4 de febrero de 2013

Ronda: la difícil subida ferroviaria a la ciudad

Para un ingeniero inglés, acostumbrado a las colinas de su país, debió ser complicado diseñar la subida ferroviaria a Ronda en 1889. Había que pasar de unos 500 metros a más de 700 en apenas 2,5 km. Este fue el dilema que hubo de resolver William Thomson, ingeniero jefe de la Algeciras Gibraltar Railway Company. Para suerte suya contaba ya con un diseño previo efectuado por el ingeniero francés Carlos Lamiable, autor también de los proyectos de los ferrocarriles de Sevilla a Huelva y a la Minas de Río Tinto. En el mapa que antecede a estas líneas aparece el bucle ferroviario de Ronda donde el ferrocarril recorre 13 km entre los puntos marcados por la línea azul, con una diferencia de cota de 212 metros, cuando en línea recta sólo hay 2,5 km.



Ronda es una bellísima ciudad andaluza, en la provincia de Málaga, dividida en dos por un enorme tajo de 120 metros de profundidad y cuyas dos partes están unidas por sendos puentes, de los cuales el de más atrevido diseño (el "Puente Nuevo") es el que vemos en las fotos.

Ya conté en una entrada anterior del Blog cómo el proyectado ferrocarril Algeciras-Bobadilla ascendía suavemente por el Valle del Guadiaro. Pero en su camino estaba Ronda, situada en lo alto de un promontorio con escarpadas laderas hacia el inicio del valle. Los gibraltareños e ingleses que andaban por allí estaban enamorados de esa ciudad por su suave clima en verano, lejos de los calores y, sobre todo, de los vientos de Levante que menudean en esa zona del Estrecho de Gibraltar. Subir con el tren hasta arriba sería el gran desafío del proyecto.

El Archivo Histórico Ferroviario (AHF), que custodia la Fundación de los Ferrocarriles Españoles, guarda interesantes documentos relacionados con esa parte del proyecto: el replanteo de la variante de Ronda.


Reproduzco la parte más importante de ese trazado que revela las dudas acerca del camino que seguirían las vías para reducir al mínimo la lógica rampa por la diferencia de cota.

Quizá para los no acostumbrados a ver planos resulte más complicado interpretar los trazados del documento, pero el despliegue de líneas en torno a Arriate y a Ronda evidencian las distintas soluciones contempladas. Finalmente se construyó el ferrocarril con el trazado que se ve en el mapa al inicio y la rampa se distribuyó a lo largo de 13 kilómetros. Para los aficionados a las infraestructuras ferroviarias, diré que la rampa máxima del tramo es de 23 milésimas. La misma que existe en el duro Puerto de Pajares, entre Asturias y León. En el Cuadro de Velocidades Máximas referido a este línea, pueden verse con detalle las rampas del trazado, tanto en sentido Algeciras-Ronda como en sentido contrario desde Bobadilla, donde la rampa es aún algo superior en la zona de Almargen a Atalaya.




No es mi intención profundizar en demasiados aspectos técnicos ni históricos porque hay una abundante bibliografía sobre este importante capítulo de la historia del ferrocarril en España. Sólo quedan estos pequeños apuntes para evidenciar que subir hasta Ronda en la época de las locomotoras de vapor -no muy potentes por aquel entonces- era todo un reto técnico. Finalizado el ferrocarril y conectada Ronda con la línea de Málaga a Madrid, comenzó a afluir el turismo hacia esa ciudad, alguno de cuyos más eximios representantes fue el poeta alemán Rainer María Rilke que precisamente se alojó en 1912 en el Hotel Reina Victoria, construido por los ingleses para los ingenieros que atendieron la construcción del ferrocarril. Ya referí todo ello en otra entrada del Blog.

De algunos viajes realizados por esta línea entre Algeciras y Ronda en mi infancia, aún recuerdo las bocanadas de humo que soltaban aquellas locomotoras de vapor subiendo trabajosamente, y cómo el humo de las chimeneas inundaba el tren. Pasar de un coche a otro suponía salir a la intemperie pues eran vehículos de madera de tercera clase de aquellos que tenían un balconcillo entre coche y coche, donde además se situaba el aseo. Estar ahí suponía respirar humo del carbón que se quemaba abundantemente en la subida.

En la narración anterior nos habíamos quedado en el apartadero de La Indiana (500 m alt.), como punto de partida hacia Gaucín. Este va a ser ahora nuestro punto de partida hacia la estación de Ronda.



Este es el estado que presentaba la vía en 2008, antes de que se efectuara la gran renovación de estos últimos años. El cartelón con la "C" indicaba que estaba sin servicio y así sigue hoy día. Desde aquí hasta la siguiente estación -Arriate (616 m alt.), que tuvo la consideración de Apartadero-Cargadero- la vía sigue ascendiendo suavemente junto al río Guadalcabacín y pasa por debajo de la carretera A-374 Sevilla-Ronda, principal acceso a la ciudad.


A pesar de que la carretera tendrá que subir una rampa considerable, la línea férrea llegará a estar a mayor altura aún cuando aquella enfile la entrada a la ciudad.


En la parte más próxima a la estación de Arriate, tomé esta panorámica de gran parte de la curva, casi una circunferencia, que describe aquí la línea para poder seguir ganando altura (seleccionar la foto para verla en su totalidad).



Tras la restauración de que ha sido objeto ese apartadero -donde cada día paran los trenes de Media Distancia entre Algeciras y Granada- ha quedado con este coqueto aspecto. En alguno de mis viajes anteriores por esta zona me lo encontré en completa ruina. Hurgando entre los escombros de su interior, hallé abundante documentación ferroviaria que permitía recomponer su pasado de servicio al pequeño pueblo donde está situado, que actualmente cuenta con 4.121 habitantes (2012). Este lugar fue escenario en 1407 de una sangrienta batalla entre las tropas de Castilla y los musulmanes, donde éstos fueron derrotados.

