20 de octubre de 2012

Pancorbo: evocación ante un cuadro de Regoyos


El sábado de la pasada semana visitaba el Museu Nacional d'Art de Catalunya acompañando a un alumno de Máster que, por su otra Licenciatura en Historia, posee amplios conocimientos de la pintura española. Aunque en ocasiones había visitado ese Museo, sólo me había detenido en las secciones de arte románico y gótico. Por eso no había visto el espléndido cuadro de Darío de Rogoyos, pintado en 1901, que figura en la sección de arte moderno. Como puede verse en el lienzo al óleo, se representa el paso de un tren con locomotora de vapor por el Desfiladero de Pancorbo. Junto al cuadro figura su título: "Pancorbo, el tren que pasa".

La mera contemplación del óleo me trajo a la memoria un viaje en primavera, allá por los años 60 del pasado siglo, cuando de paso hacia Francia, una nevada detuvo nuestro tren expreso en plena madrugada muy cerca de ese paso montañoso.

España es un país lleno de montañas y los trazados ferroviarios desde el centro a la periferia deben enfrentarse a esa realidad a base de horadar túneles, construirse puentes y hacer de nuestra red ferroviaria uno de las más complejas de Europa desde el punto de vista de su explotación.

Si la creciente red de alta velocidad ha vencido ya Despeñaperros, los altos de Guadalajara, el sistema Central con un larguísimo túnel, las estribaciones malagueñas de la Penibética, la cadena litoral catalana, el Puerto de Pajares, etc., aún Pancorbo sigue siendo el mismo obstáculo que cuando en 1862 fue horadado por el trazado ferroviario, camino de la frontera francesa.


Esta vieja postal de 1930 recoge la vista del puente de sillería con tres tramos y 53 metros de longitud entre dos túneles, situado a algo más de 1 km del lugar que recoge el cuadro de Regoyos. Ese puente, bajo el cual pasa la carretera nacional I de Madrid a Francia, es un sitio predilecto para fotografiar composiciones ferroviarias por parte de los aficionados a los trenes. En esta página de la web de la Asociación Burgalesa de Amigos del Ferrocarril tenemos una excelente recopilación de algunas muy notables hechas por Álvaro Fernández Porras.

Ese lugar ha sido en diversas épocas escenario de cruentas batallas. En el año 816 musulmanes y franceses pugnaron por su control, que acabó cayendo en manos de las tropas del Emirato de Córdoba. Casi mil años más tarde, en 1808, serían también las tropas  francesas de Napoleón las que lo cruzaran tras derrotar al Ejército de Galicia. La construcción del ferrocarril allanó la comunicación entre Vitoria y la Meseta por ese lugar. La mejora del material ferroviario ha ido poco a poco haciendo que tan difícil paso, cuya altitud es sólo de 634 metros, se recorra casi sin apenas darse cuenta el viajero.

Un proyecto de línea de alta velocidad que unirá Burgos y Vitoria plantea la construcción de un túnel más largo que los actuales apto para velocidades hasta 300 km/h. El horizonte temporal de esa construcción es, no obstante, bastante incierto. Quizá para entonces la nieve ya no será tanto obstáculo como aquella noche en la que, bloqueados por el blanco elemento, la locomotora de vapor que remolcaba nuestro expreso quedó paralizada e inmóvil y los viajeros ateridos hasta que vino a rescatarnos una brigada de vías y obras de Renfe.

Casi había olvidado ese viaje hasta que el cuadro de Regoyos me lo devolvió a la memoria. Sentí ante él frío y angustia, como si la nieve aún me rodeara como entonces. Sólo los comentarios de mi alumno me sacaron del sueño y continuamos nuestra visita al Museo.