25 de septiembre de 2013

La Buda monumental, al otro lado del Danubio

En un pasado relato habíamos dejado al lector en Budapest, recién desembarcado del elevador de Buda y mirando el paisaje de Pest, que es Patrimonio de la Humanidad, desde la parte alta. Retomamos ahora el viaje para descubrir las maravillas que encierra esa parte de la capital húngara. Han pasado más de dos meses de aquella visita pero los recuerdos se agolpan en la mente y la magnificencia de los edificios adquieren vida de nuevo al contemplar las fotos del viaje.

Para quienes no hayan estado nunca en Budapest o desconozcan aspectos esenciales de su historia, debemos añadir que esta ciudad fue, junto con Viena, capital del Imperio Austrohúngaro hasta la Primera Guerra Mundial. En marzo de 1944 fue ocupada por las tropas alemanas de Hitler, que deportaron en masa a la mayor parte de los 119.000 judios que la habitaban. Esta ocupación no duró muchos meses porque al inicio de 1945 tropas rusas ocuparon Pest (la parte baja de la ciudad). Los nazis se retiraron no sin antes destruir los puentes del Danubio. Un mes después, las tropas rusas consiguieron atravesar el río y tomar Buda. Tamaña contienda ocasionó la destrucción de la mayor parte de la ciudad y unos 200.000 muertos. Budapest quedaría desde entonces en el bloque soviético hasta que en 1956 estalló la revolución húngara abortada con una nueva invasión militar soviética.

Los nuevos daños de esta revolución y muchos de los ocasionados durante la Segunda Guerra Mundial se comenzaron a reparar desde entonces, incluyendo la reconstrucción del famoso Puente de Isabel (Erzsébet hid) y la construcción de nuevas líneas de Metro para añadir a la línea 1, Patrimonio de la Humanidad.

El colapso de la Unión Soviética en 1991 transformó a Hungría en un país libre que se incorporó a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004.

Vista del Puente Isabel al atardecer, con Buda al fondo.

Antes de adentrarnos finalmente en las calles de Buda, querría referirme brevemente a un pequeño restaurante familiar situado a unos cien metros del elevador, cuya propietaria -la Sra Néni- conoció muy bien las vicisitudes de todos estos años y me las relató. Su restaurante, de  nombre "Marvelosa", está decorado con pinturas de su hija Agnes Balogh, titulada en el Reino Unido y en él se sirven a precio muy moderado los platos más típicos de la comida húngara.


Un rincón del restaurante "Marvelosa", que se asemeja al de una casa familiar

La dueña tuvo la gentileza de dedicarme uno de los dibujos de su hija e incluso pude fotografiarme con ella de recuerdo.

Una vez satisfechas las necesidades culinarias me encaminé al elevador y me dispuse a recorrer Buda. Y lo primero que salta a la vista es el castillo palacio de los reyes húngaros (Budavári Palota), convertido hoy en museo.


Por su elevada posición y el tamaño del edificio, el castillo-palacio de Buda es bien visible desde el otro lado del Danubio pues es el único punto desde donde se contempla en toda su elegancia.

Toda esta elegante zona monumental no vio sin embargo llegar a ella el ferrocarril cuando el 15 de julio de 1846 se completó la primera línea ferroviaria de Hungría: la que iba de Vác (a 35 km de Budapest) hasta Pest. Un antiguo grabado de la época nos transporta el momento inaugural.


Pero si a Buda no pudo llegar inicialmente el ferrocarril, sí se le puso su nombre a una de las tres locomotoras inaugurales, siendo el nombre de las otras dos "Vác" y "Pest". La primitiva estación estuvo situada en el lugar que ahora ocupa la de Nyugati. Unos años más tarde, en 1861, llegó por fin el ferrocarril a Buda edificándose la estación terminal de Déli. Durante la Segunda Guerra Mundial quedó totalmente destruida y ya no se reedificaría totalmente hasta 1975, en estilo muy moderno. Está situada a poca distancia del castillo. También el Metro de Budapest atraviesa el Danubio y penetra en Buda con la línea M2. En el futuro también con la M4, en proyecto. Un plano detallado de la red futura del Metro de Budapest podemos verlo en este enlace.



La iluminación nocturna realza considerablemente el conjunto monumental de Buda, en el que estatuas y fuentes compiten para adornar plazas y lugares de especial interés.








Quizá la parte más interesante de Buda -dejando a un lado el castillo-palacio- sea la situada algo más hacia el norte. Para situarnos mejor reproduzco el grabado que hay en diversas zonas de Buda.


La parte izquierda correspondería al Norte estando el Danubio del lado superior del croquis.

La torre más elevada corresponde al Mátyás templom que podemos ver en detalle en las fotos siguientes.

El tejado está decorado exteriormente con cerámicas policromadas lo que le da un bello aspecto junto al blanco de las fachadas. Esta policromía se extiende también a todo el interior del templo.


Toda esta zona de Buda está amurallada a gran altura sobre el Danubio y en la plaza aledaña a la iglesia de Matías se yergue la estatua ecuestre del rey San Esteban I de Hungría que reinó entre 1000 y 1038 como primer rey de Hungría.

Las vistas desde ese lugar hacia Pest sobre el Danubio son de gran belleza, así como el resto de la fortaleza.



También en Buda está el palacio presidencial de Hungría cuyo relevo de la guardia concentra a centenares de turistas.


Pasear por todo el conjunto urbano de Buda nos llevará a bellos rincones de ciudad medieval, como el de esta foto.


Un considerable número de restaurantes y tiendas de recuerdos para los turistas satisfacen todos los deseos de los más de dos millones de personas que anualmente pasean por sus calles.


Pero en uno de esos lugares, el turista procedente de España se puede mostrar sorprendido con el cartel que vemos aquí: se trata nada menos que del Museo del mazapán que, aunque traído por los árabes a España, llegó a diversos países de Europa, entre ellos Hungría. Una iniciativa la de este museo que deberían copiar en Toledo.

Y tras degustar el excelente mazapán de ese lugar, emprendimos el regreso a Pest utilizando el elevador en sentido inverso.