El viajero que llega a Tallin, sin demasiadas noticias previas de la capital de Estonia y deambule por sus calles, creerá unas veces que está en la Edad Media y otras que se ha despertado en el área sur de la ciudad norteamericana de San Francisco, más conocida como "Silicon Valley", pues en ella se asientan las empresas que impulsan el desarrollo de la tecnología mundial. Pues bien, Estonia y singularmente Tallin han tomado el relevo en Europa a esa famosa zona de Estados Unidos. Y esta imagen, tomada desde la parte más elevada de la antigua Tallin, donde las agujas de las iglesias discuten su altura con los rascacielos es una buena muestra de ello. Y allá se trasladó en barco este viajero ferroviario porque llegar en tren directamente hasta allí es una de las grandes proezas inéditas que tiene en cartera. Pero en su descargo está que el ferry tomado desde Helsinki es parte del nuevo eje ferroviario Rail Baltica a que nos hemos referido en la anterior entrada.
El despegue económico de Estonia es espectacular. y no es sino una paso más de la acelerada historia que el país ha vivido en los últimos 20 años. Tras un trágico periodo en la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército nazi invadió el país en 1941 y su posterior ocupación en 1944 por el ejército soviético, se inició un negro periodo de deportaciones y hundimiento de su maltrecha economía. Pero en 1980 fue cristalizando un movimiento por la independencia estona que tuvo su momento culminante en 1989 con la "cadena báltica" (The Baltic chain) en la que más de dos millones de personas formaron una cadena enlazando sus manos a través de Estonia, Letonia y Lituania.
En una exposición de carteles que hay en la dársena de cruceros del muelle de Tallin he visto una sucesión de etapas hacia la independencia de Estonia y entre ellas figuraba la famosa cadena, cuyas fotos inundaron los periódicos de Europa en esa fecha.
Tal vez ese nombre haya inspirado el del eje ferroviario futuro "Rail Baltica" a que nos hemos referido. Este movimiento propició la independencia de Estonia el 6 de septiembre de 1991. Lo que sucedió luego es más conocido: el 1 de mayo de 2004 Estonia ingresa en la Unión Europea y el 1 de enero de 2011 adopta como moneda el euro. También forma parte del Espacio Schengen.
En una exposición de carteles que hay en la dársena de cruceros del muelle de Tallin he visto una sucesión de etapas hacia la independencia de Estonia y entre ellas figuraba la famosa cadena, cuyas fotos inundaron los periódicos de Europa en esa fecha.
Tal vez ese nombre haya inspirado el del eje ferroviario futuro "Rail Baltica" a que nos hemos referido. Este movimiento propició la independencia de Estonia el 6 de septiembre de 1991. Lo que sucedió luego es más conocido: el 1 de mayo de 2004 Estonia ingresa en la Unión Europea y el 1 de enero de 2011 adopta como moneda el euro. También forma parte del Espacio Schengen.
Sus datos macroeconómicos actuales son espectaculares. La deuda pública es de sólo el 6% del PIB, en 2012 tuvo superávit presupuestario y el nivel de desempleo es del 11,7%, aunque su economía ha crecido en esto dos últimos años al 8%. La aceleración del desarrollo, que se nota de forma especial en la capital, Tallin, se trasmite también a Finlandia de la que está separada por 83 km de mar. Según datos que recoge ayer la prensa finlandesa, en los últimos tres años se ha incrementado en un 60% el número de compañías de Estonia que operan en Finlandia hasta alcanzar la cifra de 700. Pero hasta 5.900 empresas finlandesas tienen entre sus miembros a emprendedores estonios. Por eso no resulta extraño el intenso movimiento de buques que cruzan el Golfo de Finlandia entre ambos países.
Y llegar en uno de esos ferries a Tallin es una imagen espectacular como la que reproducimos tomada a través del frontal de la mayor sala del ferry que me llevó el día 14 a esa capital. La proa del buque enfila a la ciudad moderna precisamente donde están los mayores edificios, pertenecientes a grandes empresas tecnológicas.
Y llegar en uno de esos ferries a Tallin es una imagen espectacular como la que reproducimos tomada a través del frontal de la mayor sala del ferry que me llevó el día 14 a esa capital. La proa del buque enfila a la ciudad moderna precisamente donde están los mayores edificios, pertenecientes a grandes empresas tecnológicas.
Esta aceleración del ritmo de su economía hace que se superpongan en el tiempo etapas muy diversas de la vida social y cultural del país. La historia de Estonia está muy bien representada en el casco viejo de Tallin con su ciudad medieval amurallada, Patrimonio de la Humanidad, que limita al Norte con la zona portuaria, pero un espectacular cinturón empresarial se levanta al otro lado de esa muralla y se expande hacia el Este y el Oeste porque al Sur están las aguas del Lago Ülemiste, que casi tocan las pistas de su aeropuerto.
