El tren Correo Alicante-Granada (Febrero de 1965) en la estación de Lorca-San Diego fotografiado por el alemán Marc Dahlström, autor del libro "Vapor en España", que recoge las fotos que hizo en nuestro país entre 1960 y 1969, y es una figura clásica de la fotografía ferroviaria
Cuando los viajeros van a bordo de los trenes, decenas de cámaras siguen sus pasos. Pero no son cámaras de vigilancia y control. Se trata de aficionados a la fotografía ferroviaria que, situados al pie de las vías o en zonas elevadas sobre ellas, captan el transitar de los trenes, tanto de viajeros como de mercancías. En nuestros viajes en tren por los distintos países no hemos dejado de verlos haciendo uso de sus cámaras. Por este motivo, nos parecía interesante dedicarles una entrada del Blog pues gracias a ellos la imagen de los trenes en movimiento perdurará más que el propio material que no pocas veces acaba en el desguace. Con ayuda de un compañero de la revista "Vía Libre", de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, hemos seleccionado a grandes aficionados españoles a la fotografía ferroviaria, muy admirados por todos, para elaborar esta entrada del Blog. Para abrir el tema nos parecía muy apropiada la foto que encabeza estas líneas hecha por un gran fotógrafo de los trenes españoles en el pasado siglo.
La afición por perpetuar el movimiento de los trenes arranca antes que la propia fotografía. Es tan antigua como el ferrocarril y fueron los pintores impresionistas los que primero hicieron de los trenes materia para sus cuadros. Con ocasión de un reciente viaje a Francia escribíamos sobre los cuadros de Claude Monet con el tema del ferrocarril y la estación parisina de Saint-Lazare.
También habíamos escrito anteriormente sobre un cuadro de Darío de Regoyos que está colgado en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en el que aparece un tren en el Desfiladero de Pancorbo.
Más recientemente nos impresionó ver este cuadro del pintor futurista italiano Umberto Boccioni, en una exposición de pintura italiana en Madrid.
Umberto Boccioni, "Il treno che passa". Óleo sobre tela (1908)
Y aún en las últimas semanas, cuando viajábamos en el "Tren de los 80" de la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid (AAFM) a Calatayud o Almagro, la contemplación de decenas de fotógrafos diseminados por el paisaje, captando el paso de nuestro tren, nos indujo a escribir sobre estos aficionados a la fotografía ferroviaria, quizá poco conocidos personalmente ya que prefieren que sean sus propias obras las que hablen de ellos y de su callado trabajo.
La fotografía ferroviaria española goza de un gran prestigio internacional. En el mundo hay dos importantes webs especializadas en la fotografía ferroviaria: Rail pictures y Rail color. La primera está residenciada en Estados Unidos y la segunda en Alemania. En ambas aparecen de vez en cuando fotografías de trenes en España, aunque los fotógrafos ferroviarios españoles suelen contar con espacios propios en Flickr.
Nos hemos sentido cautivados por la calidad de las fotografías que esos aficionados suben a internet y queríamos dejar constancia de que su trabajo, realizado no pocas veces en situaciones extremas, es una aportación imprescindible para conocer en el futuro la historia del ferrocarril.
Llevábamos meses preparando esta entrada del Blog. Hay diversos concursos de fotografías ferroviarias en España pero algunos de los más conocidos, en nuestra opinión, no recogen la realidad del tráfico de trenes en el paisaje. Son más bien fotografías llenas de efectos especiales con el ferrocarril como excusa. Por fin, después de darle muchas vueltas al esquema de nuestro escrito decidimos enviar a los fotógrafos seleccionados un breve cuestionario para que se expresasen con libertad y poder luego reproducir sus respuestas intercalando algunas de sus fotos, que ellos mismos nos han seleccionado.
Recibimos respuesta de cuatro de los cinco fotógrafos seleccionados. A continuación insertamos sus respuestas y sus fotos, que pueden ampliarse seleccionándolas. Preferimos que sean ellos los que hablen. Se merecen todo el protagonismo.
Javier López, un aficionado muy precoz
Javier López en una foto de 2011. Es ingeniero informático de profesión. Tiene una página en Flickr y mantiene una web dedicada a la fotografía de trenes mercantes
Hemos hablado largamente con este gran fotógrafo ferroviario, el más joven de todos aquellos con los que hemos contactado.
Para comenzar le hemos preguntado por el origen de su afición
Para comenzar le hemos preguntado por el origen de su afición
"No sé de dónde me viene. Nadie de mi familia lo sabe. No tengo familiares ni allegados dedicados al ferrocarril (dejando al margen todos los cosechados a lo largo de los años de afición, por supuesto). Solo sé que me viene de muy pequeño. Tengo fotos con trenes desde los 3 o 4 años."
