23 de mayo de 2012

Grandes proyectos ferroviarios internacionales (III): Ferrocarril transcontinental Rusia-América


La idea de la red ferroviaria mundial que permita comunicar los continentes por tren es algo que ha rondado por las cabezas de muchos desde que Julio Verne publicó en 1873 su famosa novela "La vuelta al mundo en 80 días".

Efectivamente, su protagonista Phileas Fogg utilizó el ferrocarril en varias de las etapas del trayecto. Así usó el tren en estas concretas etapas:

- Entre Londres y Brindisi, salvo el paso por el Canal de la Mancha que tuvo que hacer en barco.
- De Bombay a Kholby.
- De Kholby a Allahabad.
- De Allahabad a Benarés y luego a Calcuta.
- De San Francisco de California a Kearney.
- De Omaha a Chicago y desde Chicago a Nueva York.
- De Queenstown a Dublín, y
- De Liverpool a Londres.

Era entonces una época en la que el ferrocarril no estaba tan desarrollado como ahora y la construcción de nuevas líneas le habría permitido añadir algunos trayectos más, dependiendo de la ruta que siguiera.

Incluso ya en estos momentos es factible ir en tren desde Algeciras -al sur de España- hasta Vladivostok -en la costa rusa del Oceáno Pacífico- cambiando de tren sólo 3 veces a lo largo del recorrido: en Madrid, París y Moscú.

La conexión entre países y continentes se ve en ocasiones interrumpida por el mar, pero la construcción de grandes túneles ferroviarios bajo el lecho marino ha abierto al tren trayectos que anteriormente sólo podían realizarse en barco. Así están en servicio los túneles del Canal de la Mancha, de 50,5 km, que une por tren el Reino Unido y Francia o el túnel Seikan, de 53 km, que une las islas japonesas de Honshu y Hokkaido. Está en construcción avanzada el túnel de 13,6 km bajo el estrecho del Mar de Mármara, que unirá la Turquía europea con la asiática. En proyecto avanzado está el túnel de 18 km bajo el estrecho de Fehmarn que unirá Alemania con Dinamarca. Y en una fase más atrasada está el proyecto de túnel ferroviario bajo el Estrecho de Gibraltar, que tendrá unos 40 km, y unirá Europa y África.

Pero en estos últimos años, se ha avanzado notablemente, por empuje de Rusia, en el proyecto de túnel en el estrecho de Bering para unir Rusia y Alaska por ferrocarril.

Equipos de ingenieros rusos y americanos trabajan ya desde hace tiempo en el proyecto de ese túnel, cuya longitud superaría los 100 km y que permitiría integrar las redes ferroviarias actuales y las futuras -es preciso construir grandes tramos en Rusia y en Alaska para llegar hasta el futuro túnel- en una gran red mundial que uniría varios continentes desde Europa hasta América del Sur.

Se han hecho ya bocetos más o menos fantasiosos de cómo sería el tráfico de trenes por semejante túnel, entre los cuales está éste.

Ahí se ve un tren canadiense de viajeros y un mercantes norteamericano entrando en el túnel mientras que sale un mercante remolcado por una locomotora rusa.

Las fechas para el inicio de la construcción son todavía inciertas ya que antes hay que resolver no pocos problemas relacionados con las características del subsuelo marino y también de las condiciones climatológicas de esta parte del Globo, entre las que la más importante es el fenómeno denominado "permafrost" que consiste en la congelación de capas superficiales del subsuelo, lo que deriva en dificultades de asentamiento de infraestructuras.

El túnel -que tendría doble tubo- se aprovecharía también para la instalación de gasoductos y oleoductos. En la parte intermedia del estrecho de Bering se encuentra el archipiélago de las islas Diomedes (ver croquis superior), en el que se situarían salidas de emergencia y de ventilación.

Pero un problema adicional no pequeño es que, además del túnel, hay que construir miles de kilómetros de vías férreas, tanto en suelo ruso como americano, para llegar hasta él. En el lado de Rusia ya se encuentran trabajando en ese desarrollo ferroviario y el pasado mes de noviembre se inauguró la conexión entre el Transiberiano, en Skovorodino, y la capital de Yakusia, Yakutsk. Pero aún quedarían por construir casi 4.000 km para llegar hasta el punto de unión con el futuro túnel.

La red rusa y su conexión con la Europea quedaría de esta forma.

Hay que destacar que en estos momentos la ruta del Transiberiano se está utilizando de forma intensiva por trenes mercantes alemanes que en 23 días llevan contenedores con piezas para fabricar coches BMW en China. Desde el pasado mes de noviembre más de 200 trenes han utilizado esa ruta de casi 11.000 km, que presenta ventajas frente al transporte marítimo. Esos trenes simultanean su trayecto con los de viajeros que usan la ruta entre Moscú y la costa del Pacífico o China y Mongolia.

Del lado de Alaska y Canadá el problema es también grande ya que hay que construir miles de kilómetros de vía férrea, como se ve en esta croquis, donde las líneas dentadas son los ferrocarriles existentes y las líneas restantes lo que habría que construir.


Existe también el problema añadido del distinto ancho de las vías rusas y las del continente americano lo que obligaría a las instalación de cambiadores de ancho, algo en lo que España tiene una gran experiencia.

El desarrollo del proyecto, que cuenta ya con una Web oficial, se va a encomendar a un consorcio internacional de empresas privadas que se lucrarían con los derechos de tránsito de los trenes y de los productos a exportar por tubería. Aún pasarán años antes de que esté terminado pero ya se han puesto las bases de algo que acortaría notablemente un hipotético nuevo viaje de Phileas Fogg.