Uno de los documentos que encontré y del que reproduzco la página correspondiente a 1955 es la relación de mercancías desembarcadas con identificación de su procedencia, peso y contenido.



Todo ellos son productos agrícolas excepto las 10 t de cemento en 200 sacos procedentes del puerto de Málaga, que debieron emplearse en alguna construcción de esos años.

Desgraciadamente no he podido localizar una estadística de viajeros subidos o bajados en tan pequeño lugar pero sí un dato referido a 1989 donde figuran los ingresos por venta de billetes en el despacho existente en la estación: 154.000 pesetas. Una minucia comparado con el de los ingresos de la estación de Ronda, que más adelante comentaremos.

Como en el resto de las estaciones de toda la línea, también el muelle de mercancías se ha restaurado y actualmente se utiliza como restaurante, con un nombre ciertamente ferroviario.

La pequeña estación y la localidad están unidas por un paseo arbolado cuya sombra se agradece en plena canícula porque el sol cae a plomo en el verano sobre estas tierras.




El último kilómetro en el acceso a Ronda, en el que la vía férrea culminará la diferencia de cota entre los 616 metros de Arriate y los 740 que tiene la estación rondeña, discurre por una estrecha y profunda trinchera, una herida en el paisaje próxima ya a las primeras casas de la ciudad.



Las viejas locomotoras de vapor llegaban ya aquí exhaustas a pesar de que en muchas ocasiones se las proveía de agua adicional en la aguada de La Indiana, cuyo depósito aún se conserva. Los trenes de viajeros necesitaban hasta cuatro horas y media para recorrer los 106 km desde Algeciras a Ronda, por lo que la parada en su estación era algo mayor que en el resto de las estaciones del trayecto. Y, en verano, el fresquito que se respiraba en sus andenes a determinadas horas, invitaba a estirar algo las piernas.




Desde esos andenes se ven las cumbres más altas de la Serranía, que refrescan notablemente las noches veraniegas y dan agua abundante a estos parajes.

El tráfico actual de trenes desde esa estación es muy diferente del que tuvo en los primeros años de la línea, cuando los habitantes de Gibraltar venía aquí huyendo de los vientos y calores del verano. El movimiento de mercancías también debió ser importante, tanto en Ronda como en el resto de la línea. Estos datos del libro "150 años del Ferrocarril en Andalucía" permiten ver cómo en la primera mitad del s. XX, los ingresos por km fueron superiores a los gastos durante bastantes años.


Mucho representó para Ronda su ferrocarril por el que luchó su población y su ayuntamiento. Por ello hoy día es posible ver planos de situación en el municipio donde la vía férrea aparece de forma destacada.


También fueron importantes los ingresos por venta de billetes, que 1989 eran en Ronda de 37.330.000 ptas., ocupando el primer lugar entre las localidades de la provincia con excepción de la capital y la estación de Fuengirola, por su tráfico de Cercanías.

Ahora, trenes de Larga Distancia (Madrid-Algeciras) y de Media Distancia (Granada-Algeciras) tienen parada en Ronda a donde también hay un tren procedente de Málaga que usan los turistas.

Pasear por Ronda es algo que ningún viajero debe obviar a lo largo de su vida. Aunque el puente sobre su Tajo le ha dado renombre, no debemos olvidar tampoco que su plaza de toros es una de las más antiguas de España y la única que tiene todos sus tendidos cubiertos.



La bravura del ganado de las diversas ganaderías que se asientan en toda esta comarca es conocida en los ruedos y deambulando junto a la plaza me pareció de pronto como si un morlaco hubiese escapado del albero y se dispusiera a saltar sobre los coches estacionados. Pero no era así, se trata del monumento al Toro de Lidia, "pilar de la fiesta, la cultura y la historia de un pueblo", como dice la inscripción que hay en su pedestal.



Las calles rondeñas, muchas de ellas orientadas para recibir sombra en las horas centrales del día, esperan recibir a la hora de la comida, en especial los fines de semana, los muchos turistas que se congregan allá procedentes de la Costa del Sol.


Y en sus plazas señoriales se puede sestear con el murmullo de las fuentes, como ésta dedicada a Andalucía, con una representación en estatua del escudo que adoptó la Comunidad Autónoma.

Toda una parte importante de la ciudad mira al gran cortado que es el Tajo y se configura como una atalaya desde la que se divisan muchos kilómetros del valle.


En los jardines que lindan con la gran pared vertical y también desde los del Parador Nacional o el Hotel Reina Victoria, miradores muy trabajados y con densa vegetación, invitan a la contemplación de la Serranía, de los cortijos diseminados en el paisaje e incluso de la subida de los trenes en la lejanía por la empinada línea. En el atardecer, no faltará a veces el sonido de una guitarra espontánea que funde las notas de sus cuerdas con la suave brisa del ambiente.


Crédito de la foto de la Plaza de Toros de Ronda: Mihael Grmek (Licencia Wikimedia Commons)

Bibliografía:

SIERRA DE CÓZAR, Pedro. "Ronda por su ferrocarril". CEDER, Ronda 2002. Ed. no venal. Puede obtenerse o consultarse en la Oficina de Turismo de Ronda.

VARIOS AUTORES. "150 años del ferrocarril en Andalucía", Consejería de Obras Públicas y Transporte, Junta de Andalucía. Sevilla, 2008. Dos tomos.

Más información

Web oficial de Turismo de Ronda