Tren dels Llacs
"Mis padres me han contado en numerosas ocasiones que de pequeño daba mucha guerra y que cuando me llevaban a la estación a ver los trenes me quedaba la mar de tranquilo. Quizá ya entonces me gustaban o quizá fueron aquellos paseos los que forjaron mi afición, ¡quién sabe!"
"A decir verdad, tampoco sabría decirte qué es lo que me atrae de ellos a día de hoy. Solo sé que me gustan, especialmente los de mercancías (como atestigua mi web) e, hilándolo con el siguiente punto, sobre todo desde fuera."
Hemos querido indagar si a la afición por la fotografía ferroviaria se une la de viajar en tren y esto es lo que nos contesta largamente Javier:
A día de hoy, no si puedo evitarlo. Aunque viajar en tren
me gusta y siempre me ha gustado, haciendo análisis creo que lo que en realidad
me gusta es el poder mirar a través de la ventanilla. Y no hablo de contemplar
el paisaje, que por supuesto desde el tren he podido disfrutar y deleitarme con
parajes de otro modo inalcanzables, o, si más no, de perspectivas únicas. Pero
no, no me refiero a eso. Creo que lo que verdaderamente me apasionaba de chaval
era el momento de la llegada a las estaciones para poder ver qué mercancías
había allí apartados, o ver desvíos de trazas y derivaciones antiguas y
preguntarme (y posteriormente averiguar) a dónde se dirigían o a quién daban
servicio. Esas ganas de ver y de saber fueron las que hicieron que, con el
paso de los años, fuera investigando y descubriendo y cada vez quisiera llegar
a sitios y ver cosas que estaban más lejos. Y mientras no tuve coche, el tren
fue el medio ideal para ello.
Train&Breakfast en San Pedro do Sil (Lugo)
Hasta los 18 era mi padre el que en vacaciones o algún
fin de semana me llevaba a alguna estación a hacer fotos. ¡Cuántas tardes
veraniegas pasadas en Calahorra, Castejón, Briviesca, Miranda, Burgos, ...! disfrutando con el mero paso de los trenes. Una vez cumplidos los 18, mis
padres consideraron que ya tenía edad como para empezar a salir solo y fue a
partir de entonces cuando empecé a sentar las bases de lo que para mí supone la
afición hoy en día. Me gustaban los mercancías, quería saber de dónde venían y
a dónde iban, qué vagones llevaban, a qué empresa servían, y quería dejar
constancia de ellos para la posteridad.
TECO en Medina del Campo
Así pues, poco a poco fui investigando los de la zona que
me vio nacer y los de mis lugares de veraneo en Navarra y Burgos y a partir de
los 20 y en cuanto los ahorrillos me lo permitían, empecé a hacer viajes de
algo más de calado a otros lugares de la península: Bobadilla, Pajares,
Monforte, etc. Cientos de viajes locales y decenas de extracomunitarios y el
99% de ellos usando el tren como medio de transporte. Pero el tren sólo era el
medio. En mi mente solo había un único objetivo: llegar a destino, y pasar la
jornada viendo y fotografiando todo lo que se pusiera a tiro. El viaje me
servía para ver qué podría ver durante el día, a la ida, y qué me había
perdido, a la vuelta.
Tren Hotel Galicia-Barcelona en Sant Sadurní d'Anoia
Los primeros años, las cacerías las hacía en las propias estaciones
de destino y disfrutaba prácticamente tanto de los trenes de viajeros (de ellos aún quedaban Diurnos, Estrellas, locomotoras "talgas" al frente de sus Talgos,
etc...) como de los mercancías. Luego, mis gustos fueron virando hacia la
fotografía paisajística y, ante la pérdida de variedad en lo que a viajeros se
refiere, hacia los trenes de carga. Eso me llevó a elegir los destinos en
función de estos últimos y a pegarme pateadas kilométricas primero y pedaleadas
después para llegar a los rincones que más me gustaban.
Y de ese modo pasaron los años hasta que hace cuatro, al
cumplir los 26, tras dos años trabajando después de haber acabado la carrera,
me compré coche y cambié por completo mi forma de operar.
El caso es que de los 24 a los 26 se me presentó el problema
de que tenía dinero, pero no tenía días para poder gastarlo. Había muchos
mercancías alrededor de España pero solo tenía unos pocos días de vacaciones
para poder ir a por ellos, así que había que optimizar las cacerías. En esos
dos años las escapadas locales quedaron prácticamente reducidas a la nada por
falta de mercancías en fines de semana y en vacaciones aprovechaba para visitar
Asturias, Galicia, Alcázar, Madrid... Fueron mis últimos viajes en
Trenhoteles y Estrellas.