La estación ferroviaria central (Balti Jaam, en estonio) es también una muestra palpable de ese desarrollo. A finales de 1870 se construyó la primitiva como parte de la línea San Petersburgo-Tallin-Paldiski, de 400 km de longitud, cuya construcción se inició en 1860. Esa estación fue incendiada en 1941 por el ejército ruso. Su reconstrucción no llegó hasta 1966. Pero en 1990 gran parte del edificio reconstruido pasó a ser un supermercado que vemos en la siguiente fotografía. En el enlace incluido en el párrafo podemos leer las fechas más importantes de la historia del ferrocarril en Estonia.
En 2005 un nuevo edificio se construyó de forma lateral a las vías para mejorar la atención de los viajeros y más recientemente se ha modernizado todo el ámbito de las vías y andenes.
Este es el nuevo edificio de la estación central y debajo parte de la playa de vías, totalmente a la intemperie sin marquesinas que las cubran.
En tan reducido ámbito, porque no es muy grande el conjunto de andenes, podemos ver tres ejemplos del pasado, presente y futuro del ferrocarril en Estonia.
En el exterior pero paralelo a los andenes, este soberbio ejemplar de la locomotora rusa de vapor LV, la más moderna que circuló por las vías de Estonia, remolcando los expresos a San Petersburgo y Moscú. Fue construida en 1955. Su número es el L-2317 y es una de las 41 locomotoras de vapor que circularon en los ferrocarriles de Estonia. Otra idéntica a ésta se encuentra operativa en el depósito de la estación de la ciudad de Valga.
Detrás podemos ver parte de un coche de un viejo tren autopropulsado ruso que aún circula en las vías del país.
Se trata de este automotor diésel de 3 coches de la clase DR1BJ, en concreto el número 2711 de los que quedan 6 unidades en servicio.
Por último, una moderna unidad eléctrica de 4 coches FLIRT de Staedler. En total se han adquirido 38 unidades de este fabricante, entre eléctricas y diésel con composiciones de 2, 3 y 4 coches. Con ese parque se efectúan todos los servicios de cercanías y de regionales en el entorno de la ciudad de Tallin. Las eléctricas lo son de la tensión de 3000 v que es a la que están electrificados los Ferrocarriles de Estonia.
Tres tecnologías distintas con muchas décadas por en medio pero reunidas en el mismo ámbito.
Y un detalle del movimiento de trenes en la estación lo tenemos en este tablero electrónico de llegadas y salidas en una parte de la mañana del día 14 de agosto. Un mapa detallado de las líneas de Estonia podemos verlo en este enlace, en el que aparecen también las otras dos repúblicas bálticas y el enclave ruso de Kaliningrado.
Una vez que abandonamos el recinto de la estación urgía adentrarse en la trama urbana y lo más próximo era el casco antiguo de Tallin. Pero primero quiero hacer un breve paréntesis en lo descriptivo para referirme al gran número de españoles que he encontrado en estos días en Helsinki, Tallin y otras ciudades finlandesas. Aleatoriamente he preguntado por el medio de transporte elegido en sus desplazamientos. Hasta Helsinki, Talllin o Rovaniemi habían llegado desde España en avión pero en sus trayectos interiores finlandeses o estonios ninguno había contemplado la posibilidad del transporte ferroviario. Algunos habían llegado a Riga en avión y se desplazaron a Tallin en autobús. Otros. llegados a San Petersburgo en avión se desplazaron a Tallin también en autobús. El caso más curioso es el de unos españoles que habían alquilado un coche para ir de Helsinki a Turku, distancia que se recorre cómodamente en tren, como ya hemos comentado en otra entrada. El ferrocarril no formaba parte de los medios de transporte de nadie y para remediarlo, modestamente, está este Blog.
Adentrémonos ya en la Tallin medieval por la puerta más cercana a la estación que es la que usaron los viajeros desde 1870.
Y lo que ven nuestros ojos, en la calle Nunne, es esta puerta.
No puede uno menos de imaginarse la cantidad de vehículos de todo tipo que la habrán franqueado, en uno u otro sentido, desde aquella fecha camino de la estación. La historia del ferrocarril es la historia de la movilidad urbana y aquí no podía ser de otra manera.
Para que el viajero no se pierda, inserto este mapa de Tallin en el que se ve la estación ferroviaria junto a la ciudad vieja (Vanalinn) y Toompea (la colina caliza donde se asienta la catedral y otras edificaciones). La estación quedaba antiguamente más cerca del mar pero los rellenos para aumentar las dársenas la han alejado. Un mapa más grande y detallado en pdf puede descargarse en este enlace.
