejor la ciudad y sus parques, con más luz aunque con una temperatura de varios grados bajo cero.
El río Bega canalizado, que recorre la ciudad desde el nordeste hasta el suroeste, estaba parcialmente congelado.
Ante la dificultad de andar por calles con nieve helada en las aceras, la opción mejor para los habitantes de la ciudad es usar su amplia red de tranvías, con 38 km de longitud y 10 líneas, que data inicialmente de 1869 con tranvías de sangre, sustituidos en 1889 por tranvías eléctricos. Bastantes de los tranvías que circularon o ahora circulan fueron construidos por la propia empresa que los explota. Timisoara había sido también en 1884 la primera ciudad europea en utilizar la luz eléctrica para el alumbrado público.
Tras ese tranvía podemos ver la silueta de la catedral ortodoxa que vemos entera en estas otras fotos. Es quizá el principal monumento de Timisoara.
Otra plaza histórica de Timisoara es la de la Libertad (Piata Libertatii). Aquí se torturó y ejecutó al líder de la revolución campesina de 1514, Gheirge Doja. En el centro de la plaza hay actualmente un monumento a San Juan Nepomuceno y la Virgen María.
Una considerable obra de renovación de calles y plazas que se está llevando a cabo en estos meses, mantiene acotada la plaza así como otras importantes del centro histórico de Timisoara.
Y una de las más perjudicadas por las obras es la Piata Unirii, con la catedral católica romana al fondo y bellos edificios a los costados, convertida en una especie de campo de batalla con trincheras de envases de losas de acerado. En la parte derecha de la última foto podemos ver el ábside de la iglesia ortodoxa de Serbia.
Uno de los monumentos que jalonan los parques de la ciudad es el dedicado al Soldado Desconocido (en la foto), situado junto a la catedral ortodoxa. Los paseos interiores de este parque están bordeados de estatuas de prohombres rumanos con sus cabezas sobre pedestales de basalto.
En la siguiente entrada del Blog desarrollaremos más en detalle aspectos ferroviarios de la ciudad y su entorno sólo esbozados ahora. (MAM)