El desaparecido Tren Estrella "Costa Brava" en Sant Pol de Mar
Como decía, a los 26 todo cambió. Es cierto que con el
coche y gracias a cierta flexibilidad horaria en el trabajo empecé a recuperar
algunas escapadas entre semana hasta media mañana o a partir de media tarde si
sabía de alguna circulación interesante. También que en fin de semana podía
llegar a sitios más lejanos y fotografiar algunos servicios a los que viajando
en tren no había tenido acceso. Pero el cambio gordo fue en la forma de
plantear las vacaciones.
Estos últimos cinco años he dividido mis cuatro semanas
veraniegas en bloques de 2+2 o 3+1 y las he dedicado a la fotografía
ferroviaria de mercancías a lo largo y ancho de España. Hablo de medias de 5.000
kilómetros para los bloques de dos semanas y de hasta 8.000 para los de 3. Ahora
a finales de junio empezaré el de 3 semanas de este año, que si todo va bien se
traducirá en unos 8.000 kilómetros que me llevarán de Barcelona a Jadraque, de
ahí a Navarra, luego Osorno, Medina del Campo, Madrid, Puertollano, Madrid otra
vez y Hellín para terminar de nuevo en Barcelona a mediados de julio. Muchas
piezas pendientes de fotografiar, medias de 400 kilómetros diarios, mucho
cansancio, pero a la vez, disfrute absoluto. Luego, en septiembre tendré una
semana para Galicia y Asturias....
Esto que hago hoy en día es imposible de montar si tuviera
que depender del tren como medio de transporte. Así que volviendo al principio: ¿soy viajero ferroviario? No, si puedo evitarlo.
¿Cómo han percibido nuestros fotógrafos ferroviarios el cambio experimentado por nuestros trenes de viajeros en estas últimas décadas? Así nos responde Javier:
Después de la disertación del anterior punto y, dado que
ya lo he comentado en parte, seré breve.
Siempre me han gustado más los trenes de mercancías que los de viajeros pero al igual que el origen de mi afición, no tengo claro el motivo. A
veces pienso sobre ello y creo que en realidad siento cierta nostalgia de los
años jóvenes, y los trenes de mercancías, que están mucho menos renovados que la flota de
viajeros, me acercan a ese pasado. Pero luego me surge la disyuntiva entre ir a
fotografiar el Talgo IIIRD en viaje especial a Puigcerdà o un TECO con una
flamante y moderna locomotora 335 con la sosa decoración de Alpha Trains... y elijo el
TECO. Así que ya te digo, no lo tengo claro.
Sin embargo sí que sé que cuando a finales de los 90 y
primeros de los 2000 iba a Miranda o Castejón y aparecían las 2000T y 3000T con
los Talgo 3, o los diurnos, o las 440 con decoraciones que por Barcelona no
teníamos, las disfrutaba tanto como el mejor de los mercancías. Luego la cosa
fue decayendo y fue cuando ya comentaba que empecé a virar seriamente hacia los trenes de mercancías. Aún así gocé con el que más fotografiando las últimas 4000T, los
últimos Estrella, los últimos viajes del Unamuno y el Covadonga, los últimos
Talgo con la decoración original T200... hasta que todo eso se perdió.
Talgo "Unamuno" en Nonaspe
Ahora cuando salgo de cacería solo una de cada 100 veces es
un tren de viajeros (el atómico recientemente, o el Tren dels Llacs, o los TGVs
anteriormente) el que motiva el viaje y en las otras 99, si les hago fotos es
por no arrepentirme en el futuro. Los veo todos, retrato unos pocos, y apenas
disfruto de ninguno. Solo espero que dejen la vía libre pronto para que el
mercancías de turno pueda continuar su marcha.
Y en eso la perdida de variedad - o de identidad si lo
prefieres, pues variedad haberla hayla pero todos se parecen,
tanto de línea como de decoración - supongo que tiene toda o parte de la culpa.
No es que sea un fanático de lo añejo ni espero que vuelvan aquellos años. El
ferrocarril de hoy es el que tiene que ser para que el medio sobreviva, y lo
celebro. Sólo que como aficionado no me llama la atención. Con el tiempo temo
que me pase lo mismo con los trenes de mercancías debido a la containerización masiva,
pero creo que el día que eso me desmotive por completo aún anda lejano.
Tantos recorridos y tantas fotos habrán dado origen a más de alguna anécdota. Estas son las que nos cuenta Javier, que hemos querido recoger íntegras porque dan idea de las dificultades que a veces deben superar los fotógrafos de trenes.
1. En 2007. Mi última escapada al Samper-Andorra en solitario
hasta que me compré la bicicleta plegable. Hubo otras entre medias pero o ya no
me adentré en la línea de Andorra o iba con otros amigos en el coche de alguno
de ellos.
