25 de noviembre de 2013

Edimburgo: una gran estación bajo dos puentes con mucha historia


Edimburgo es una ciudad que sorprende al visitante y también al viajero ferroviario. Su ciudad vieja, declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, tiene como centro su celebre castillo que ocupa la parte más alta de lo que aquí se llama "crag and tail" (cresta y cola). Pero aún sin subir a la ciudad vieja, el entorno de la estación Waverley ya ofrece suficientes atractivos para el viajero como para dedicarle aquí un largo comentario. Y esto que vemos en la foto es la estación ferroviaria situada en una vaguada entre la ciudad vieja y la nueva, bajo dos puentes con mucha historia, uno de los cuales ha dado nombre a la estación.

El 2 de febrero de 1842 se puso en servicio en Escocia la línea ferroviaria entre Glasgow y Edimburgo, Pocos años más tarde, el 15 de febrero de 1848, la Compañía del Ferrocarril de Caledonia ponía en servicio la línea principal cuyo destino era también Edimburgo y situaba su estación en la Princes Street. Esos terrenos habían sido ocupados anteriormente por un lago, que fue desecado, y en el lugar se construyeron unos jardines. La Caledonian Railway, años más tarde, construyó para alojamiento de los viajeros este lujoso hotel que vemos debajo, que aún sigue funcionando aunque la estación ferroviaria fuera demolida.


Todos los servicios ferroviarios acabaron concentrados en el punto situado bajo el puente de Norte y el de Waverley, denominado así en honor al personaje central de la novela del mismo nombre, escrita en 1814, por Walter Scott, que narra la lucha entre ingleses y escoceses en el siglo XVIII.

Monumento a Walter Scott en los jardines de Princes Street muy cerca de la estación Waverley

La compañía del Norte, que construyó la estación de Waverley, aprovechó toda la vaguada existente entre la parte vieja de la ciudad y los barrios situados ya al norte, al otro lado de los jardines. La superficie es tan grande que ha resultado la segunda más importante estación británica en superficie. Para entonces ya los dos puentes comunicaban ambas partes de la ciudad. El más elevado y de líneas más atrevidas tiene una historia más dilatada pues data de la segunda mitad del siglo XVIII y su porte viene recogida en este grabado de la época.


La diferencia de cota del viario entre ambas partes de la ciudad obligó a que el puente se hiciera en cuesta, lo que ocasionó no pocos problemas en su construcción hasta tal punto de que el puente colapsó y debió reconstruirse. El puente actual, que podemos ver en la primera fotografía de la entrada, no es el primitivo ya que a finales del siglo XIX, cuando ya la estación Waverley se encontraba en funcionamiento, fue construido de nueva planta.

La compañía ferroviaria del Norte no quiso ser menos que la Caledonian y construyó junto a la estación ferroviaria un lujoso hotel, que hoy día se llama Balmoral, y que es la única fachada visible de la estación ferroviaria ya que vías, andenes y marquesinas se encuentran a cota inferior que las calles aledañas.

Este es el aspecto actual del puente del Norte, sobre las vías de la estación. Al otro lado el hotel Balmoral, que vemos con más detalle en las fotos siguientes.



Aspecto diurno y nocturno del hotel y de la estación tomado desde la habitación del hotel donde me alojo. Este hotel tiene muchas curiosidades y una historia dilatada que llega hasta nuestros días. Algo que choca a la gente que trata de poner en hora su reloj mirando al situado en su torre es que el del hotel se encuentra adelantado, en concreto hoy tenía un adelanto de 5'. No es un problema de fallo de la maquinaria: es que la compañía ferroviaria pensó que era mejor tener adelantado el reloj en relación con la hora oficial de salida de los trenes para que los viajeros no los perdieran y así se ha quedado hasta nuestros días.

El edificio, de estilo victoriano, está también relacionado con la literatura pues ahí se han escrito capítulos de obras importantes, entre ellos el más reciente, el final de la obra "Harry Potter y las reliquias de la muerte" por parte de su autora JK Rowling.

Bajar a los andenes de la estación es encontrarse con un lugar donde en este año pasarán 23 millones de viajeros.








Estas son algunas fotos de la estación y algunos de los trenes que a ella llegan o que por ella pasan. Pero volvamos a la superficie y en ella, la joya de Edimburgo es su castillo que aquí vemos fotografiado anoche, con su iluminación nocturna, y esta mañana mientras tomaba el desayuno.




Aparece ligeramente iluminado con las luces del sol en el amanecer dentro del panorama general de la ciudad vieja. El ferrocarril debía llegar hasta la estación Waverley entrando por un estrecho corredor limitado en el lado sur por el promontorio donde se alza el castillo y por el norte por los jardines de Princes Street.


En esta fotografía vemos, a la derecha el talud del peñasco donde está situado el castillo y, a la izquierda las ramas de los árboles del parque. Por ahí entran las cuatro vías que se dirigen a la estación.


Avanzando algo más por el parque vemos que esas vías entran en 3 túneles, cuya salida está al otro lado del edificio que vemos entre las ramas. Precisamente desde el lateral de ese edificio está tomada la foto del inicio de la entrada. 


Desde los andenes de la estación la vista es mucho más expresiva. ¿Qué hay ahí? Nada menos que la Scottish National Gallery, importante museo de pintura y escultura.

El edifico está construido exactamente encima de los tres túneles ferroviarios. Precisamente en la planta sótano hay una maqueta en la que se ve el edificio, junto con otro adyacente, y la posición de los túneles, de los cuales el central es de doble vía y los laterales de vía única.


El edificio principal, que encierra la colección pictórica, es el situado a la izquierda, del que sólo vemos una parte, mientras el de la derecha es el de exposiciones temporales.

La galería principal, que aquí vemos en la foto, es perpendicular a los túneles del ferrocarril y desde ese punto punto es posible sentir levemente el paso de los trenes.


Pero aún hay un detalle adicional: hasta febrero de 2014, la Galería Tate de Londres ha dejado en préstamo a este Museo de Edimburgo, la famosa estatua "El Beso", de Rodin. Pues bien, tan eternecedora imagen de amor, la han situado exactamente encima de los túneles del ferrocarril y allí la hemos encontrado esta mañana.


Tan enfrascados están que no parece importarles el tráfico de trenes que hay bajos sus pies, pero los visitantes lo sienten levemente en el silencio de las salas de la Galería.

Arte, arquitectura, historia, ferrocarril... todo ello unido en un día gélido pero con el cielo limpio en la capital de Escocia. (MAM).