Estaba en Estados Unidos y más concretamente en el Estado de California. En las diversas visitas a la ciudad de San Francisco fueron muchas las cosas relacionados con el ferrocarril que me llamaron la atención y sobre las que escribiré en otro momento, pero quizá ninguna como el poder montar en el "Cable car system" de esa ciudad, al que muchos llaman impropiamente "tranvía".
26 de abril de 2012
24 de abril de 2012
¿Cómo hacen los trenes de viajeros el cruce de las fronteras?
Mirando en las estadísticas de este blog las fuentes de tráfico y los criterios de búsqueda que los internautas utilizan para llegar a él, me he encontrado con una curiosa pregunta formulada más de una vez en los navegadores: ¿Cómo hacen los trenes de viajeros el cruce de las fronteras? La pregunta no va descaminada porque así como en automóvil los viajeros pueden pasar de un país a otro casi sin notarlo o los pasajeros de los aviones se enteran de que han llegado a otro país por los controles de la documentación en los aeropuertos, en el caso de los trenes el pasar de un país a otro tiene cierta complejidad y a veces puede llegar a ser una tarea imposible. En la viñeta se representan gráficamente algunos de los problemas que pueden existir en las fronteras: los maquinistas no se entienden con el puesto de mando, la señalizaciones son distintas, etc.
23 de abril de 2012
Lisboa a todo tren (y VIII): al otro lado del Tajo
Hay mucha vida al otro lado del Tajo en Lisboa. Y para comprobarlo basta tomar uno de los servicios de Fertagus que atravesando el puente llegan hasta las estaciones del municipio de Almada, camino de Setúbal.
Antes de la construcción del puente "25 de abril" la actividad principal de las freguesías costeras era la pesca aunque tampoco faltaba la actividad industrial en los importantes astilleros de Lisnave, cuya factoría de Almada está fuera de servicio, aunque mantiene una intensa actividad en la de Setúbal.
Lisboa a todo tren (VII): un metro, museo de cerámica
El Metro de Lisboa puede analizarse desde diversos puntos de vista: su relativa juventud entre las grandes capitales europeas -se inauguró en 1959-; su discreto tamaño -dispone de 47 estaciones en cuatro líneas con un total de 40 km-; su lento funcionamiento -a causa de la crisis económica se restringió la velocidad de los trenes a 45 km/h, aunque en alguna línea se ha dado marcha atrás-; el escaso número de trenes... pero algo que lo diferencia netamente frente a otras redes importantes es que sus estaciones, sus pasillos, se han convertido en un auténtico museo de las posibilidades artísticas que encierra la cerámica portuguesa.
22 de abril de 2012
Lisboa a todo tren (VI): la ciudad de los tranvías
Decir que Lisboa es la ciudad de los tranvías es decir poco, porque aunque hay una red que suma 48 km y cuenta con 57 vehículos de todas las épocas, pocas ciudades en el mundo pueden presumir de que además hay 3 "ascensores", como los llaman, que son Patrimonio de la Humanidad y tienen una forma externa adaptada a la rampa que deben superar, manteniendo horizontal la plataforma de viajeros de los vehículos.
En la foto de la izquierda, dos de los vehículos del "Ascensor da Clória" -que entró en servicio en 1914- se cruzan en medio del trayecto en el único punto donde hay doble vía.
Los ascensores "do Lavra" y "da Bica", completan estos singulares medios de transporte para comunicar en pocos minutos el barrio de Chiado, en la zona alta de Lisboa con la parta baja de la ciudad.
Lisboa a todo tren (V): de Cais do Sodré a Cascais
En el año 2009, cuando estuve la vez anterior en Lisboa, había una exposición retrospectiva de la línea de Cascais, de la que reproduzco la foto de la estación que aparecía en uno de los paneles. Esa edificación es de 1926, una fecha muy posterior a la de la inauguración de la línea, terminada en su totalidad en 1895. Esa línea, de 25 km y sin conexión con el resto de las que parten de la capital lisboeta, tiene la particularidad de estar electrificada a 1500 v, mientras que el resto lo son a 25000 v. Por este motivo los trenes que realizan los servicios -de más de 50 años de antigüedad aunque modernizados- no pueden compartirlos con otras líneas.
21 de abril de 2012
Lisboa a todo tren (IV): la estación de Santa Apolónia
No quería continuar con otros temas ferroviarios lisboetas sin antes detenerme un poco en la estación de Santa Apolónia. Carente de todo lujo arquitectónico encierra, sin embargo, parte de los orígenes del ferrocarril en Portugal.
Lisboa a todo tren (III): a Sintra desde Rossio
La línea ferroviaria que une Lisboa con la ciudad de Sintra, declarada Patrimonio de la Humanidad, tiene como paso obligado tomar el tren en la estación de Rossio, cuya fachada que da a Restauradores aparece sobre estas líneas.
Inaugurada esa estación en 1890 fue cerrada en 2004 para proceder a su restauración así como la del túnel que comienza en la propia estación y discurre bajo una parte de Lisboa a lo largo de 2613 metros. En febrero de 2008 se reabrió para cubrir exclusivamente los servicios suburbanos con Sintra.
Lisboa a todo tren (II): excursión ferroviaria a Évora
Torre de la catedral de Évora vista desde un ángulo del claustro
Ir en tren desde Lisboa a Évora y volver en el día es tan sencillo como tomarlo en la estación de Entrecampos y tras algo menos de hora y media llegar hasta esa ciudad, patrimonio de la Humanidad en el corazón del Alentejo, a mitad de camino entre Lisboa y España.
En ella se concentran gran número de monumentos en un centro histórico totalmente amurallado en proceso de restauración integral, que van desde la época romana, con su templo del siglo I, hasta lugares tan curiosos como la Capilla de los Huesos, construida junto al Convento de San Francisco.
Desde un punto de vista ferroviario la excursión tiene varios motivos de interés: el tren que lleva hasta allá es uno convencional, con locomotora y coches, del tipo de los usados en Portugal para algunos recorridos de Larga Distancia.
20 de abril de 2012
Lisboa a todo tren (I): el desencuentro ferroviario
La estación lisboeta de Oriente, proyectada por el arquitecto español Santiago Calatrava y construida para la Expo de 1998.
Copenhague: una gran estación de madera para poder quemarla
Antes de escribir sobre los viajes ferroviarios que he realizado en estas últimas semanas entre ellos a Lisboa y otras zonas de Portugal, había comentado anteriormente que la estación central de Copenhague tiene una curiosa particularidad a la que ahora me voy a referir con detalle. Cuando se construyó en 1847 se hizo de madera. Hay muchas estaciones de madera en el norte de Europa, todas ellas de pequeño tamaño y en localidades pequeñas, pero no era así el caso de Copenhague, ciudad por entonces de cierto tamaño.
El motivo de la construcción con ese material era de tipo estratégico: al estar situada fuera de las murallas defensivas la construcción en madera permitía poder prenderle fuego en caso de ataque exterior y que el edificio ardiendo sirviera de dique defensivo.