El caso es que, como de costumbre, salí de Barcelona en el
regional a Zaragoza de las 9, llegué a Samper a las 13 y una vez allí comencé
una larga caminata por caminos y campos arados hasta llegar al cruce con la
N-232 de Híjar a Alcañiz, que era donde quería fotografiar el tren carbonero. Unos 6
kilómetros en total. El regional de vuelta salía a las 17:40 como ahora, si no
recuerdo mal.
El caso es que fotografié el "carbonero" camino de la
central al poco de llegar al punto, sobre las 14:15. A las 15:45 pasaron las
máquinas aisladas de vuelta para Samper y como me había costado unos 30€ ir
hasta allí y un día entero de fiesta, no quise resignarme a volverme a casa con
una única foto y decidí esperar al siguiente "carbonero" ascendente, que confiaba
en que pasara antes de las 16:30. Pero no fue así, y fui apurando hasta que al
final asomó, a las 17:15.
Para entonces yo ya había empezado a desandar el camino
(un kilómetro aproximadamente) y la foto fue un desastre. Pero lo peor no fue eso. Viendo
que perdería el regional, eché a correr, al final utilizando la traza en el
último tramo sabiendo que el cantón estaba ocupado por el tren que se dirigía a
la central, y llegué a la estación justo para ver como el regional se estacionaba,
recogía y dejaba unos pocos viajeros, y partía, sin mí a pesar de los
aspavientos que hacía desde la otra punta de la estación, ya andando y sin
aliento. Al día siguiente tenía universidad así que tenía que volver a
Barcelona como fuera.
Sobre las 20h había un regional a Zaragoza y decidí que
cogería ese y una vez en la terminal maña ya vería, pues tampoco llegaba a
enlazar con el AVE. Pero al mal tiempo buena cara. Fotografié algunos
mercancías hasta que llegó el regional y una vez en Zaragoza me acerqué a la
terminal de autobuses para comprobar con alivio que al poco salía un autobús de Alsa a
Barcelona que, para mejor suerte, paraba en la terminal de Sants, al lado de
donde vivo. Al final llegué a casa pasada la 1 de la madrugada agotado pero contento.
2. Esta vez en Capçanes, ya con la bicicleta plegable y
durante unos cierres que hubo por obras en la línea de Lleida. La mañana prometía. Llegué a las 8 en el regional de Mora
y tras fotografiar el Covadonga/Finisterre, que venía justo detrás, me subí a lo
alto del pueblo, al encuadre que popularmente "lleva mi sello", pero
antes de llegar allí oí que se acercaba un mercancías que había estado
esperando cruce en Guiamets y decidí volver a bajarme al paso superior sobre el
apeadero para probar un encuadre distinto y de paso asegurar el tiro. Mala
decisión. La rampa de bajada al apeadero era (y es) muy pronunciada y con las
prisas al poner los pies en los pedales casi al final de esta, estos giraban
locos y perdí el apoyo cruzando un pie sobre la rueda y pegándome un señor tozolón
contra el asfalto.
Talgo Covadonga/Finisterre en Cameno
Tras cerrar los ojos un segundo, volví a abrirlos, me puse
en pie, me aparté de la calzada renqueante, fotografíe el tren - el TECO
Abroñigal-Morrot - y analicé daños. Golpe en la cabeza, sin herida palpable.
Raspada en el brazo y herida un poco fea en la rodilla.
Casualmente en lo alto de la rampa estaba el dispensario
del pueblo, así que vuelta para arriba, y al llegar y llamar, alivio al
comprobar que justo la médico, que según me dijo era itinerante, estaba allí
ese día a esa hora. Estupendo. Algo de buena suerte dentro de lo malo, como la
otra vez. Me curó la rodilla y el brazo, y me puso en circulación de nuevo.
Tras el incidente estuve hasta media mañana en la atalaya
de Capçanes, luego cogí la bici y me fui pausadamente por la carretera de
Guiamets hasta una masía cercana para obtener una vista maja del puente de la
primera localidad pero al final dado el escaso tráfico y la mala luz me acabé
hartando y tras recoger los bártulos me volví a la estación para coger el regional
de las 15h de regreso a Barcelona, no sin antes saludar de nuevo a la médico por
el camino, pues ella también cambiaba de ubicación. Día aciago aquel, igual que el anterior.
3. Y para terminar una simpática. De mi primera y única
escapada en bici al Samper-Andorra, aprovechando un festivo local de
Barcelona.