El recinto de la ciudad vieja es tan reducido que se anda cómodamente a la largo del día en una visita pausada, si bien hay muchas cuestas arriba porque una parte de esa ciudad está colgada del precipicio, como podemos contemplar en esta otra foto de la parte trasera del Parlamento de Estonia, que se ve desde el parque contiguo a la estación ferroviaria.
A partir de la puerta que hemos reproducido entramos en una ciudad medieval en la que hasta el pavimento mantiene su antigua fisonomía. A lo largo de la historia se han ido añadiendo edificios relativamente más modernos pero el aspecto es el de una ciudad que hace cientos de años se hubiera quedado congelada y de pronto entraran coches en ella. Por eso la UNESCO no ha vacilado en otorgarle la distinción de Patrimonio de la Humanidad a todo ese conjunto.
Las distintas puertas y lienzos de muralla en toda esa zona están tan próximos que no hace falta andar mucho para poder contemplarlos.
Para que el futuro viajero pueda hacerse una idea, la muralla perimetral se comenzó a construir en 1265, no es visible todo el perímetro porque en algunos lugares está adosada a las edificaciones posteriores y cuenta con 66 torres defensivas. Y no abundamos más en fotos de esa muralla para incitar a quienes lean esto a conocerla. Pero sí reproduciremos esta fotografía distribuida por la Oficina de Turismo.
Y creo que sobran las palabras. Pero como en la foto aérea vemos la torre de una iglesia, de notables dimensiones, volvemos con el pie a tierra para verla desde abajo.
Es la iglesia de San Olaf, del siglo XII, cuya torre llega hasta los 123 metros de altura. Su interior es realmente sobrio y bello, de estilo gótico y de color completamente blanco. Lo empinado de la aguja ha sido blanco de los rayos que han caído en ella varias veces, ocasionándole destrozos, aparte de las veces que se ha incendiado.
Otro edificio muy original es el del Ayuntamiento de la ciudad, coronado por una torre en cuya parte más elevada está la estatua de un guerrero medieval. Desde la plaza es preciso contar con un potente zoom para captarlo.
Añadamos un nuevo edificio de especial interés como es la catedral ortodoxa de San Alexander Nevsky, edificada a finales del siglo XIX, cuando Estonia era parte del Imperio Ruso.
Recorriendo las calles del casco antiguo, por cualquiera de sus rincones, encontraremos casas como las que vemos en esta foto. En no pocos lugares, esas edificaciones son ahora sede de museos diversos, de restaurantes y de tiendas de recuerdos para atender a la muchedumbre de turistas que la recorren.
Por su singularidad mencionaremos este edificio que aún mantiene desde 1422 la farmacia que se autotitula la más antigua de Europa. Quizá discuta la fecha de su fundación con la existente en Llivia (enclave español situado en el Pirineo francés). Su interior es de tal belleza que largas colas de turistas se forman para visitarla, aunque también es posible comprar fármacos en ella.
Fuera del recinto amurallado está el Palacio de la Ópera de construcción singular ya que tiene dos cuerpos idénticos con sendas salas para conciertos y grandes representaciones.
Casi para no desentonar del conjunto arquitectónico, circulan por Tallin unos tranvías de colores muy variados de construcción muy sencilla que comunican gran parte de los barrios de la ciudad fuera de la parte amurallada.
Me ha parecido escasa la visita efectuada a Tallin que podría ser complementada con la de otras ciudades de Estonia a las que fácilmente se llega a ellas en tren. Es lástima que resulte tan difícil llegar hasta allí cruzando las redes europeas, pero con el paso de las años se remediará esta carencia. Quizá lo vean las próximas generaciones. De momento aquí están estas pequeñas muestras fotográficas escogidas entre muchas de las realizadas en estos días. En la web de turismo de Tallin, que enlazamos más abajo hay muchas descripciones de la ciudad y su vida cultural.
_________________
Más información
- Web oficial de Turismo de Tallin (en inglés)
- Operadores ferroviarios de viajeros de Estonia: Go Rail (servicios internacionales); Elektriraudtee (Cercanías y regionales eléctricos); Edelaraudtee (trenes diésel)
Adentrémonos ya en la Tallin medieval por la puerta más cercana a la estación que es la que usaron los viajeros desde 1870.
Y lo que ven nuestros ojos, en la calle Nunne, es esta puerta.
No puede uno menos de imaginarse la cantidad de vehículos de todo tipo que la habrán franqueado, en uno u otro sentido, desde aquella fecha camino de la estación. La historia del ferrocarril es la historia de la movilidad urbana y aquí no podía ser de otra manera.
