9 de julio de 2015

El puente ferroviario sobre el Forth, en Edimburgo, Patrimonio de la Humanidad


El Comité de la Unesco, reunido en Bonn del 28 de junio al 8 de julio de 2015 ha incluido el puente ferroviario sobre el estuario del Forth, en Edimburgo, en la relación de lugares Patrimonio de la Humanidad. La noticia tiene una gran importancia porque entre los 1.031 lugares y monumentos que integran la lista completa, sólo cuatro de ellos son de carácter ferroviario. Además, en noviembre de 2013 tuvimos ocasión de visitar ese puente e incluso pasar en tren sobre él en un par de ocasiones. Dejamos constancia gráfica y literaria de ello en el Blog por lo que, aparte de recordarlo, queremos hoy referirnos a todos esos lugares en los que el ferrocarril ha pasado a ser Patrimonio de la Humanidad.

Los criterios de la Unesco para que algo pase a ser Patrimonio de la Humanidad son muy exigentes. En primer lugar debe tratarse de una obra maestra del genio creativo de los hombres, que exhiba un importante intercambio de valores humanos en un área concreta o un periodo histórico. Puede tratarse de un elemento que ejemplifique la evolución de la arquitectura, la tecnología, las artes monumentales, la planificación urbana o el diseño del paisaje. Todo ello, junto a otros criterios conexos que incluyen también un buen nivel de conservación.

Todos estos criterios confluyen en el citado puente que desde estos días pasa a ser Patrimonio de todos.




A media mañana del 26 de noviembre de 2013 nos habíamos apeado de un tren de los Ferrocarriles de Escocia en la estación de Dalmeny, en las cercanías de Edimburgo, dispuestos contemplar este espectacular puente. La vista desde la estación no permite apreciarlo en su integridad porque el viajero está en la misma dirección que el eje de la vía. Es preciso caminar poco más de medio kilómetro hasta la población de Queensferry y aunque el día estaba algo lluvioso mereció la pena por ver una obra de ingeniería excepcional.


Desde el paseo hasta el muelle de Queensferry el puente se va viendo entre las casas en toda su majestuosidad, integrado plenamente en el paisaje.


La estructura metálica del puente tiene el aspecto de gigantescos nervios que se abren hacia arriba desde los apoyos inferiores (Foto Historic Scotland / Duncan Peet / Unesco)

En la ficha de la Unesco que acompaña a su inclusión en la lista, se indica que se trata del puente más largo del mundo en estructura de voladizos. Se inauguró en 1890 -continúa- y aún hoy día sigue en uso para el tráfico de trenes de viajeros y de mercancías. "Innovador por su estilo, materiales y tamaño, el puente sobre el Forth es un hito importante en el diseño y construcción de puentes, en una época en la que el ferrocarril llegó a dominar los viajes de larga distancia", concluye la Unesco.

En la entrada del Blog que escribimos entonces, incluimos muchos datos sobre su construcción que no vamos a reiterar ahora. Basta leer el texto enlazado y los amantes de los viajes en tren encontrarán una descripción completa de lo que ese puente fue y sigue siendo para los ferrocarriles de Escocia.

Sólo cabe alegrarnos porque lo que hasta ahora era Patrimonio de una ciudad, haya pasado a serlo de toda la Humanidad.

Los otros lugares ferroviarios Patrimonio de la Humanidad

Decíamos que pocos son los elementos ligados al ferrocarril que la Unesco ha incluido anteriormente en su lista. Por ello merece la pena mencionarlos para que nuestros lectores, muchos de ellos también viajeros ferroviarios, los conozcan y, si les es posible, los visiten.

Por orden de inclusión en el catálogo está el Ferrocarril de Semmering (Austria), construido entre 1848 y 1854 en una zona montañosa, con un extensión de 41 km. Este ferrocarril es una de las mayores proezas de la ingeniería civil en los primeros tiempos de la construcción de vías férreas. Fotos detalladas en este enlace.


Viaducto del Ferrocarril de Semmering (Foto Amos Chapple / Unesco)

Esta línea de ferrocarril, actualmente electrificada,  sigue prestando servicio dentro de la red ferroviaria de Austria. Una descripción técnica detallada puede leerse en esta ficha de la Unesco.

Los siguientes ferrocarriles en pasar a ser Patrimonio de la Humanidad fueron los tres de montaña de la India, incluidos en la lista en 1999: el de Daarjeling (Himalaya), de 78 km, abierto en 1881; el de los Montes Nilgiri (Estado de Tamil Nadú), ferrocarril de cremallera de ancho métrico de 46 km de longitud, construido entre 1891 y 1908 y el de Kalka Shimla, de 96 km. Su trazado salva un desnivel de 1.877 metros. Actualmente siguen en funcionamiento. Ficha técnica detallada de estos ferrocarriles en la web de la Unesco.


Ferrocarril de las montañas de la India (Foto Ana Draskovic (Unesco)

Por último, dos líneas ferroviarias de Suiza también son Patrimonio de la Humanidad. Se trata de los ferrocarriles réticos de los ríos Albula y Bernina, que cruzan los Alpes suizos. Inaugurada en 1904, la línea férrea del Albula tiene 67 km de longitud y en su trazado hay 42 túneles y 144 viaductos. La línea del Bernina tiene 61 km de longitud, 13 túneles y 52 viaductos.


Viaducto en el Ferrocarril del Bernina (Foto P. Donatsch / Unesco)

Muchas líneas ferroviarias en el mundo tienen trazados y parajes comparables a las que ya han sido incluidas en la lista de Patrimonio de la Humanidad. Quizá el escaso número de las que ahí figuran obedezca a que no han sido promovidas para ello. La construcción de los ferrocarriles en el siglo XIX, con la dificultad de horadar trazados casi imposibles o sortear accidentes geográficos como el del estuario del Forth, con medios técnicos muy inferiores a los actuales, muestra hoy día lo que los ingenieros de entonces debieron cavilar para llevarlos a cabo. Esperemos que la Unesco, en las próximas reuniones de su Comité siga incrementando esta relación con nuevos trazados ferroviarios. (MAM)