Decidí que quería aprovechar al máximo la jornada de
fiesta y para ello la mejor solución que encontré fue ir hasta Mora la Nova, la
misma tarde que terminé la Universidad, en el último regional de la jornada, pasar la
noche en la estación disfrutando del tráfico y a las 5:30 coger el regional de
Mora a Zaragoza para llegar a Samper al punto mañana. Así podría dedicar toda
la mañana al Samper - Andorra y la tarde a la línea eléctrica. Fue uno de mis
mejores días en esa zona, superando a muchas de las visitas posteriores que he
hecho después en coche y a todas las que había hecho con anterioridad. Buenas
circulaciones y fotos las de aquel día.
Sin embargo la anécdota tuvo lugar en la estación de
Mora, pues allí de las 20 a las 5 de la madrugada me las prometía solo pero no fue así. Hasta
medianoche hubo personal ferroviario y de limpieza yendo y viniendo de las
unidades pero luego nos quedamos solos yo... y un simpático trotamundos sin
techo ya algo mayor con quien había compartido mi bocadillo al poco de llegar y
que entre tren y tren de mercancías, momento en el que me levantaba del banco
para grabar en vídeo lo que viniera, me estuvo contando las venturas y
desventuras de su ajetreada vida. Fue una noche singular como no recuerdo otra.
Marcos Maté, un gran aficionado a la fotografía ferroviaria también desde muy pequeño
Marcos es más conocido en los foros ferroviarios, especialmente en los que insertan fotografías, por su nick "Ordunte". Su profesión está muy alejada del ferrocarril. Es funcionario del Ayuntamiento de Bilbao y se ocupa de la guardería de un embalse que abastece de agua a la capital vizcaína. También cuenta con página en Flickr.
Aquí vemos a Marcos en plena faena fotográfica captado por Lucas García Deiros
También él ha querido contestar al cuestionario. Sus respuestas las insertamos a continuación e incluimos algunas fotografías suyas.
Marcos inmortalizó en esta foto del 1 de junio de 2007 la circulación especial con motivo del 125 aniversario del ferrocarril Bilbao-Durango. Circuló un tren del Museo de Azpeitia remolcado por la locomotora de vapor "Aurrera". Ante ella vemos a Juanjo Olaizola, que hizo de maquinista, y a Holdei Goldarazena, que era el fogonero
Orígenes de su afición a la fotografía ferroviaria
La afición por el ferrocarril la tengo desde que era un
niño. Pasaba los veranos en Sahagún, el pueblo de mis abuelos, y siempre íbamos
en tren. Tomábamos un "tranvía" en Bilbao y en Miranda hacíamos
transbordo para coger el mítico tren "Shangai", no sin antes visitar la cantina de la
estación donde nos servían una comida que me sabía a gloria. Aquel viaje era
toda una aventura y lo considero el origen de mi fascinación por el
ferrocarril. Ya por entonces estaba tan
prendado por los trenes que veraneando en Sahagún me escapaba de casa para ir a
la estación, causando no pocos disgustos a mi familia pues se trataba de un
trayecto muy largo para un niño tan pequeño.
Intercity País Vasco-Galicia en Pancorbo (Febrero de 2015)
Y esto es lo que nos contesta cuando le preguntamos si también es un viajero ferroviario
Muy a mi pesar, tengo que decir que no soy un gran
viajero ferroviario. Y es que, de momento, en Bilbao la oferta ferroviaria es
escasa y muy poco competitiva. Sin embargo, todos los años procuro hacer un par
de viajes largos en tren partiendo de Bilbao y también he ido hace poco más de
un año a París en un tren nocturno viajando en litera, algo que dentro de no
mucho tiempo será historia. Hace cinco años viajé en tren desde Nueva York a
Niagara Falls y lo tengo como el mejor viaje de toda mi vida. A raíz de aquel
viaje me he puesto como meta que dentro de no mucho tiempo viajaré de Chicago a
San Francisco en el tren California Zephyr.
Talgo País Vasco-Madrid a su paso por Lerma, circulando por el directo Madrid-Burgos. Fotografía tomada en septiembre de 1999
Marcos se lamenta del cambio experimentado en los trenes de viajeros en las últimas décadas, algo que es reiterativo en quienes hacen fotografías de trenes
Lamento muchísimo la pérdida casi total de los trenes de
material convencional en nuestro país. La hegemonía de los trenes automotores
es casi absoluta y la mayoría de ellos me parece que tienen un diseño anodino.
No obstante, creo que los aficionados ferroviarios nunca hemos sido nada
receptivos con los nuevos trenes. Es algo que ya pasaba hace décadas con trenes
que hoy en día nos volverían locos si los pudiéramos ver. Creo que hay que
fotografiar todos los trenes que pasen delante de nuestra cámara porque con el
tiempo podemos lamentar no haberlo hecho.
