5 de agosto de 2013

Helsinki: las solemnes estatuas de la estación central se van de vacaciones


Es difícil encontrar unas estatuas en el mundo ferroviario más parodiadas que las que flanquean la entrada principal de la estación central de Helsinki. Cuando el arquitecto Eliel Saarinen diseñó la actual estación en 1909 se invitó al escultor finés Emil Wikstrom para que realizara unas estatuas que adornasen la sobria fachada. Y a cada lado de la puerta principal colocó unas enormes estatuas de corte mitológico a las que llamó los "portadores de antorchas", pues llevan cada una de ellas un enorme farol en las manos que luce por la noche. Hasta ahí todo normal, pero al llegar esta tarde a Helsinki me dirigí rápidamente hacia la fachada y ví un andamiaje cubierto que las tapaba completamente, con unos carteles que narran el motivo de la ausencia: se han ido de vacaciones en tren a alguna parte de Finlandia.




Así se veía el hueco de las estatuas a la derecha de la entrada. Sobre el telón que cubre el andamio han pintado una de ellas con varias faroles amontonados en las manos y debajo el cartel en finlandés que explica el motivo de la extraña "ausencia". De lo que puedan estar haciendo en sus vacaciones da cuenta el cartel situado en el pie del otro par de estatuas, pero en un país donde lo que no son bosques son lagos no resulta raro lo que vemos.



En realidad las están restaurando y la guasa con la que se trata aquí a esas esculturas tan solemnes ha motivado la divertida explicación.

Quizá a los industriosos habitantes de Helsinki les ha parecido siempre que sólo portar una antorcha era demasiado poco trabajo para tan enormes colosos. Por eso hace ya tiempo que en el parque de atracciones Linnanmäki, de Helsinki, les buscaron una ocupación muy ferroviaria y están soportando un tramo del tren monorrail que recorre el parque.


Algo que no parece ser muy del agrado de esos personajes por la cara de indignación que tienen, en especial el de la derecha.


El edificio de la estación central de Helsinki es de corte modernista, todo él construido en granito de color rosáceo y en su interior posee estancias también modernistas de diseño muy sobrio y elegante, como el de la zona de taquillas.


Por cierto que a la salida de esa sala, los viajeros se encuentran estos carteles y un soporte con varios pulsadores con los que puede manifestarse el nivel de satisfacción que les merece el trato dispensado en ese lugar por el personal de los ferrocarriles.


No sé yo qué nota podría obtenerse si se coloca ese mismo artilugio en alguna de nuestras estaciones.

De Croacia a Helsinki

Hace una semana escribía la entrada anterior del Blog desde Zagreb y, dentro del viaje ferroviario de este verano, había pensado también en huir de los calores de los Balcanes y subir a Finlandia para llegar en tren hasta Laponia. Cuando el viaje incluye pasar fugazmente por España han sido precisos 3 aviones y cuatro trenes para completar el trayecto. El vuelo Barcelona-Helsinki me dejaba a primera hora de la tarde en el aeropuerto de Vantaa, a 20 minutos en autobús del centro de Helsinki. Lleno iba el susodicho aparato con viajeros que, muchos de ellos, enlazaban con otros vuelos, como el de un periodista barcelonés, compañero de asiento, que se trasladaba a Bangkok. Pero los cuatro trenes que he utilizado -todos ellos en España- iban completos también. 

Y ya en la capital de Finlandia me faltó tiempo para dejarme caer por su estación. Y la visita no ha podido ser más oportuna porque en su larga vía 8 estaba estacionado y a punto de partir el expreso "Tolstoi" Helsinki-Moscú que rendirá viaje mañana a las 8:25 en la capital rusa. Larguísimo tren de 14 coches, casi todos ellos de plazas acostadas, a cuyo frente iba esta locomotora eléctrica de la operadora estatal VR con 40 años de vida.


La serie más larga de locomotoras de VR (112 unidades, de las que todas menos dos fueron construidas en Rusia) ya tiene la nueva librea corporativa de la operadora en tonos verdes y blancos. El tamaño del tren era tal que el vestíbulo de la estación se ve muy lejos.


Tras la locomotora, esa composición que circula a diario, lleva un furgón para los equipajes de los viajeros que no quepan en sus coches. Ese tren y los "Allegro" hacia San Petersburgo son, de momento, los únicos trenes que pasan la frontera con Rusia. La ventaja de poseer Finlandia el ancho ruso de vías facilita ese trayecto pues no se requiere transbordo.



Como el trayecto hacia Moscú exige necesariamente pasar por San Petersburgo, en uno de los coches figuraban en ruso con letras muy destacadas los nombres de ambas ciudades.

No sé en qué tren de los muchos que he visto y fotografiado en la estación se habrán marchado los "portadores de antorchas" pero trataré de "averiguarlo" en los próximos días. Seguro que muchos abuelos de los que se acercan con sus nietos a la estación para visitar la pequeña maqueta les harán también el mismo acertijo.

En el frontal de la maqueta aparece el número 150 pues fue el pasado año cuando se conmemoró el sesquicentenario del ferrocarril en Finlandia.

A lo largo de estos días tendré ocasión de narrar algunos detalles del ferrocarril finlandés y también otros de la vida de este país nórdico trufado de lagos.