Para que el viajero no se pierda, inserto este mapa de Tallin en el que se ve la estación ferroviaria junto a la ciudad vieja (Vanalinn) y Toompea (la colina caliza donde se asienta la catedral y otras edificaciones). La estación quedaba antiguamente más cerca del mar pero los rellenos para aumentar las dársenas la han alejado. Un mapa más grande y detallado en pdf puede descargarse en este enlace.
El recinto de la ciudad vieja es tan reducido que se anda cómodamente a la largo del día en una visita pausada, si bien hay muchas cuestas arriba porque una parte de esa ciudad está colgada del precipicio, como podemos contemplar en esta otra foto de la parte trasera del Parlamento de Estonia, que se ve desde el parque contiguo a la estación ferroviaria.
A partir de la puerta que hemos reproducido entramos en una ciudad medieval en la que hasta el pavimento mantiene su antigua fisonomía. A lo largo de la historia se han ido añadiendo edificios relativamente más modernos pero el aspecto es el de una ciudad que hace cientos de años se hubiera quedado congelada y de pronto entraran coches en ella. Por eso la UNESCO no ha vacilado en otorgarle la distinción de Patrimonio de la Humanidad a todo ese conjunto.
Las distintas puertas y lienzos de muralla en toda esa zona están tan próximos que no hace falta andar mucho para poder contemplarlos.
Para que el futuro viajero pueda hacerse una idea, la muralla perimetral se comenzó a construir en 1265, no es visible todo el perímetro porque en algunos lugares está adosada a las edificaciones posteriores y cuenta con 66 torres defensivas. Y no abundamos más en fotos de esa muralla para incitar a quienes lean esto a conocerla. Pero sí reproduciremos esta fotografía distribuida por la Oficina de Turismo.
Y creo que sobran las palabras. Pero como en la foto aérea vemos la torre de una iglesia, de notables dimensiones, volvemos con el pie a tierra para verla desde abajo.
Es la iglesia de San Olaf, del siglo XII, cuya torre llega hasta los 123 metros de altura. Su interior es realmente sobrio y bello, de estilo gótico y de color completamente blanco. Lo empinado de la aguja ha sido blanco de los rayos que han caído en ella varias veces, ocasionándole destrozos, aparte de las veces que se ha incendiado.
Otro edificio muy original es el del Ayuntamiento de la ciudad, coronado por una torre en cuya parte más elevada está la estatua de un guerrero medieval. Desde la plaza es preciso contar con un potente zoom para captarlo.
Añadamos un nuevo edificio de especial interés como es la catedral ortodoxa de San Alexander Nevsky, edificada a finales del siglo XIX, cuando Estonia era parte del Imperio Ruso.
Recorriendo las calles del casco antiguo, por cualquiera de sus rincones, encontraremos casas como las que vemos en esta foto. En no pocos lugares, esas edificaciones son ahora sede de museos diversos, de restaurantes y de tiendas de recuerdos para atender a la muchedumbre de turistas que la recorren.
Por su singularidad mencionaremos este edificio que aún mantiene desde 1422 la farmacia que se autotitula la más antigua de Europa. Quizá discuta la fecha de su fundación con la existente en Llivia (enclave español situado en el Pirineo francés). Su interior es de tal belleza que largas colas de turistas se forman para visitarla, aunque también es posible comprar fármacos en ella.
Fuera del recinto amurallado está el Palacio de la Ópera de construcción singular ya que tiene dos cuerpos idénticos con sendas salas para conciertos y grandes representaciones.
Casi para no desentonar del conjunto arquitectónico, circulan por Tallin unos tranvías de colores muy variados de construcción muy sencilla que comunican gran parte de los barrios de la ciudad fuera de la parte amurallada.
Me ha parecido escasa la visita efectuada a Tallin que podría ser complementada con la de otras ciudades de Estonia a las que fácilmente se llega a ellas en tren. Es lástima que resulte tan difícil llegar hasta allí cruzando las redes europeas, pero con el paso de las años se remediará esta carencia. Quizá lo vean las próximas generaciones. De momento aquí están estas pequeñas muestras fotográficas escogidas entre muchas de las realizadas en estos días. En la web de turismo de Tallin, que enlazamos más abajo hay muchas descripciones de la ciudad y su vida cultural.
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Más información
- Web oficial de Turismo de Tallin (en inglés)
- Operadores ferroviarios de viajeros de Estonia: Go Rail (servicios internacionales); Elektriraudtee (Cercanías y regionales eléctricos); Edelaraudtee (trenes diésel)