El tren turístico de Renfe "Al Andalus" circulando por el Viaducto del Hacho en la línea Linares Baeza-Almería, en la provincia de Granada. Foto tomada en mayo de 2016
Tren Alvia Bilbao-Madrid circulando por Artomaña (Álava). Foto tomada en enero de 2009
Tren turístico "Transcantábrico" en Arija (Burgos). Foto tomada en marzo de 2006
Tren Azul de AZAFT circulando en julio de 2014 por el directo Madrid-Burgos
Y nos añade estas anécdotas. La primera de ellas da idea de cómo la afición a la fotografía ferroviaria se traslada hasta a una despedida de solteros
Hace unos diez años se casaba un buen amigo y gran
aficionado de Málaga y vivimos la más insólita despedida de soltero: una noche
de trenes en Bobadilla. Tras una agradable cena en la cantina de la estación,
media docena de aficionados nos dispusimos a fotografiar todos los trenes que
pasasen. Las circulaciones fueron muy
escasas y durante la madrugada el agotamiento y ciertos amagos de delirio
fueron haciendo mella en la mayoría de los presentes. Al amanecer la cosa se
animó un poco pero ya estábamos medio muertos y con ganas de marcharnos a
dormir. Sin embargo, sobre las diez de la mañana alguien divisó un mercante
acercándose a Bobadilla y fue increíble como todos empezamos a correr para
encontrar el mejor encuadre como si acabáramos de llegar a la estación.
También hace un par de años estábamos en una ladera asturiana
esperando el paso de un Intercity y a un amigo (que roza lo prusiano a la hora
de cuidar el material) se le cayó de las manos una cámara de varios miles de
euros que fue rodando durante unos metros hasta impactar violentamente en mi
espalda. A mi me provocó un intenso dolor que me duró varias semanas pero para
mi amigo fue una bendición ya que si no es por mi providencial e involuntaria
intervención, la cámara se hubiera desintegrado ladera abajo.
Doble composición de trenes Madrid-Galicia (S-730) circulando por Fresno de la Ribera (Zamora). Foto tomada en octubre de 2015
Como contrapunto a la foto anterior, éste era el Diurno Bilbao-Vigo en abril de 2005 a su paso por la espectacular cascada de Gujuli (Álava)
Este gran fotógrafo ferroviario es la excepción entre los que hemos contactado. Él sí tuvo vinculación profesional con el ferrocarril como voluntario especial en el Regimiento de Movilización y Prácticas de Ferrocarriles nº 14, en Fuencarral (Madrid), entre 1990 y 1993, con la idea de acabar siendo maquinista pero su trayectoria profesional se ha decantado por otro lado muy distinto: la prótesis dental. Como evidencia su página en Flickr su vertiente fotográfica es mucho más amplia que los trenes: aparecen en ella fotografías de aviones, de espectáculos ecuestres, de edificios singulares y hasta de conciertos.
Sus respuestas son más escuetas, pero sus fotos, espectaculares: una imagen vale más que mil palabras.
El origen de su afición a la fotografía ferroviaria
Mi afición se remonta a los viajes familiares en grande expresos nocturnos, a Cádiz y A Coruña en los veraneos de principios de los años 80. En el verano de 1984 se acentuó al pasarlo en Canencia, a escasos kilómetros del Ferrocarril Madrid-Burgos, conocido entre los aficionados al ferrocarril como el "Directo". Allí me pasaba las tardes en la hoy desaparecida estación de Gargantilla del Lozoya al paso del Tren Hotel Madrid-París.
Rama nº 12 de la serie 100 de alta velocidad de Renfe. Foto tomada en marzo de 2012
La locomotora eléctrica 269-604 "Gato Montes" cuando aún formaba parte del parque de tracción habitual de Renfe, remolcando una composición de Talgo a su paso por El Escorial (Abril de 2006)
Si me surge la oportunidad siempre prefiero usar el tren.
Esto opina acerca del considerable cambio de aspecto de los trenes de viajeros
Desgraciadamente en los últimos años el número de
circulaciones ha descendido muchísimo, sobre todo trenes de mercancías y de
viajeros con material convencional. También las libreas de los trenes cada vez
son mas sosas y monótonas.
La misma locomotora de la foto anterior, utilizada ahora por la Asociación de Amigos del Ferrocarril de Madrid, con la nueva librea, remolcando en marzo de 2016 una composición especial de coches de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles
Tándem de locomotoras eléctricas 269 remolcando una composición de vagones con productos químicos
Locomotora diésel 340-020, actualmente en el Museo del Ferrocarril de Delicias, en las vías de entrada a ese Museo, en marzo de 2016
La célebre locomotora de vapor "Garrafeta" remolcando en mayo de 2008 el "Tren de la Fresa"
Locomotora de vapor "Mikado" y una Alco diésel con el "Tren de la Fresa", en mayo de 2009
Locomotora diésel 353-001 remolcando una rama de Talgo III. Esta locomotora se incendió el 9 de marzo de 2003 y posteriormente fue desguazada. Foto tomada el 5 de octubre de 2002
Algunas anécdotas
Pues más de un maquinista ha parado para que
le hiciera la foto y luego pedírmela, otros en cambio te bajan la persiana e incluso te
dedican algún improperio. También el exceso de celo de algunos vigilantes de
seguridad que te toman por terrorista.
Acerca de esta última observación de Mariano habría que añadir que hasta el 1 de abril de 2008 fotografiar trenes en recintos ferroviarios estuvo en España sometido a severas restricciones. Se requería para ello un permiso especial en forma de carné de aficionado. Los vigilantes jurados perseguían a los aficionados a los trenes con una extraña diligencia como si se tratase de delincuentes, exigiéndoles que se identificaran. Había que irse a contados países, no muy democráticos, para encontrar algo similar. Personalmente hemos recorrido en tren decenas de países en tres continentes. Nunca hemos recibido fuera de España ninguna advertencia de que no pudiéramos hacer fotos a los trenes, ni siquiera en Cuba en la época más dura del Castrismo. No podemos decir lo mismo de España donde antes y después de 2008 vigilantes jurados muy celosos venían a comprobar para qué estábamos haciendo fotos y con qué finalidad.
Aún hoy día, algunos de esos vigilantes -afortunadamente cada vez menos- parecen no haberse enterado del cambio de la normativa por parte de Adif.
Aún hoy día, algunos de esos vigilantes -afortunadamente cada vez menos- parecen no haberse enterado del cambio de la normativa por parte de Adif.
Aleix Cortés, un técnico en imagen dedicado a la horticultura
Nuestros anteriores fotógrafos ferroviarios habían adquirido la pericia por la experiencia, pero Aleix es Técnico Superior en Imagen, especializado en las diversas técnicas relacionadas con la fotografía y la filmación. No obstante su actividad profesional actual dista mucho de esa titulación, ya que regenta un negocio familiar de comercialización de productos hortofrutícolas. Su página en Flickr nos introduce en grandes paisajes donde el tren es un elemento más, aunque esencial, en sus fotos. Como en los anteriores casos, sus respuestas irán acompañadas de sus fotos.
Esta es su respuesta acerca de cómo se inició en la afición
Esta es su respuesta acerca de cómo se inició en la afición
La afición al mundo del ferrocarril me viene dada por
parte de mi abuelo, quién desde bien pequeño me llevaba a la estación de Puigcerdà
a ver llegar el último servicio del día procedente de Barcelona, servido aún
por unidades 440 de dos coches. Esa afición a él ya le venía de más pequeño,
puesto que un abuelo suyo era maquinista de "vaporosas" y él había viajado mucho
con su padre en el Talgo II. La afición a fotografiar trenes vino en mi primera
etapa universitaria en Vilanova i la Geltrú, donde vivía delante del Museo del
Ferrocarril y en consecuencia delante de la estación, en la época aún del
Estrella Galicia y del Pio Baroja.
¿Eres también viajero ferroviario?
Aunque no mucho, sí que soy viajero ferroviario, pero no uso tanto el ferrocarril desde hace unos años por falta de tiempo.
Aunque no mucho, sí que soy viajero ferroviario, pero no uso tanto el ferrocarril desde hace unos años por falta de tiempo.
Opinión sobre el ferrocarril actual desde el punto de vista visual
Recuerdo que cuando empecé a ver trenes y fotografiarlos, aún circulaban grandes expresos por la zona donde estaba, como el Diurno Pio Baroja, el Estrella Galicia o el Estrella Costa Brava. En mi opinión, el ferrocarril ha ido perdiendo encanto de cara al aficionado, pero ha ido ganando en cuanto a confort y seguridad del viajero, eso sí, perdiendo su esencia, esa esencia de carriles sin soldar, viajes sacando la cabeza por la ventanilla, etc.
Recuerdo que cuando empecé a ver trenes y fotografiarlos, aún circulaban grandes expresos por la zona donde estaba, como el Diurno Pio Baroja, el Estrella Galicia o el Estrella Costa Brava. En mi opinión, el ferrocarril ha ido perdiendo encanto de cara al aficionado, pero ha ido ganando en cuanto a confort y seguridad del viajero, eso sí, perdiendo su esencia, esa esencia de carriles sin soldar, viajes sacando la cabeza por la ventanilla, etc.
Fotos preferidas
Entre las fotos que más me gustan, he escogido tres. Una de ellas digamos que es más artística, jugando con los hilos de luz que puede hacer por la noche una unidad de cercanías. Otra de ellas la hice también a una 447 en doble con los colores de Rodalies de Catalunya, con todo el paisaje de la Cerdanya nevado y con una puesta de sol impresionante. Para terminar, la última es una que hice por encima de la estación de Maçanet-Massanes, con un TGV con destino Paris sobrevolando la estación.
Anécdotas
Recuerdo la primera escapada a Francia, en la que aparte de a cazar una "vaporosa", íbamos a por el Catalán Talgo. Nos situamos en un paso a nivel cerca de Narbonne, y cuando bajó la barrera, vimos la vía por la que venía el tren. Nos situamos para realizar la foto con tan mala suerte de no fijarnos que por la otra vía venia también otro tren, cruzándose delante de nosotros. Otra anécdota que recuerdo: en varias ocasiones nos ha pasado, hemos dejado con los compañeros el punto donde hacíamos las fotos para ir a comprar la comida al supermercado, con tan mala pata que siempre que nos alejábamos “demasiado” de la vía, circulaba ese tren a por el que íbamos.
Hasta aquí las respuestas de nuestros entrevistados. Hemos querido respetar al máximo sus palabras para que quienes lean esto comprueben que detrás de unas fotos espectaculares hay unos aficionados al tren que están dispuestos a sacrificar vacaciones y días de asueto para inmortalizar algo que, de no mediar sus fotografías, acabaría perdiéndose en el recuerdo de los viajeros. Muchos de los trenes que aparecen en las fotos serán sólo chatarra el día de mañana. Por excepción, algunos quizá queden arrinconados en los museos ferroviarios o a cargo de asociaciones de amigos del ferrocarril en circulaciones excepcionales.
Nos hubiese gustado hacer una selección mucho más amplia de estos aficionados a la fotografía ferroviaria, pero hubiese salido un texto aún más extenso, difícil de leer, ya que una gran parte de quienes siguen este Blog lo hacen a través de dispositivos móviles de pequeño formato.
A través de estos cuatro entrevistados podemos adivinar el trabajo de centenares de aficionados a la fotografía del tren real: ese que utilizamos con mayor o menor frecuencia pero que en estas páginas del Blog ha encontrado acomodo para disfrute de miles de personas.
Por último, podemos informar que se está preparando una exposición para final de año en el Museo del Ferrocarril de Delicias, en el marco del recién restaurado coche-vídeo de Renfe. Se pretende que muestre gráficamente lo más relevante del ferrocarril a lo largo del año. Se seleccionarán las fotos entre las mejores de estas personas anónimas pero valiosas que proyectan hacia el futuro la imagen de nuestro ferrocarril. (MAM)
Recuerdo la primera escapada a Francia, en la que aparte de a cazar una "vaporosa", íbamos a por el Catalán Talgo. Nos situamos en un paso a nivel cerca de Narbonne, y cuando bajó la barrera, vimos la vía por la que venía el tren. Nos situamos para realizar la foto con tan mala suerte de no fijarnos que por la otra vía venia también otro tren, cruzándose delante de nosotros. Otra anécdota que recuerdo: en varias ocasiones nos ha pasado, hemos dejado con los compañeros el punto donde hacíamos las fotos para ir a comprar la comida al supermercado, con tan mala pata que siempre que nos alejábamos “demasiado” de la vía, circulaba ese tren a por el que íbamos.
Hasta aquí las respuestas de nuestros entrevistados. Hemos querido respetar al máximo sus palabras para que quienes lean esto comprueben que detrás de unas fotos espectaculares hay unos aficionados al tren que están dispuestos a sacrificar vacaciones y días de asueto para inmortalizar algo que, de no mediar sus fotografías, acabaría perdiéndose en el recuerdo de los viajeros. Muchos de los trenes que aparecen en las fotos serán sólo chatarra el día de mañana. Por excepción, algunos quizá queden arrinconados en los museos ferroviarios o a cargo de asociaciones de amigos del ferrocarril en circulaciones excepcionales.
A comienzos de febrero de 2012, con ocasión de un viaje a Laponia, cuando todo el paisaje se veía sumido en la semioscuridad de la noche polar, pude experimentar las dificultades para hacer fotos ferroviarias en circunstancias extremas. Esta fotografía la obtuve en la frontera norte entre Suecia y Noruega en la línea de Kiruna a Narvik, a casi 30 grados bajo cero y a las 12 del mediodía, en zona despoblada y tras larga espera, aunque con indumentaria apropiada para ese clima. En ella se ve un largo mercante lleno de mineral de hierro. Me acordé mucho de los que habitualmente toman fotos así y comencé a admirarlos
A través de estos cuatro entrevistados podemos adivinar el trabajo de centenares de aficionados a la fotografía del tren real: ese que utilizamos con mayor o menor frecuencia pero que en estas páginas del Blog ha encontrado acomodo para disfrute de miles de personas.
Zona de exposición de unidades en el Museo del Ferrocarril de Delicias, en Madrid